Los colegios de ingenieros agrónomos de Levante y de la Región de Murcia han pulsado la opinión de los compañeros que trabajan sobre el terreno para asegurar la normal distribución de alimentos a la población. Profesionales que trabajan en nutrición vegetal, fitosanitarios, comunidades de regantes, producción vegetal y animal, industria de acondicionamiento y transformación, logística y distribución… Todos los eslabones de la cadena alimentaria están funcionando a pleno rendimiento a pesar del estado de alerta, que no afecta a las mercaderías.

El decano del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Levante, Baldomero Segura, ha hecho un llamamiento a la calma: “Nuestro sistema de producción y distribución de alimentos sigue funcionando a pleno rendimiento, no hay motivos para la alarma ni para la acumulación indiscriminada de víveres. Debemos consumir con normalidad puesto que el suministro está garantizado”. Por su parte, el decano del Colegio de Ingenieros Agrónomos de la Región de Murcia enfatiza la importancia de mantener un sistema alimentario tecnificado, vivo, activo y bien engranado: “Es en estos momentos cuando se aprecia el esfuerzo inversor y de modernización que han hecho las empresas y las administraciones. Disponer de las infraestructuras de las que disponemos ha sido vital para que la pandemia sea solo un problema sanitario y no una crisis mayor”.

El COIAL y el COIARM han recabado información de algunos ingenieros agrónomos. Como Camino García, directora de Relaciones Institucionales y Comunicación en Asociación Española de Fabricantes de Agronutrientes (AEFA), quien asegura que las empresas están funcionando sin ningún tipo de problema, “trabajando a destajo para poder atender toda la demanda y que todos los productores se mantengan surtidos”. Desde AEFA se muestran muy satisfechos por el hecho de que el Gobierno dejase claro que su actividad forma parte de la cadena de abastecimiento alimentario, cuya actividad debe garantizarse en la situación de estado de alarma. Como cuestión preocupante, Camino García señala el repunte de los precios de las materias primas de proveedores extranjeros, del que no son responsables sus empresas. “Nuestra única preocupación es contar con la garantía de suministro y que los incrementos de los precios de los proveedores de materias primas no repercutan en el precio final de nuestros productos”.

Carlos Palomar, director general de la Asociación Empresarial para la Protección de Plantas (AEPLA), afirma que el sector de fitosanitarios “está bien engranado y funcionando sin problemas”, y destaca que es clave “la importancia del buen funcionamiento de la cadena de suministro de medios para la protección de los cultivos. Cuando no hay protección sanitaria del cultivo la pérdida media es del 40%, y eso es algo que ahora no se puede permitir ni España ni Europa”. Le preocupa la ralentización de los transportes intracomunitarios y la asignación de prioridades en el control de las importaciones con el fin de evitar la entrada de plagas y enfermedades, pero asegura que el suministro de fitosanitarios en España “está garantizado”.

“Las comunidades de regantes están funcionando al 100% sin ningún tipo de problemas”, asegura José Manuel Carrillo, delegado del COIAL en Alicante y asesor de comunidades de regantes. El acceso de los operarios, la garantía de suministro, que incluso algunas comunidades de regantes han diversificado con energías renovables para el autoconsumo, está garantizado y a pleno rendimiento. “Hay agua y esta llega al campo, y si hay agua hay cultivo”, señala Carrillo.

Según Mariano Soto, secretario general de la Comunidad de Regantes del Campo de Cartagena, “las comunidades de regantes estamos jugamos un papel esencial, porque sin agua no se puede producir para asegurar la alimentación de la población. Todos los ingenieros agrónomos y operarios del servicio estamos trabajando para que nada falle”.

Miguel Ángel Carrillo, asesor de producción en la Vega Baja (Alicante), explica que “la producción está atendida. Las explotaciones hortícolas de la Vega Baja están a pleno rendimiento y se está atendiendo todos los pedidos. Se está suministrando a España y a Europa sin problemas”. Sí reconoce que, debido a la limitación del libre movimiento de personas, se ralentizan las llegadas a campos y a centrales, pero es optimista, ya que con “los inputs de la producción garantizados (nutrición, protección y agua), tal y como lo están en la actualidad, no hay ningún problema para seguir produciendo”.

