La Asociación Nacional de Obtentores Vegetales presentó en la sede de Bruselas del Parlamento Europeo el informe desarrollado por el Institut Cerdà que, por primera vez, cuantifica las aportaciones económicas, sociales y medioambientales del sector obtentor en España. ANOVE destacó el papel fundamental que podría jugar para poder alcanzar los objetivos que la UE se ha fijado en el Pacto Verde Europeo de reducir el uso de plaguicidas y fertilizantes.

Además de mejorar la productividad, el informe destaca que la mejora vegetal ha permitido producir de forma más sostenible. Así, ha conseguido rebajar el uso de fertilizantes. En el caso del tomate, la cifra alcanza más de 375.000 millones de toneladas en los últimos cinco años. También se ha reducido el uso de fitosanitarios, que el informe estima en un ahorro de 540.000 kg anuales, a la vez que aumentaba la resistencia a plagas y enfermedades.

Por otro lado, la mejora vegetal ha contribuido a un menor consumo hídrico y energético. Entre los cultivos de maíz y de tomate, por ejemplo, se han conseguido ahorrar un total anual de 35 millones de metros cúbicos de agua. La mejora vegetal ha hecho posible también el ahorro de 3,5 millones de Gj/anuales. Además, la mejora de semillas y plantas ha contribuido a reducir las emisiones de CO2 en un total de 262.000 toneladas al año y a ahorrar casi 260.000 hectáreas de suelo. Por último, como señala el informe, “la mejora vegetal ha permitido contener los costes de las materias primas, mejorar las propiedades y la calidad nutricional de los productos, satisfacer las cada vez más exigentes necesidades de los consumidores, contener los precios de los alimentos e incrementar la seguridad y trazabilidad alimentaria”.

A lo largo de los años, la investigación ha permitido adaptar variedades a lugares y climas donde antes no se cultivaban, mejorar la tolerancia a las condiciones climáticas extremas, aumentar la protección contra plagas y enfermedades y multiplicar el rendimiento de las explotaciones mientras reducía los costes de explotación. En este sentido, la mejora de semillas y plantas es, según recalcó Antonio Villarroel, director general de ANOVE, “una actividad con una enorme trascendencia económica, social y medioambiental, y altamente tecnológica, basada en la investigación”. Además, ha señalado que “el desarrollo de cada nueva variedad supone de diez a doce años de trabajo y más de tres millones de euros, por lo que la mejora vegetal solo es posible con una inversión continua en programas de investigación”.

La aportación fundamental de la mejora de semillas y plantas es el incremento de la productividad. Se estima que a ella se debe el 50% del aumento de la productividad agrícola mundial a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Aportó a la economía española casi 1.000 millones de euros en 2019 y contribuyó a la creación de casi 16.000 puestos de trabajo anuales, según el informe del Institut Cerdà. Además, en los últimos veinte años, ha incrementado los ingresos de los agricultores en más de 17.700 millones de euros. “El sector obtentor es clave para la alimentación y la economía, ya que la competitividad y calidad de su actividad transciende en todos los eslabones de la cadena, beneficiando a la sociedad, el medio ambiente y la economía en su conjunto”, señala el informe, que reconoce, no obstante, que “el sector es aún poco conocido entre la población, las instituciones y los mismos agentes de la cadena, que desconocen el origen de sus productos y no son conscientes de las inversiones ni del impacto de las investigaciones que desarrolla el sector”.

Las empresas dedicadas a la mejora de semillas y plantas invirtieron el año pasado en España el 20% de su facturación aproximadamente. Según ANOVE, las 59 empresas y centros públicos de investigación a los que representa disponen en España de 62 centros de I+D+i. El 38% de la plantilla de estas organizaciones está asignado directamente al área de I+D y, debido a su alta cualificación, la ratio de producción por trabajador es de 230.000 euros/año. Según Villarroel, “la obtención de nuevas variedades mediante técnicas de edición genética es una actividad altamente especializada que transfiere tecnología del laboratorio al campo, constituyendo el eje central de la cadena alimentaria e impulsando el desarrollo agrícola”. Además, Villarroel puso especial énfasis en subrayar que, “gracias a la labor de investigación se pueden mejorar las variedades vegetales actuales y desarrollar otras nuevas, aumentar la productividad y hacer realidad una agricultura sostenible como a la que se aspira en la UE”. En esta misma línea, Francisco Barro Losada, investigador del Instituto de Agricultura Sostenible (IAS-CSIC), señaló en la reunión de Bruselas que “el gran desafío es poder desarrollar variedades que sean capaces de afrontar los enormes retos de la agricultura”.

El director general de ANOVE remarcó también que “para que se puedan desarrollar las estrategias de la UE es necesario confiar en la mejora vegetal: promover nuevas técnicas de mejora genética resulta imprescindible, pues solo gracias a ellas se puede acelerar el proceso de desarrollo de nuevas variedades, con plenas garantías sanitarias y a costes asumibles”. En ese sentido, Clara Aguilera García, vicepresidenta de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural del Parlamento Europeo, aseguró en la reunión que “las nuevas técnicas de edición genética podrían ser la solución para lograr los objetivos del Pacto Verde Europeo”. Además, Villarroel insistió en que “es imprescindible que se puedan emplear todas las tecnologías disponibles, especialmente aquellas que, como la edición genética, consiguen obtener mejoras de los cultivos de forma más eficaz y en un menor tiempo. Por eso, el marco normativo y regulatorio general en la UE tiene que fomentar y no impedir las inversiones necesarias para la futura obtención de plantas y semillas”. Por último, Inmaculada Rodríguez-Piñero, parlamentaria europea, clausuró el acto afirmando la necesidad de “combatir el miedo a los avances científicos para que todos nos podamos beneficiar y se pueda garantizar el futuro al que aspiramos en la UE”.