La limpieza y desinfección de envases, cámaras de conservación, líneas de manipulación, etc., es una de las medidas preventivas necesarias para minimizar la incidencia de podredumbres durante el período poscosecha de la fruta. El Servei Tècnic Postcollita ha realizado diversos estudios para comprobar la eficacia de varias materias activas (peróxido de hidrógeno, amonios cuaternarios, gluteraldehído, formaldehído, ortofenilfenol, formol y sustancias naturales de origen vegetal), en la reducción de la contaminación causada por Penicillium sp, Botrytis sp, Alternaria sp y Rhizopus sp (patógenos poscosecha responsables de los principales problemas de podredumbres en nuestra zona).

INTRODUCCIÓN

La principal preocupación en el sector de la poscosecha de fruta son las pérdidas ocasionadas durante el periodo de conservación de la fruta en cámaras frigoríficas. Estas pérdidas pueden ser debidas a pérdidas de peso, pérdidas por fisiopatías, o pérdidas por podredumbres causadas por microorganismos, que en el caso de la poscosecha de fruta están principalmente ocasionadas por mohos.

Los patógenos causantes de las principales podredumbres en poscosecha de fruta dulce (pepita y hueso) son Penicillium expansum, Botrytis cinerea, Alternaria alternata, Rhizopus stolonifer y Monilia laxa.

Actualmente estos patógenos se controlan mediante tratamientos fungicidas previos a la entrada de la fruta en las cámaras frigoríficas. Sin embargo, inmersos en la dinámica actual de racionalizar el uso de productos químicos por los problemas de residuos, toxicidades y aparición de resistencias que éstos ocasionan, cada vez más se está haciendo hincapié en el uso de medidas preventivas que minimicen el riesgo de contaminación de la fruta por estos microorganismos patógenos.

Una de las principales medidas preventivas a tener en cuenta es la limpieza y desinfección de todos los materiales, superficies y ambientes que vayan a entrar en contacto con la fruta durante su manipulación, conservación y posterior comercialización. Por lo tanto, se considera imprescindible realizar una correcta limpieza y desinfección de los envases de recolección, de las cámaras frigoríficas, del agua, de las superficies de las líneas de manipulación, etc.

El Servei Tècnic Postcollita (IRTApplus, Lleida) realiza controles de contaminación en diversas centrales hortofrutícolas de la zona de Lleida, Aragón y La Rioja para verificar que tanto los envases como las cámaras frigoríficas estén exentas de patógenos que puedan afectar en el posterior período de conservación. Y, a raíz de esos controles, se detectó que muchos de los envases y de las cámaras ya desinfectadas, presentaban una alta contaminación por patógenos de poscosecha de fruta.

Los productos desinfectantes que se utilizan en la desinfección de envases y cámaras en centrales, están inscritos en el Registro de Biocidas del Ministerio de Sanidad y Consumo (www.msc.es). Aunque algunos de estos productos han sido evaluados por su actividad fungicida según la normas UNE-EN 1650, hay que tener en cuenta que esta norma utiliza las cepas fúngicas Candida albicans ATCC10231 y Aspergillus niger ATCC 16404, especies que poco o nada tienen que ver con las especies que se encuentran en las centrales frutícolas y que son las responsables de las principales podredumbres en poscosecha.

Por ello, durante los últimos tres años se han llevado a cabo una serie de estudios en los que se ha evaluado la eficacia de diferentes materias activas (las más utilizadas habitualmente en las centrales) tanto en la desinfección de envases como de cámaras de conservación, frente a los principales patógenos de poscosecha.

En todos los casos se determinó la eficacia de las diferentes materias activas ?in vitro? sobre los patógenos P. expansum, B. cinerea, A.alternata y R. stolonifer. En algunos casos de evaluó además el efecto de la materia orgánica en la eficacia de estos productos, ya que éste es uno de los factores más importantes a tener en cuenta que puede interferir en la eficacia de las diferentes materias activas (restos orgánicos en las paredes de las cámaras, acumulación de suciedad en la solución desinfectante, etc.).

Posteriormente se realizaron ensayos a nivel semicomercial (en las instalaciones del Centro UdL-IRTA) y también en condiciones reales en centrales hortofrutícolas con los envases y en las cámaras que habían contenido fruta en conservación la campaña anterior para evaluar la eficacia de estos productos ?in vivo?.

Las diferentes materias activas evaluadas fueron: peróxido de hidrógeno, amonios cuaternarios, gluteraldehído, formaldehído, ortofenilfenol, formol y compuestos derivados de plantas de la Familia Alliaceae.

La composición de cada materia activa, el nombre comercial del producto y la empresa fabricante se detallan en la Tabla 1.

 

Eficacia ?in vitro?

