Cultivos mejorados, más productivos y nutritivos, con otras propiedades organolépticas y adaptados a la sequía; nuevas posibilidades para que la industria y la distribución reduzcan el desperdicio alimentario; variedades con genes que incorporan resistencia a plagas o enfermedades … Biovegen, el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP-CSIC) y Cajamar reunieron a más de trecientos investigadores, empresarios y profesionales del sector agroalimentario en la Ciudad Politécnica de la Innovación de Valencia para hablar de biotecnología y, muy especialmente, de las nuevas técnicas genómicas (NGT).

La jornada, que logró concretar más de cuatrocientos contactos bilaterales entre oferentes y demandantes de biotecnologías para el desarrollo de este tipo de proyectos, sirvió para confirmar las grandes expectativas levantadas tras la aprobación, por parte del Parlamento Europeo, de la propuesta de la Comisión Europea para regular las referidas NGT “tras más de veinte años con el mismo restrictivo marco regulatorio”. Así introdujo la cuestión Ana Judith Martín, la responsable del Ministerio de Agricultura que durante la presidencia española de la UE del segundo semestre de 2023 se encargó de liderar el expediente técnico para impulsar esta futura normativa europea. Actualmente, todas las plantas que se obtienen mediante NGT (entre la que destaca el CRISPR) están sujetas a la misma regulación que cualquier Organismo Genéticamente Modificado (OGM). Sin embargo, como se remarcó en la jornada, hay grandes diferencias entre las plantas editadas y los OGM. En comparación con un organismo original, no modificado, las producidas por las NGT pueden tener pequeños cambios en su código genético que también podrían ocurrir en la naturaleza o mediante la mejora convencional. La diferencia es que esas técnicas para ‘editar’ genes e inducir esos cambios son ahora más precisas, potentes, mejor dirigidas y permiten abaratar y recortar los procesos de mejora, de décadas a años. “Nos dejamos la piel para impulsar esta regulación y, más allá del pronunciamiento del Parlamento, creo que hemos avanzado también en la negociación con el Consejo Europeo”, señaló Martín.

Laura Zacarés, responsable de Transferencia de Tecnología del IBMCP-CSIC, expuso las capacidades de este centro para focalizar el desarrollo de las NGT, pero también de otros campos emergentes como la biología sintética, computacional, la química biológica o en parcelas como la sensórica molecular  en beneficio del sector agrario, de la industria alimentaria y de la salud (animal, vegetal y humana). Con un bagaje de 35 años, 220 empleados, 7.000 metros cuadrados de laboratorios propios y otros 4.200 de invernaderos y cámaras de cultivo, el “IBMCP quiere ser una de las fuerzas motrices para la innovación a la que nos aboca el Pacto Verde europeo –ahora en revisión-, la emergencia climática, la presión legislativa y las propias exigencias de los consumidores”, afirmó Zacarés.

El IBMCP exhibe el potencial de sus instalaciones y los avances en los proyectos que desarrolla con CRISPR

En la jornada, investigadores del IBMCP dieron cuenta ante los empresarios allí presentes de los avances ya consumados gracias al CRISPR y que en breve podrían cristalizar en nuevas iniciativas y proyectos para la producción de moléculas de alto valor para el sector de las energías renovables (biocombustibles); la obtención de fitonutrientes y bioestimulantes  con propiedades antioxidantes; el control de la floración en cultivos para adaptarse a las exigencias climáticas o productivas o la generación de parentales androestériles (sin polen) para facilitar el proceso de hibridación de las plantas; o el desarrollo de vacunas basadas en RNA, altamente específicas, que pueden ser aplicadas a las plantas sin recurrir a la transgénesis para el control de enfermedades víricas en lugar de fitosanitarios.

Asismismo, diferentes casos de éxito pusieron manifiesto cómo la biotecnología está aplicándose en el mundo de la empresa agroalimentaria: en Anecoop –la mayor cooperativa hortofrutícola del país, con 998 millones de euros de facturación y más de 22.000 agricultores asociados- para la selección de variedades más aptas en mandarinas tardías, kiwis o caquis; en Importaco -el gigante español de los frutos secos, con 2.300 empleados, 17 factorías y 815 millones de volumen de negocio-, que ha obtenido resultados  que mejoran los micronutrientes presentes en sus pistachos, anacardos o nueces de macadamia, para evitar las reacciones alérgicas o para potenciar sus propiedades como probiótico; en RIJK ZWAAN -uno de los mayores obtentores de variedades hortícolas del mundo- que, entre otras muchas variedades mejoradas, ha obtenido y comercializa pepinos con mayor contenido en potasio, magnesio, azúcar, vitamina k o agua que las bebidas isotónicas, o judías con más vitamina A y carotenoides que el resto de variedades de este cultivo.