Los recubrimientos ecológicos de Citrosol acaban de recibir el sello Vegan, otorgado por la European Vegetarian Union, V-Label. EU, lo que significa que son considerados aptos para este tipo de consumidores. Además, estas nuevas soluciones reducen los manchados por daños por frío de los cítricos en los envíos frigoríficos.

Citrosol reunió a cerca de trescientos profesionales del sector en una webinar titulada ‘Relevancia de los manchados por frío en los envíos y frigoconservación de cítricos. Avances en su control’. Durante el seminario virtual, el CEO de Citrosol, Jorge Bretó, presentó la estrategia de la compañía a través de la línea de recubrimientos CI-CONTROL, donde destacan las formulaciones Plantseal® y Plantseal® Shine-free, y además anunció que habían recibido el sello vegano, que se suma a la certificación ecológica.

El responsable de la compañía valenciana especialista en soluciones poscosecha mostró diferentes ensayos que avalan la eficacia en el control de los manchados por ‘daño por frío’ de los distintos recubrimientos que componen la línea CI-CONTROL, con porcentajes muy altos de eficacia. “Se puede eliminar el tiabendazol de la cera y conseguir muy buenos resultados en el control de daños por frío con nuestros formulados. Esto supone una ventaja competitiva importante en esos mercados que exigen reducción en el uso de materias activas”, precisó Bretó.

La gama CI-CONTROL se compone de distintos recubrimientos Citrosol Sunseal® UE y Sunseal® Extra UE, Plantseal® y Plantseal® Shine-free, Citrosol A y AK Camara UE o Citrosol AK UE y AK UE extra. Con estos recubrimientos hay menos envejecimiento en la fruta y se mejora tanto el control de la pérdida de peso como el control del daño por frío, lo que reduce las mermas y desperdicio e incrementa notablemente la vida comercial de los cítricos.

Plantseal® y Plantseal® Shine-free otorgan un brillo natural y, en el segundo caso, la presencia del recubrimiento es casi imperceptible, muy similar a una fruta no encerada. Ambos formulados de ceras vegetales consiguen un control de la pérdida de peso muy superior a otros recubrimientos. No ocasionan mal sabor, a diferencia de aquellos que son demasiado impermeables al oxígeno, causando malos sabores o ennegrecimientos de la pulpa.

La intervención de Jorge Bretó fue precedida por la de Lorenzo Zacarías, investigador del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA), que describió una amplia casuística en el origen de las alteraciones fisiológicas durante la poscosecha de los cítricos. “El mismo genotípo ante diferentes condiciones climáticas se comporta de forma distinta”, aseguró.

Para explicar el factor genético, Zacarías mostró los ensayos de diferentes variedades de mandarinas y su distinto nivel de sensibilidad a los daños por frío. El análisis lo completó con elementos ambientales, tales como la exposición al sol, al viento o las oscilaciones térmicas, añadiendo cuestiones culturales y de manejo agronómico, como la poda de los árboles. “Por ejemplo, tapar los frutos en el campo incrementa la tolerancia a los daños por frío”, afirmó.

Para evitar manchados relacionados con el estrés hídrico, que en ocasiones son confundidos con síntomas de daños por frío, el ponente del IATA recomendó evitar la recolección de variedades susceptibles después de días secos o de viento en los que se hubiese producido deshidratación del fruto. También recomendó evitar las condiciones poscosecha en las que se favorezca la deshidratación, así como los cambios bruscos en la humedad relativa ambiental (de baja a alta) y mantener el estado hídrico de los frutos después de la cosecha.

Finalmente, hizo hincapié en un manejo poscosecha cuidadoso, intentando acondicionar progresivamente los frutos para evitar o minimizar los cambios en el estado hídrico, al menos en las partidas que se sospeche pueden ser más susceptibles a este tipo de manchados.