En general, todas las materias activas ensayadas presentan una elevada eficacia frente a los diferentes patógenos de poscosecha al ser evaluadas ?in vitro?, especialmente a medida que aumenta el tiempo de contacto entre las esporas y la solución desinfectante.

En general, tras 5 minutos de contacto se consiguen reducciones superiores al 95% en el ufc/ml, en prácticamente todas las materias activas y con los 4 patógenos estudiados.

Cabe destacar que en algunos casos (amonios cuaternarios y principios activos de plantas alliáceas) su actividad frente a Alternaria sp o Rhizopus sp es menor que la conseguida frente P. expansum o B. cinerea. En estos casos, son necesarias dosis superiores o mayores tiempos de exposición para conseguir el mismo nivel de control.

 

Estabilidad frente a la materia orgánica

Durante la desinfección de los envases en el drencher, en el caldo de tratamiento se va acumulando tierra y restos vegetales provinentes de los propios envases.

Este hecho supone un gran problema ya que si el producto no presenta una elevada estabilidad frente a la materia orgánica se va degradando y al final de la jornada de trabajo la concentración de materia activa en el caldo puede llegar a ser prácticamente nula. Este hecho implica que, por un lado, no se consiga desinfectar eficazmente los envases (ya que se está utilizando una dosis muy inferior a la óptima) y, por otro lado, las esporas que se van incorporando a la solución desinfectante por acción física del agua sobreviven al tratamiento y pueden contaminar los envases que se van bañando posteriormente.

Aunque los resultados dependen de las dosis ensayadas y del patógeno en particular, las materias activas que presentan una menor estabilidad frente a la materia orgánica son peróxido de hidrógeno + ácido peracético y los amonios cuaternarios. Por ejemplo, en una solución a la que se ha incorporado una cantidad de materia orgánica similar a la de todo un día de baño (35 g tierra/ litro solución desinfectante), la eficacia en la reducción de la población de P. expansum es del 75% y del 23%, respectivamente, cuando sin materia orgánica la eficacia era superior al 99.9% en ambos productos desinfectantes.

Por otro lado, el formaldehído, los compuestos derivados de plantas alliáceas y el ortofenilfenol son los que presentan una mayor estabilidad. En este sentido, el ortofenilfenol se destaca del resto por ser el que mayor estabilidad posee, obteniéndose una reducción superior al 99.75% (límite de detección del estudio) en la población de esporas de P. expansum, B. cinerea, A. alternata y R. stolonifer tras la incorporación paulatina de materia orgánica que simulaba la de toda una jornada de trabajo (Foto 1).

 

Desinfección de envases

Desinfección líquida de envases mediante drencher

Los ensayos realizados para evaluar la eficacia de los diferentes productos en condiciones reales se realizaron en envases de madera y/o plástico cuyas superficies estaban contaminadas por microorganismos patógenos de forma natural por haber contenido fruta durante la campaña anterior.

Se realizaba un printing de las superficies de los envases, mediante placas de contacto antes de la desinfección y después de 24h de la desinfección (para conocer el nivel de contaminación inicial y final) en el drencher de la central mediante una ducha con el producto en cuestión a la dosis recomendada por el fabricante (Foto 2).

Como era de esperar, la eficacia de las diferentes materias activas en la desinfección de envases es menor, a la misma dosis, a la observada en los ensayos ?in vitro?, siendo en general superior al 90% en todos los productos desinfectantes., aunque hay que destacar la diferencia en la efectividad observada en la desinfección del fondo y de los laterales de los envases. De hecho, la contaminación inicial presente en el fondo de los envases siempre es muy superior a la de los laterales, probablemente por el efecto de arrastre de las esporas en el tratamiento poscosecha.

Se observó también que la eficacia era superior en las cajas de plástico que en los envases de madera, probablemente a la naturaleza del material plástico, menos poroso que la madera (Foto 3).

Algunos de los inconvenientes en el manejo de estos productos en drencher, como la generación de espuma en el caso de los amonios cuaternarios, la irritación en ojos y manos observada por los operarios en el manejo del peróxido de hidrógeno, la agresividad del ortofenilfenol (oxidación de los clavos en los envases, fuerte olor, ..), etc.

 

Desinfección de envases mediante termonebulización y nebulización

En este tipo de ensayos la desinfección de los envases no se realizaba en el drencher, sino que tenía lugar en el interior de una cámara mediante la aplicación del producto desinfectante por termonebulización o nebulización (en función del producto).

Como en el caso anterior, se realizaba un printing de las superficies de los envases antes y después de la desinfección para conocer el nivel de contaminación inicial y final.

En este estudio las materias activas que se estudiaron mediante termonebulización fueron: formol al 3.5% (Producto comercial Totalshock); y una mezcla de formol al 12% + gluteraldehido 5.5% + cloruro de didecildimetilamonio 10%.

Por otro lado, los compuestos derivados de plantas alliáceas se aplicaron mediante un sistema de nebulización.

