Las hembras depositan un único huevo por debajo de la espiga y todo el periodo larvario transcurre en el interior de los tallos de cereal. La larva se alimenta de la médula del tallo y va excavando una galería descendente. Cuando el cereal está próximo a la cosecha, la larva desciende hasta la parte inferior, a nivel del suelo, roe la parte interior del tallo y fabrica un tapón de serrín que la aisla. Esto facilita la rotura de los tallos por encima del lugar donde se alojan las larvas. Aunque el bloqueo de savia causado por la presencia de las larvas puede hacer que las espigas se
sequen y los granos no cuajen, la caída al suelo de los tallos es el daño más importante causado por estos insectos.

 El adulto de los céfidos (himenópteros) y el tronchaespigas (coleóptero) pone el huevo en el interior del tallo del cereal, desde poco antes del espigado hasta recolección. Las larvas al nacer descienden por el interior del tallo hasta la base de éste, donde permanecen allí hasta la campaña siguiente. Los daños los ocasionan en ambos casos las larvas al cortar los tallos por la base, ocasionando la caída de plantas y disminuyendo el rendimiento por el bloqueo del flujo de savia hacia la espiga.

Además en el caso del tronchaespigas, las larvas también pueden provocar daños cortando el tallo en la zona próxima a la espiga. Los síntomas que se pueden observar son, espigas blancas, caída de plantas cortadas por la base del tallo y espigas cortadas por debajo de la inserción con el tallo.

En las parcelas afectadas se recomienda:

-      No repetir la siembra de trigo o cebada.

-       Realizar rotación con girasol o leguminosas.

-       Realizar una labor de enterrado de rastrojo, ya que se destruyen gran cantidad de larvas que permanecen en el interior de los restos de cosecha.

-      No realizar siembra directa.