Agricultores y técnicos advierten de que la plaga de Tuta absoluta está “fuera de control” en Tenerife y Gran Canaria por problemas de manejo y solicitan a la Administración medidas urgentes para facilitar la gestión de los residuos vegetales afectados por la polilla del tomate.

 

La presidenta de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (ASAGA Canarias ASAJA), Ángela Delgado y el presidente de la Asociación de Cosecheros y Exportadores de Tomates de la provincia de Santa Cruz de Tenerife (ACETO), Francisco Echandi, se han reunido con el director general de Agricultura del Gobierno de Canarias, César Martín, y la consejera del Área de Agricultura y Medio Ambiente del Cabildo Insular de Tenerife, Blanca Pérez, para solicitar que se tomen medidas de carácter urgente que faciliten a los tomateros la gestión adecuada de los residuos vegetales afectados por la Tuta absoluta. El objetivo es poner coto a los daños en producción y comercialización que está ocasionando en el tomate, tanto en Tenerife como en Gran Canaria.

Para evitar la propagación de la plaga, se recomienda como primera actuación gestionar los desechos vegetales a través de un tratamiento correcto en la planta medioambiental de Arico que incluye un proceso de compostaje, lo que según ASAGA y ACETO conlleva un gasto adicional debido al pago de una tasa que, en estos momentos, resulta inasumible para el sector por la pérdida de cosechas y rentabilidad que está ocasionado Tuta absoluta. Además, para que este tratamiento sea efectivo es necesario separar dicha materia orgánica de la rafia (material que se emplea para entutorar la planta), tarea que los productores consideran inviable por el tiempo y el coste en mano de obra que implica.

Ante este panorama, el sector y la Administración han puesto sobre la mesa varias medidas. Por un lado, sacar una línea de ayudas específicas que permita compensar esta tasa para poder gestionar los residuos en los puntos limpios; por otro, poner en marcha una campaña de concienciación para que se cumpla el código de buenas prácticas agrícolas en las explotaciones agrícolas. En este sentido, se recomienda la colocación de trampas de feromonas, los cambios de mallas deterioradas, el uso de doble puerta en los invernaderos, la retirada y la eliminación total de los restos vegetales del cultivo y el mantenimiento del terreno sin plantar durante un tiempo mínimo para romper el ciclo de vida de este insecto. Asimismo, se estudia la posibilidad de articular medidas sancionadoras para quienes realicen vertidos ilegales que contribuyan a la expansión de la plaga.

Para la presidenta de ASAGA Canarias, “es muy importante que los agricultores sigan al pie de la letra las recomendaciones que hacen los técnicos porque, de lo contrario, estaremos contribuyendo a que la plaga se expanda cada vez más y tenga como consecuencia la desaparición en próximas campañas de buena parte del cultivo en las islas. Por otra parte, contamos con que la Administración sea lo suficientemente sensible para que entienda la necesidad de colaborar económicamente y poder contrarrestar los efectos negativos de esta situación”.

Otro problema añadido para el control de esta plaga es la aparición de resistencias, como está ocurriendo en los invernaderos del sudeste peninsular. Por este motivo, se han abierto otras líneas de investigación, como la búsqueda de enemigos naturales locales, proyecto en el que trabaja la Universidad de La Laguna, o la separación y revalorización de la rafia como materia prima para una posterior actividad industrial.