En general, la eficacia de estos productos en la desinfección no líquida de los envases es muy inferior a la conseguida mediante drencher, del orden del 40-70% de reducción respecto al 90-95% obtenida por el sistema tradicional de ducha.

Se observó también una eficacia muy irregular en función de la ubicación de los envases en la cámara.

Aunque son numerosas las ventajas de una desinfección por termonebulización o nebulización, por el ahorro importante de mano de obra, una mayor comodidad en la aplicación y un menor consumo de agua (no es necesaria la gestión de la solución desinfectante residual), los inconvenientes de este tipo de aplicaciones, principalmente la baja eficacia, el bajo poder de penetración del producto, la heterogeneidad en la distribución del producto en el interior de la cámara y por lo tanto, de los envases, etc., hacen que se recomiende la desinfección líquida de los envases frente a la desinfección por nebulización o termonebulización.

 

Desinfección de cámaras

Desinfección de cámaras mediante aplicación a alta presión

Habitualmente la desinfección de las cámaras se realiza mediante la aplicación del producto desinfectante a través de un sistema de alta presión (Kartcher) en la que se mojan las paredes y el suelo de la cámara.

La eficacia de la desinfección de cámaras con amonios cuaternarios + gluteraldehido mediante el sistema de alta presión resultó ser muy eficaz tanto en la desinfección de paredes como en la desinfección de suelos.

Sin embargo, cabe decir que en algunos casos la baja contaminación final después del tratamiento no es debida solamente al efecto del producto desinfectante, sino a la acción física del agua a alta presión. Por ello, a veces nos encontramos que aunque las paredes y el suelo presentan una contaminación baja, en el ambiente de las cámaras no se ha reducido el nivel de contaminación, incluso ha podido aumentar por la dispersión de las esporas que estaban presentes en las superficies por efecto de la alta presión.

 

Desinfección de cámaras mediante aplicación a baja presión (espumas)

Las cámaras frigoríficas de conservación de fruta, especialmente las que van a estar destinadas a la conservación en Atmósfera Controlada están diseñadas para ofrecer una elevada estanqueidad y poder así mantener unos bajos niveles de oxígeno durante la conservación. Por ello se evitan al máximo la existencia de oberturas al exterior con lo cual las cámaras no disponen de un sistema de desagüe.

Este hecho dificulta la eliminación de grandes volúmenes de agua que es necesario arrastrar hacia el pasillo de las cámaras o hacia donde haya el desagüe más cercano.

Por ello, la desinfección de cámaras mediante productos aplicados a baja presión como espumas es una solución no sólo encarada a evitar el problema de dispersión de esporas comentado anteriormente sino como solución a la problemática de los elevados volúmenes de agua utilizados con los sistemas de alta presión.

Por el modo de aplicación de estos productos, la espuma que se genera permanece en las paredes un cierto tiempo (varios minutos) y va arrastrando la suciedad y las esporas por gravedad, siendo necesario simplemente el barrido la cámara para eliminar los restos de la desinfección (Foto 4).

Hay que tener en cuenta también, que la mayoría de estas espumas son solamente detergentes y no contienen sustancias con efecto fungicida con lo que su acción se reduce a un efecto físico de arrastre de la contaminación y la suciedad.

No obstante, en muchas de las cámaras de conservación este efecto es suficiente para reducir satisfactoriamente el inóculo de las paredes y del suelo (si se barre la espuma hacia el exterior) evitando además elevar la contaminación ambiental.

 

Desinfección de cámaras mediante termonebulización y nebulización

Este sistema está indicado principalmente para conseguir reducir la contaminación ambiental de las cámaras.

En estudios realizados por el Servei Tècnic Postcollita, la desinfección por termonebulización con formol al 3.5% (Totalshock, Jose Collado, S.A.) redujo totalmente la población de Penicillium sp y Alternaria sp en el ambiente de la cámara e, incluso, se observaron reducciones superiores al 87% en la población de Rhizopus sp.

En resumen, y tras evaluar la eficacia de los distintos sistemas de desinfección de cámaras de conservación, las operaciones a seguir para conseguir reducir la contaminación a niveles satisfactorios sería realizar antes del inicio de la campaña de recolección una limpieza/desinfección de las superficies (paredes y suelos) mediante el sistema de alta o baja presión, en función de las características y de la disponibilidad de la central, y unos días antes de entrar fruta en las cámaras, llevar a cabo una desinfección ambiental mediante la aplicación por nebulización o termonebulización.

De esta manera, se asegura que la carga contaminante en las cámaras se ha reducido satisfactoriamente y se ha controlado un punto crítico de contaminación minimizando así el riesgo que ello implica de desarrollo de podredumbres en el período de conservación en poscosecha.

Comprar Revista Phytoma 189 - MAYO 2007