ASAJA-Palencia ha reclamado que la Junta de Castilla y León estudie, aplique y financie una solución real y eficaz ante las plagas cíclicas del topillo y los daños agrarios que causan. La organización profesional agraria asegura que la estrategia impulsada hace ahora cinco años por la Consejería de Agricultura y el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL) no ha evitado la proliferación del roedor y lamenta que el esfuerzo siga “prácticamente circunscrito a meros diagnósticos y que solo se tema la gravedad de los efectos sobre la salud humana, riesgos a los que también se exponen los profesionales del campo como uno de los colectivos más afectados”.

José Luis Marcos, presidente de ASAJA-Palencia, asistió a la jornada sobre el topillo organizada por la Diputación en Paredes de Nava. A su juicio, este encuentro “no ha hecho sino ratificar que la Consejería de Agricultura, el Observatorio de Plagas de su organismo ITACyL, y la labor científica que promueven diversas administraciones y universidades han arrojado la toalla en la pelea de evitar daños agrarios”.

Para la asociación, no cabe desvincular los efectos de la plaga del topillo en la salud humana de los que genera en las tierras. “Todos forman parte del mismo problema, con idéntico origen y, hasta la fecha, idéntica falta de solución real, eficaz y verdadera.  Dicho de otro modo, el modo de reducir el riesgo de enfermedades y de perjuicios al profesional del campo —que es quien más se expone también a problemas de salud, no olvidemos— es un control efectivo de esas explosiones demográficas”, explica en un comunicado en el que sostiene que durante casi dos décadas, los esfuerzos para controlar esta plaga se han focalizado en diagnósticos y análisis del comportamiento de la especie, “no en actuaciones que permitan un control verdadero de las explosiones demográficas que registra la provincia de Palencia desde la grave crisis de 2006 a 2008, la más importante en extensión, magnitud e incidencia”.

Tras esta primera plaga gravísima, de 2006-2008, amplias áreas de la provincia de Palencia, en especial la Tierra de Campos, han padecido otras de diversa intensidad en las campañas 2009-2010, 2011-2012, 2013-2014 y 2016-2017, a la que se sumará otra este año, según preveían y reconocen los expertos científicos, la propia Consejería y el Itacyl.

Después de la anterior plaga, la Consejería publicó el 5 de febrero de 2019 una orden con medidas para una estrategia de gestión integrada de riesgos derivados de la presencia del topillo campesino en Castilla y León. La norma ha cumplido cinco años, y ASAJA-Palencia manifiesta que sus medidas se han revelado “totalmente insuficientes” para los objetivos de minimizar los riesgos y una mejor protección de los cultivos que planteaba aquella gestión integrada.

La organización denuncia que, además, ha recaído en los propios agricultores gran parte de las buenas prácticas y otras acciones allí recogidas, lo que les añade costes de variado tipo, cuando no resultan contradictorias con medidas que plantea la Política Agraria Común. “Más que una gestión integrada, quieren imponernos una sugestión integral; que pensemos que ya existe una solución real y eficaz, pero esa estrategia es fallida, ya llevamos cinco años aplicándola, otra más, tras casi dos décadas de estudios, seguimientos, análisis, observaciones y pronósticos de lo que ya vemos”, afirma José Luis Marcos.