Los muestreos realizados en agosto por los técnicos del Servicio de Sanidad Vegetal de Andalucía han revelado un incremento de la presencia de la cochinilla blanca o de la nieve en las hojas y, en menor medida, los frutos de mango de la provincia de Granada. Desde su aparición en 2010, Aulacaspis tubercularis se ha convertido en la principal plaga de este cultivo en España debido al daño estético que provoca en el fruto. Ataulfo y Keitt son las variedades más susceptibles.

Para el control de la cochinlla blanca, Sanidad Vegetal recomienda dar prioridad a las medidas preventivas y culturales que recoge la Guía de Gestión Integrada de Plagas del mango, como realizar una poda para mantener una buena aireación del árbol, eliminar y destruir las ramas o frutos afectados para evitar la propagación de la plaga y equilibrar el abono para evitar un exceso de nitrógeno y fósforo.

Esta especie de origen asiático se distribuye por regiones de clima tropical y subtropical de África, América, Asia, Europa y Oceanía. Aunque afecta principalmente al mango, se trata de un insecto polífago que ha sido descrito en más de cuarenta especies vegetales. Al igual que otras especies de diaspinos, A. tubercularis provoca principalmente una reducción de la capacidad fotosintética y daños estéticos consistentes en el amarilleo de las hojas y el desarrollo de lesiones externas y llamativas manchas rosadas en los frutos maduros, que alteran su maduración y deprecian su valor comercial. En un artículo publicado este año en la revista Phytoma, investigadores del centro del IFAPA en Málaga destacan que algunos estudios recientes sugieren que la cochinilla blanca puede causar pérdidas de hasta el 40% de la cosecha, principalmente en aquellas variedades de maduración tardía cultivadas en ecológico.

Existe un complejo de especies de insectos beneficiosos que pueden ejercer un cierto control natural de A. tubercularis. Entre ellos, los más eficaces son el coleóptero depredador específico de diaspinos Cybocephalus nipponicus, que presenta su máximo poblacional a principios de septiembre, coincidiendo con la mayor incidencia de plaga en el cultivo, y el himenóptero afelínido Encarsia citrina, con porcentajes medios de parasitismo del 10-12% y máximos de hasta el 35-40% en determinadas épocas del año.

También se han observado adultos de Stethorus pusillus, larvas de Chrysoperla sp., así como dípteros cecidómidos, arañas e incluso ácaros fitoseidos, pero los entomólogos del IFAPA reconocen que se desconoce cuál es el papel real que desempeñan estas especies en el control de las poblaciones de esta plaga. La incidencia y estacionalidad de estos enemigos naturales en el litoral andaluz es insuficiente para mantener las poblaciones de A. tubercularis por debajo de los umbrales económicos de daño, lo que obliga a desarrollar medidas complementarias para su control.

El mango, introducido en España en los años setenta, ha experimentado un fuerte desarrollo comercial en los últimos veinte años; se ha convertido, tras el aguacate, en el cultivo subtropical más importante de España, con una superficie regular aproximada de unas 5.300 ha y una producción anual que ronda las 37.500 toneladas. La mayor parte de la superficie de mango se concentra en la costa de Málaga y Granada. La mayoría de la producción está orientada al consumo en fresco y a la exportación a distintos mercados europeos (Portugal, Francia y Alemania), donde el mango español es muy apreciado por su cercanía y excelente calidad organoléptica y nutricional frente a los importados de terceros países. Este tipo de producción requiere unos estándares de calidad elevados, tanto organolépticos como estéticos, que condicionan y dificultan la gestión de las principales plagas y enfermedades que afectan al cultivo.