Un estudio de la Universitat de Lleida y Agrotecnio-CERCA ha analizado los efectos de la tala de árboles en la distribución, composición y biomasa de hongos saprofitos y micorrícicos, y llega a la conclusión de que esta práctica no genera un impacto negativo a medio plazo sobre las comunidades de hongos del suelo.

En el suelo, los hongos viven formando redes de filamentos, micelio fúngico, cuya misión es la búsqueda de nutrientes. Los hongos saprófitos descomponen la materia orgánica para nutrirse (de hojas muertas o ramas caídas, por ejemplo), mientras que los hongos micorrícicos crean una simbiosis con las raíces de los árboles mediante la que intercambian nutrientes por carbono. Así, eliminar la cubierta forestal provocará variaciones en la disponibilidad de recursos para los hongos, lo que puede afectar a la composición y la diversidad de las comunidades fúngicas del suelo.

El estudio, liderado por la investigadora Giada Centenaro, junto a siete investigadores más, se llevó a cabo en un bosque de pino silvestre en el llamado “Pinar Grande” de la provincia de Soria, más de 12.500 hectáreas de bosque por encima de los 1.000 metros de altitud, con un clima mediterráneo con características continentales.

Para analizar los cambios de las talas en los hongos del suelo, en este trabajo se realizó un muestreo espacial del suelo, partiendo desde el interior del bosque y finalizando en el centro de tres áreas taladas, de media hectárea cada una. En cada una de las tres áreas taladas se tomaron sesenta muestras de suelo para la caracterización de la comunidad de hongos del suelo. Sobre estas 180 muestras de suelo se extrajo el ADN fúngico y se identificaron las especies de hongos presentes, así como la biomasa de hongos en el suelo.

La publicación de Centenaro ha demostrado que, aunque la biomasa de hongos sea menor en la zona talada respecto al bosque o al perímetro de la parcela, la diversidad fúngica se ha mantenido similar en todas las zonas. El trabajo pone de manifiesto que los tratamientos de clara a pequeña escala, menores de media hectárea, no generan impactos negativos a medio plazo sobre las comunidades de hongos del suelo. Es decir, las comunidades fúngicas dentro de las zonas taladas y también en el borde del bosque son comparables a las comunidades fúngicas que encontramos en el interior del bosque. “Estos descubrimientos son importantes desde un punto de vista de gestión forestal porque muestran que se puede gestionar el bosque sin causar daños irreversibles en el ecosistema”, señala Centenaro, que destaca también la importancia de las nuevas tecnologías para lograr estos resultados: “Hace veinte años, para estudiar los hongos se tenía que ir al bosque en temporadas concretas e identificar las setas visibles. Con las nuevas tecnologías, es posible tener una idea mucho más clara y completa de la composición de las comunidades de hongos”.

De los autores del estudio, publicado en Science of the Total Environment, cinco son investigadores de la Universitat de Lleida adscritos a Agrotecnio: Giada Centenaro, José Antonio Bonet, Ángel Ponce, Svetlana Dashevskaya y Josu G. Alday. También firma este trabajo el investigador de la Universitat de Lleida Sergio de Miguel, actualmente adscrito al Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Catalunya.

 

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