La producción integrada da respuesta a la exigencia social de obtención de productos agrícolas de calidad mediante el empleo de prácticas de cultivo que respeten el medio ambiente, utilizando sistemas agrícolas de obtención de vegetales que aprovechan al máximo los recursos y los mecanismos de producción naturales y aseguran a largo plazo una agricultura sostenible, introduciendo en ella métodos biológicos y químicos de control, y otras técnicas que compatibilicen las exigencias de la sociedad, la protección del medio ambiente y la productividad agrícola, así como las operaciones realizadas para la manipulación, envasado, transformación y etiquetado de productos vegetales acogidos al sistema.

Básicamente, se fundamenta en la reducción del uso de inputs, como fertilizantes y productos fitosanitarios, de manera que se utilicen solamente cuando sea estrictamente necesario y siempre con una justificación técnica. El seguimiento de las normas de producción integrada exige la realización de análisis de agua, suelo y hojas, para realizar una fertilización racional, que minimice el uso de abonos.

Uno de los aspectos de la producción integrada es la gestión integrada de plagas (GIP). La GIP es una estrategia de control que consiste básicamente en la aplicación racional de una combinación de medidas biológicas, biotecnológicas, químicas, de cultivo o de selección de vegetales, de modo que la utilización de productos fitosanitarios se limite al mínimo necesario. Estas medidas de control se deben combinar de forma inteligente con el fin de mantener los niveles poblacionales de los fitófagos plaga por debajo de sus umbrales económicos de daños (UED).

Actualmente, todas las Comunidades Autónomas donde se cultivan cítricos disponen de reglamentos de Producción Integrada de cítricos en donde se establecen las bases de la GIP. Para el correcto tratamiento de las plagas y enfermedades, es necesario el seguimiento de la población de los diferentes agentes patógenos y de las condiciones ambientales propicias para su desarrollo, con el fin de establecer el momento más oportuno para realizar los tratamientos. En cuanto a la utilización de productos químicos, la normativa de producción integrada restringe las materias activas que pueden utilizarse, atendiendo a criterios de toxicidad y protección de la fauna útil. Así, la normativa de cada uno de los cultivos, prohibe la utilización de todas las materias activas con clasificación toxicológia "Muy Tóxico" (T+) y fija para cada una de las plagas y enfermedades del cultivo las materias activas que pueden utilizarse y sus condiciones de uso.