Bélgica ha confirmado la presencia de Bactrocera dorsalis en su territorio. Se trata de una de las veinte plagas prioritarias de la UE por su impacto económico, social y medioambiental, que ya está presente en Italia y, de forma esporádica, en Francia.

En agosto de 2023, se capturó un macho adulto en una trampa como parte de los muestreos anuales en un mercado público al aire libre en el centro de Amberes. La plaga se identificó mediante pruebas morfológicas y moleculares. Las autoridades fitosanitarias belgas consideraron que lo más probable era que la plaga hubiera escapado de un lote de frutas exóticas importadas (presentes en el mercado o cerca de él), pero se realizaron muestreos para verificar la presencia de B. dorsalis en el territorio. Se instalaron trampas adicionales en los alrededores y se inspeccionaron los lugares de producción de plantas hospedadoras de la zona, además de lanzar una campaña de sensibilización dentre los operadores profesionales y los ciudadanos.

En septiembre, fueron capturados tres machos adultos: uno en un mercado público de una zona urbana del municipio de Anderlecht (provincia de Bruselas), otro en un mercado público al aire libre de una zona semiurbana del municipio de Courcelles (provincia de Hainaut) y otro en Amberes, a 5 km del primer hallazgo. Bélgica considera que se tratan de casos aislados, ya que las capturas se producen en trampas cercanas a los puntos de entrada en mercados de frutas (exóticas). Además, las condiciones climáticas de Bélgica tampoco favorecen el establecimiento de la plaga, según las autoridades fitosanitarias.

En 2018 se capturaron varios adultos en Italia, en las regiones de Salerno y Nápoles. Durante los años siguientes se produjeron nuevas detecciones puntuales, pero el año pasado se dispararon las poblaciones de la plaga: alrededor de un millar de individuos fueron capturados en las trampas cromotrópicas amarillas instaladas en la región de Campania. Las autoridades italianas asumieron que se trataba de un brote y, para contener la expansión, establecieron una zona demarcada que afecta a 55 municipios. En Francia también se han detectado individuos de forma recurrente, tanto en el norte como en el sur del país, aunque se consideran interceptaciones aisladas, próximas a mercados de fruta.

B. dorsalis es una especie muy polífaga, que se ha encontrado en más de cuatrocientos tipos de frutas y verduras, entre las que se incluyen albaricoque, aguacate, plátano, cítricos, café, higo, guayaba, níspero, mango, papaya, maracuyá, melocotón, pera, caqui, piña, cereza, tomate, pimiento, berenjena y pepino, entre otros. Es nativa de Asia tropical, aunque ya se ha establecido por casi todo el continente africano tras la primera detección en Kenia, hace veinte años. Los daños que causa son producidos por la ovoposición en el fruto, por la alimentación de la larva y por la descomposición de los tejidos de la planta por microorganismos secundarios.

La mosca oriental de la fruta se propaga por medios naturales, ya que muchas especies de Bactrocera spp. pueden desplazarse entre 50 y 100 km de distancia, y por el transporte de fruta infectada; así es, probablemente, como se ha introducido en los países europeos.