En el mes de febrero es cuando más evidente resulta esta plaga, tanto por las bolsas blancas repletas de orugas en los pinos como por las defoliaciones que se pueden producir sobre algunas ramas.

Desde principios de febrero es fácil avistar alguna "procesión" de orugas en troncos y en el suelo. En las zonas cálidas se anticipan los moviemientos, retrasándose en los lugares más fríos. Se debe evitar el contacto con las orugas ya que disponen de fibras urticantes que lanzan ante cualquier señal de alarma.

Para las intervenciones de control de la plaga que se pueden realizar en esta época se recomienda en general actuar de forma localizada:

  • Podar las ramillas que tengan bolsa de procesionaria y destruirlas, bien por fuego vivo o sumergidas en agua. (Como precaución pulverizar agua sobre el bolsón o sobre las orugas, para evitar la dispersión de los pelos urticantes.
  • Aplicación insecticida localizada, pulverizando bolsón a bolsón.
  • En caso de que hubiera comenzado la procesión se podría actuar directamente: Humedecer las orugas y recogerlas mediante barrido.
  • Evitar la intervención en caso de viento moderado a fuerte.

En todo caso mantener prevenciones como situarse de espaldas al viento, proteger las manos con guantes de coma y los ojos con gafas adecuadas.