Una investigación del Grupo Patología Agroforestal AGR-216 de la Universidad de Córdoba revela la presencia de hongos de carácter vascular que pueden estar asociados a la ‘seca’ de ramas y ramillas en olivares en seto de Andalucía. En un artículo que acaba de publicar Phytoma explican este nuevo síndrome asociado a un grupo de especies fúngicas, de las que Ca. luteo-olivacea es la más virulenta.

La mayor densidad de plantación, el incremento del número de hectáreas en regadío y la mayor mecanización de labores agrícolas como la poda y la recolección en el cultivo del olivo han propiciado los últimos años la aparición de nuevos síndromes de ‘seca’ de ramas y ramillas en olivares en seto, especialmente en la variedad Arbequina.

De las prospecciones realizadas por el Grupo Patología Agroforestal de la UCO entre 2016 y 2018, se han identificado las siguientes especies fúngicas: Acremonium sclerotigenum, Cadophora luteo-olivacea, Paracremonium sp., Phaeoacremonium. italicum, Pm. minimum, Pm. parasiticum, Pm. scolyti y Psedophaemoniella oleicola. De entre todas ellas, Ca. luteo-olivacea resultó ser la más virulenta cuando se evaluó su patogenicidad en plantones de olivo.

Este estudio supone el primer trabajo de etiología sobre la ‘seca’ de ramas y decaimiento en olivares en seto en España asociados con hongos vasculares de biología diferente a Verticillium dahliae, causante de la verticilosis, o de los hongos causantes de chancros y desecaciones de ramas. Además, supone la primera detección de Ca. luteo-olivacea asociada a ‘seca’ de ramas del olivo en el mundo.

“Es necesario seguir investigando para conocer el ciclo de vida de estos patógenos en olivo, especialmente en los nuevos escenarios de olivar superintensivo”, advierte Carlos Agustí Brisach, uno de los autores de este trabajo. Ante la dificultad de implantar métodos de control eficaces frente a patógenos vasculares, el investigador de la UCO apunta al control biológico que, junto a la resistencia genética, está ofreciendo resultados prometedores en el manejo de la verticilosis. “Aunque si bien es cierto que estos hongos vasculares no podemos considerarlos actualmente del mismo nivel de gravedad que V. dahliae en el olivar, es de vital interés que consideremos el biocontrol entre los métodos prioritarios de control en los que investigar para prevenir un incremento de su incidencia en los próximos años”.

Además, la prevención de la infección mediante prácticas culturales adecuadas por parte del agricultor es fundamental. En este sentido, se recomienda evitar al máximo las heridas tanto en la poda como durante la recolección, así como su inmediata protección mediante tratamientos fitosanitarios con mezclas de compuestos protectores a base de cobre y fungicidas sistémicos como triazoles o translaminares como las estrobilurinas. También se aconseja la desinfección constante de las herramientas a lo largo de la jornada de poda o recolección con hipoclorito sódico al 10% o alcohol al 70% para evitar la transmisión del patógeno entre árboles afectados y sanos. Asimismo, el saneamiento de los árboles afectados y la retirada y destrucción de los restos de poda es esencial para evitar la producción de inóculo del patógeno en el campo.