“La situación está controlada a pesar de que la demanda está muy por encima de lo que es habitual. Pero se está trabajando con normalidad”, informa Jorge Brotons, director de compras de Bonnysa Agroalimentaria, quien matiza que se están extremando las medidas de seguridad de los trabajadores. Jerónimo García, ingeniero de producción del grupo SAT MOYCA, coincide: “En la parte productiva del sistema alimentario no estamos teniendo ningún problema. Los inputs están todos garantizados y se está atendiendo la demanda sin ningún problema”. La única práctica que han tenido que modificar ha sido la de los desplazamientos de los trabajadores y los equipos que se necesitan en campo, que ha habido que adaptar debido a las medidas de seguridad impuestas por el estado de alarma.

Germán Palop Gil-Mascarell, director de operaciones de la Cooperativa de Carlet, destaca el ejemplar funcionamiento que ha tenido el sistema como conjunto, en especial los transportistas: “Sin ellos, nuestro esfuerzo no hubiese servido de nada”. Como experto en operaciones en la industria alimentaria, comenta que esta crisis ha supuesto “una revolución organizativa sin precedentes que ha demostrado la resiliencia de todo nuestros sistema, que ha acreditado una capacidad de adaptación extraordinaria”. La prioridad es siempre la protección del trabajador, por lo que la organización del trabajo gira toda alrededor de esta premisa: “Equipos separados, distancias, regímenes de desifección, adaptación al teletrabajo… Todo con el fin de garantizar la seguridad y salud de nuestros trabajadores”. Palop valora el espontáneo movimiento solidario y organizativo entre directores de operaciones de la industria en general: “Se han creado grupos de Whatsapp para compartir experiencias, recomendaciones, consejos. Sin ninguna duda, un aprendizaje colectivo que está redundando en el beneficio de todos”.

Según el empresario Enric Navarro, miembro del Consejo de Administración de Mercavalència y de la Comisión Permanente Ejecutiva, “está quedando más que claro que somos la despensa de Europa. Mirando el comportamiento de nuestro sistema, es ahora cuando se ve la importancia de tener un conjunto productivo vivo y activo, con estructuras de distribución como Mercavalència, que permite la capilaridad del suministro de alimentos”. El ingeniero agrónomo reconoce con orgullo que la profesión ha estado “a la altura de nuestro código deontológico, que no es otro que el de garantizar la comida a toda la población. De este fin viene todo lo demás, la aplicación de la ciencia y la tecnología, pero sin ninguna duda, ese fin está en nuestro ADN y lo hemos demostrado”.

“Esta crisis nos ha convertido en una especie de ‘héroes de lo cotidiano’. Ahora es más fácil hacer ver y entender el papel de un sistema alimentario que funcione”, reflexiona Silverio Tarazona, director técnico del complejo Mercavalència. “Se ha desarrollado una labor sin precedentes de auscultación de nuestras instalaciones técnicas para que nada falle, para que todo funcione con la precisión de un reloj suizo”, detalla.

Felipe Medina, secretario general técnico en la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (ASEDAS), opina que, si bien es verdad que hubo casos de roturas de stock, “las medidas adoptadas por los supermercados para garantizar a tiempo real las prioridades de los ciudadanos han sido extremadamente eficientes. El logro técnico para conseguir esto seguro que será objeto de estudio, ha sido como ajustar la mecánica de un Ferrari que circula a 250 km/h”. Según los datos, se ha producido un pico de demanda sin precedentes, un cambio en el consumo muy brusco motivado, entre otras cosas, por el factor psicológico del temor al confinamiento. “Estamos volviendo paulatinamente a la normalidad, por lo que, si en el pico no ha habido problemas de suministro de alimentos, en la situación de normalidad todavía menos. La población ha comprendido que el suministro de alimentación no va a ser un problema durante esta crisis”, sentencia Medina.

Imagen: Jake Gard (Unspalsh).