Las condiciones ambientales de esta época favorecen el desarrollo de nuevas infecciones fúngicas, especialmente de podredumbre  gris (Botrytis cinerea), que deben vigilarse, tanto en flores senescentes como en frutos y cortes de poda y de recolección en tallos, para intervenir  en los casos que fuera conveniente.

 

Es fundamental la retirada de restos de cultivo y plantas afectadas por la enfermedad tanto del interior del invernadero como alrededores:

- Especial cuidado en la poda y cuando se entresacan hojas realizadas al ras del tallo, la aplicación de una pasta fúngica en la heridas es una medida recomendable para el control de esta enfermedad.

- Controlar el nitrógeno en el suelo.

- Aplicación de cubiertas plásticas de invernadero con absorción de luz ultravioleta reducen la esporulación y la tasa de colonización epidermal.

- Marcos de plantación adecuados que permitan aireación.

- Manejo adecuado de la ventilación y el riego.

 

Control biológico

- Se han descrito diversos hongos (Trichodenna spp., Coniothypium spp., Gliocladium p., Mucor spp., Penicillium spp., Verticillium spp. ), bacterias y nematodos como antagonistas de B. cinerea, citando a los primeros como los más importantes en los cultivos hortícolas. Estos agentes de control todavía no se aplican de forma comercial en estos cultivos.

Control químico

- La presencia de cepas tolerantes a los benzimidazoles, carboximidas e incluso a ditiofencarb + carbendazima, hace necesario utilizar estas materias activas con cautela, eligiendo de forma alternativa de los distintos grupos sistémicos con los productos de contacto.

- En las partes afectadas en el tallo principalmente se realizará un tratamiento con una pasta fungicida.

- El tratamiento químico debe de ir acompañado de las medidas culturales mencionadas anteriormente.

 

PIRAL DEL MAÍZ (Ostrinia nubilalis)

     En algunos invernaderos con calefacción y plantaciones tempranas, se ha detectado ya la presencia de ostrinia.  El origen de estos ataques, debe estar en individuos que habrían quedado refugiados en la propia parcela, en forma de crisálida, y que habrían evolucionado en fechas inusualmente tempranas, ayudadas por la calefacción. Temperaturas relativamente elevadas, durante diciembre y enero, pudieron contribuir también a la rotura de la diapausa de esas crisálidas.

     Aunque este problema parece ser muy puntual, es importante comenzar a vigilar las plantaciones más tempranas, sobre todo las que se realizan en hidropónico y, muy especialmente, las que dispongan de calefacción y hubieran tenido ataques de esta plaga durante la última campaña.

El control se da en forma de gránulos a base de clorpirifos o diazinon. Actúa por inhalación, creando un ambiente tóxico para la larva. Echas 3 ó 4 gránulos en el cogollo. Es fundamental tratar la 1ª generación, para parar el daño. La 2ª generación tiene que ser tratamiento aéreo a la fuerza y la mitad del producto cae al suelo. Caro y de eficacia regular. Más bien no tratar.