El Ministerio de Agricultura francés ha confirmado la presencia del virus rugoso del tomate (ToBRFV) en un invernadero de Fisiterre, en el noroeste del país. Se trata de la primera detección en Francia de este tobamovirus que ya se ha localizado en otros países europeos como Alemania, Holanda, Reino Unido, Bélgica, Turquía, Italia, Grecia y desde finales de 2019, España.

Los servicios de sanidad vegetal realizaron una inspección al invernadero afectado el pasado 11 de febrero, después de identificar tomates con lesiones compatibles con esta enfermedad. ANSES, la Agencia Nacional de Seguridad Alimentaria francesa, confirmó los resultados positivos en los análisis de laboratorio. Las plantas procedían del Reino Unido y se habían obtenido con semillas producidas en los Países Bajos.

Este virus que ataca los cultivos hortícolas y ornamentales fue aislado e identificado por primera vez en 2015, en plantas de tomate en Jordania, aunque sus síntomas ya habían sido observados un año antes en Israel. Desde la identificación, su propagación ha sido en aumento. Se transmite de forma mecánica y por semilla (partículas infecciosas en la testa que es el tejido vegetal que cubre la semilla) que al germinar infectan las plántulas. Mecánicamente se transmite a través de las manos de los trabajadores, ropa, herramientas, y estructura de invernadero, así como máquinas de trabajo, como el tractor en campo abierto y sistemas de riego o drenes. También se puede transmitir por insectos polinizadores como los abejorros en el interior de los invernaderos. No existen en la actualidad híbridos o variedades resistentes a ToBRFV. La planta infectada presenta deformaciones tanto en el follaje como en el fruto, mermando la producción, así como la apariencia y calidad de los frutos, y por tanto su valor comercial.

Salvatore Walter Davino, investigador de la Universidad de Palermo, habló de este virus en el último Encuentro Internacional Phytoma, La Fitosanidad en el cultivo del tomate: de los riesgos actuales a las nuevas amenazas. “El brote de ToBRFV representa una amenaza debido a sus múltiples métodos de transmisión y a la ausencia de variedades de tomate y de pimiento resistentes. Actualmente, solo se puede contener su expansión con dos herramientas para reducir la introducción y la posterior propagación por otros países: el diagnóstico precoz y la implementación de medidas preventivas en el manejo de cultivos”, explicó el científico italiano.