El responsable del desarrollo de esta enfermedad es el hongo del suelo Fusarium oxysporum f. sp. cubense, que posee la propiedad de vivir durante largos períodos de tiempo, aún en ausencia de plataneras, gracias a su capacidad de subsistir sobre los restos vegetales de esta especie, y producir estructuras de resistencia mediante las cuales puede permanecer en estado de latencia.

El hongo entra en la planta solo por la raíz, bien directamente o bien por heridas y cortes. Una vez dentro de la planta se establece en el interior del sistema vascular, dificultando el movimiento de agua y de los nutrientes. Normalmente la vía de entrada se localiza por una sección del cormo, que provoca que los hijos emitidos por ese lado tengan un peor desarrollo y manifiesten la enfermedad más fácilmente.

Los síntomas son; Amarillamiento, seca de las hojas, desde las hojasmás viejas hacia las más jóvenes. Decoloraciones de los pecíolos, que en estados avanzados provocan la caída de las hojas y su muerte. Entrenudos más cortos, reducción de la lámina foliar, malformaciones en hojas jóvenes. Las plantas enfermas producen racimos pequeños y frutos "habichuelados", sin valor comercial, por falta de llenado al carecer de una superficie foliar adecuada y una obstrucción del sistema vascular.

 

CONTROL

El control químico directo del hongo es poco eficiente, por lo que se debe actuar realizando ciertas prácticas culturales, entre las que podemos destacar:

  • Uso de material de plantación libre de enfermedad (preferentemente plantas de cultivo "in vitro")
  • Plantar en suelos que no alberguen la enfermedad en ese momento, o en caso de existir antecedentes de plantas afectadas, no realizar movimientos de tierra en las zonas donde se hayan detectado plantas enfermas.
  • En caso de que exista "suela de labor", utilizar un subsolador o reja para romperla y mejorar el drenaje.
  • Aportar de 1 a 2 Kgrs/planta de hidróxido cálcico ("cal apagada") a aquellas plantas que han manifestado los síntomas. Para evitar la dispersión del inoculo y provocar una subida brusca del pH que dificulte el desarrollo del hongo, además de neutralizar a los ácidos sobrantes. Es necesario realizar esta práctica cuanto antes para aumentar su efectividad (desde que se visualiza el amarillamiento de las primeras hojas). Resulta conveniente aplicar de forma preventiva el hidróxido cálcico a las plantas que se encuentran junto a las enfermas, para evitar la dispersión del inoculo.
  • En plantaciones de primer ciclo realizadas con material procedente de cultivo "in vitro" deshijar con pistola de deshijado químico a razón de 2 cc/hijo de queroseno.
  • No deshijar aquellas plantas afectadas hasta el verano, para evitar el periodo de máxima incidencia y procurando que en esta labor se rompan el menor número de raíces.
  • Desinfectar los útiles de labranza, especialmente las barretas y los cuchillos de deshijado, utilizar para ello fuego o inmersión en lejía comercial.
  • En plantas con síntomas, se debe elegir el hijo sucesor entre los meses de agosto a septiembre. Normalmente existe una reducción del 50% en la incidencia de la enfermedad al año siguiente. Se debe aportar nuevamente hidróxido cálcico ("cal apagada") a estas plantas. Deshijar cortando los hijos a ras del suelo, sin romper raíces, destruyendo el meristemo con un golpe de barreta o con la punta de un cuchillo.
  • No se debe replantar plantas procedentes de cultivo "in vitro", ni de "hijos", ni de "cabezas" en zonas donde existan antecedentes de "mal de panamá" ya que se contaminarían con el hongo. La solución para compensar las pérdidas de plantas sería dejar "mancuernas" de plantas sanas vecinas o elegir un hijo vigoroso, en los meses de verano, de las plantas afectadas.
  • Eliminar los tratamientos nematocidas, a no ser que exista un ataque severo de nematodos corroborado por un análisis previo.
  • Optimizar todas las prácticas de cultivo, especialmente el riego y el abonado (no es recomendable superar los 0,2 gramos /litro de disolución de fertilizantes).
  • No acidificar las soluciones nutritivas.
  • Realizar aplicaciones todos los meses a base de sulfato de cinc, a razón de 5 gramos/planta, sin mezclar con otros abonos.
  • Realizar riegos con agua sola para lavar sales una o dos veces al mes, cuando utilizamos riego localizado con goteros.
  • Aumentar el contenido en materia orgánica en el suelo, por niveles por encima del 3 % como mínimo.
  • Evitar realizar abonados de fondo en nuevas plantaciones, ya que aumenta el contenido de sales en el terreno y es un gasto inútil por el lavado de los abonos.
  • Utilizar óxidos de calcio, en forma líquida, para aportar las necesidades de este elemento. Mucho más efectivo que el nitrato cálcico, sobre todo en los meses de invierno debido al lavado de los nitratos y a la poca asimilación de éstos con temperaturas por debajo de los 20ªC.
  • Y principalmente evitar encharcamientos y mantener una humedad adecuada en el suelo durante el cultivo, ya que una planta enferma consume menos agua que una planta sana, por lo que habrá que regular la dosis de riego de tal manera de que le llegue menos agua. (ejemplo: retirar unos 40 cm las tuberías de riego del "tronco" de las plantas con síntomas, eliminar e "mulching" alrededor de las afectadas para que se oree el terreno, poner una barrera física entre el aspersor y la planta, etc.)

Todas estas medidas por si solas no sirven para controlar la enfermedad pero la suma de todas ellas si provocan un control efectivo del hongo.