CONTROL DE MALAS HIERBAS EN CULTIVOS LEÑOSOS

Los herbicidas utilizables pertenecen a tres grupos:

Persistentes, que se aplican al suelo para ser absorbidos por las raíces o coleóptilos de las hierbas en germinación. Suelen permanecer largo tiempo en el suelo, necesitan humedad para su actuación y han de aplicarse con el suelo desnudo.

¡Cuidado con las dosis!. Emplear las dosis mínimas recomendadas. Si se sobredosifica y siguen lluvias abundantes puede dañarse el cultivo y se puede provocar la contaminación de los acuíferos.

La aplicación de herbicidas persistentes o de su mezcla con foliares deberá hacerse, en su caso, cuando las plantas de cultivo tengan más de cuatro años.

Foliares, que han de ser aplicados sobre las partes verdes de las malas hierbas, pudiendo tener efecto sistémico (lento y penetrante) o de contacto (rápido y superficial) por lo que su aplicación deber ser dirigida sin mojar las partes verdes del cultivo. Deben de ser empleados en invierno, 4-6 semanas antes de la floración, o como complemento a un tratamiento con herbicidas residuales en primavera o verano. No conviene tratar inmediatamente después de la poda de la vid.

Y mezclas de foliares y persistentes, que reúnen las características de los dos grupos, por tanto, su aplicación debe ser dirigida contra las malas hierbas, necesitando humedad en el suelo. Su época de aplicación es al comienzo de la primavera. Comprobar si se puede aplicar o no sobre aceituna caída para recolectar.

En los cultivos leñosos existen poblaciones de coniza y vallico resistentes a glifosato en algunas zonas de España.Para reducir el riesgo de aparición de poblaciones resistentes se recomienda evitar el uso continuado del mismo herbicida o de herbicidas que tengan el mismo modo de acción (por ejemplo: ciclodim y cletodim, etc.), por lo que no se aconseja tratar más de 2 años seguidos con herbicidas que respondan al mismo indicativo, especialmente con los grupos que tienen más riesgo de producir resistencias, y alternar con métodos no químicos (labores, siegas, etc.). Insistimos en la necesidad de extremar las precauciones para evitar la aparición de resistencias.

En frutales, en general, se puede afirmar que la técnica de control de malas hierbas que reúne mayor número de ventajas es mantener las entrelíneas o calles con hierba natural o sembrada, a la que se le dan cortes periódicos, y mantener la banda, a lo largo de la fila de los árboles, totalmente limpia a base de herbicidas o labores durante todo el año.

Para evitar que los insectos polinizadores acudan a las flores de las malas hierbas en vez de polinizar las flores de los frutales, se deberá realizar un corte poco antes de la floración de los frutales. Pasada ésta, sería recomendable segar alternativamente la mitad de la calle para ofrecer refugio a los depredadores de los ácaros y otra fauna útil.

En el caso de la vid, la reducción de las labores es técnicamente recomendable, especialmente en los viñedos más fértiles y productivos. En los secanos áridos es conveniente aplicar una técnica mixta que mejore la estrategia de captación del agua de lluvia en el suelo. Ello implica una labor superficial previa de las precipitaciones de otoño y primavera y un tratamiento herbicida posterior.

En los suelos muy pedregosos, sin pendiente, es muy positivo el no laboreo total. En los suelos con pendiente se recomienda aplicar los métodos mixtos de mínimo laboreo y cubierta vegetal permanente en regadío, o invernal en secano, para reducir la escorrentía y la erosión.

Es necesario emplear con cuidado los herbicidas para evitar daños a la viña, evitar la contaminación de aguas y mantener la flora arvense bajo control.

RECOMENDACIONES GENERALES A LA HORA DE APLICAR HERBICIDAS:

Antes del tratamiento:

  • Calcule bien la dosis a aplicar.
  • Revise el estado de las boquillas y cámbielas si es necesario.
  • Asegúrese de que las condiciones climatológicas sean las adecuadas.
  • Lea detenidamente la etiqueta.
  • Ajuste la cantidad de caldo a sus necesidades.
  • No trate con viento.
  • Utilice los medios de protección adecuados.
  • Mantenga la velocidad constante.
  • Respete las bandas de seguridad.
  • Evite sobrantes de caldo.
  • Deje limpio el equipo para una próxima aplicación.
  • Frutales, vid y olivo en parcelas con pendiente.
  • En regadío, como cubierta permanente segada periódicamente.
  • En secano, como cubierta invernal, eliminándola en primavera y verano.
  • Frutales, vid y olivo en suelos muy pedregosos.
  • En secano, si no se puede eliminar la cubierta verde en verano.
  • Plantaciones muy jóvenes o en zonas con heladas de irradiación frecuentes, si no se puede garantizar una banda desherbada suficientemente ancha.

Recomendaciones durante el tratamiento:

 

  • No trate con viento.
  • Utilice los medios de protección adecuados.
  • Mantenga la velocidad constante.
  • Respete las bandas de seguridad.

Después del tratamiento:

 

  • Evite sobrantes de caldo.
  • Deje limpio el equipo para una próxima aplicación.

 

CUBIERTAS VEGETALES EN CULTIVOS LEÑOSOS

Las cubiertas vegetales, naturales o sembradas, son útiles para mejorar las características de suelo, aumentando la materia orgánica y los microorganismos. Favorecen la infiltración del agua y reducen la compactación, la erosión y la competencia de las malas hierbas.

Son particularmente recomendables en:

En el manejo de las cubiertas vegetales hay que valorar la competencia con el cultivo por el agua del suelo, su incidencia sobre determinadas plagas y en el control de clorosis, el aumento del riesgo de heladas de irradiación, etc...

En general, se debe detener el crecimiento de la cubierta cuando el cultivo comienza la extracción de agua en primavera (primeros de abril en olivar, lloro de la vid) mediante siega química (glifosato), laboreos o siegas mecánicas repetidas. La banda bajo el cultivo ha de mantenerse limpia mediante herbicidas, labores o siegas con palpador.

No se recomienda su implantación en:

  • Frutales, vid y olivo en suelos muy pedregosos.
  • En secano, si no se puede eliminar la cubierta verde en verano.
  • Plantaciones muy jóvenes o en zonas con heladas de irradiación frecuentes, si no se puede garantizar una banda desherbada suficientemente ancha.