El sector citrícola español, que ya está envuelto en una fuerte crisis de rentabilidad por diversos motivos, se siente el más amenazado por la entrada de nuevas plagas y considera que las medidas establecidas en el nuevo Reglamento fitosanitario serán insuficientes.

Cada año, miles de millones de productos vegetales son trasladados por el mercado interno sin fronteras de la UE, o se importan desde otros países de fuera. Por ese motivo, la Comisión Europea ha revisado la legislación vigente elaborando un nuevo Reglamento que pretende aumentar los controles fitosanitarios y establecer medidas de prevención y erradicación ante el inminente peligro de entrada de nuevas plagas y enfermedades.

Los cítricos tienen un largo historial de intercepción de organismos nocivos en partidas procedentes de terceros países debido al gran volumen de importación, más de 2 millones de toneladas, y que gran parte de los países de origen tienen presencia de plagas de impacto muy grave. En 2018, los servicios fitosanitarios de la Unión Europea interceptaron cien envíos de cítricos con presencia de alguna plaga de cuarentena, doce más que el año anterior. ¿Tenemos la seguridad de que los métodos de control existentes son capaces de detectar todos los envíos con presencia de plagas? El sector no parece tranquilo y lleva años exigiendo más y mejores controles en las fronteras.

El colectivo citrícola ha solicitado, sin éxito, la inclusión de los cítricos en la “Lista de vegetales de alto riesgo', lo que implicaría la aplicación de medidas más estrictas de seguridad e incluso la prohibición de la importación desde terceros países. Consideran que, mientras los países de fuera de la Unión Europea exigen estrictas condiciones para exportar nuestros cítricos, Europa no lo hace con los países de los que importa la fruta.

El miedo por parte del sector está fundamentado. El citado Reglamento contiene una lista de veinte plagas de cuarentena consideradas como prioritarias debido al grave impacto económico, medioambiental y social que ocasionaría su entrada. Seis de ellas atacan a los cítricos.

Los expertos opinan que es casi imposible evitar la entrada de nuevas plagas y enfermedades y que la nueva reglamentación solo podrá, como mucho, retrasarla. Prueba de ello es que la mayoría de ellas está llamando ya a la puerta para entrar. La enfermedad Xylella fastidiosa ya ha sido detectada en España, aunque todavía no ha afectado a los cítricos. La falsa polilla del manzano ya ha aparecido en seis inspecciones de partidas originarias de Israel en lo que va de año. La enfermedad del dragón amarillo o greening se transmite por un insecto que ya ha sido detectado en Galicia y Portugal, a pocos kilómetros de la zona productora de cítricos andaluza. La mosca oriental de la fruta, nativa de Asia tropical, se extiende por África y se observó por primera vez en el sur de Italia a finales de 2018. La mancha negra de los cítricos, causada por un hongo típico de regiones subtropicales, ya ha aparecido en Túnez y puede dar el salto a Europa en cualquier momento.

¿Qué haremos cuando lleguen? La mayor parte de esas enfermedades o plagas tienen muy difícil control y serán recibidas en una Europa que defiende una política restrictiva con los fitosanitarios y que sitúa a los agricultores europeos en una situación de clara indefensión.

Bruselas parece haber caído bajo el hechizo de corrientes de opinión que difunden temores fundamentados en creencias populistas sin rigor científico. Como consecuencia de ello, se toman decisiones basadas en el riesgo potencial de determinados productos, ignorando las ventajas reales que entraña el uso reglamentado y controlado por parte de los agricultores.

La sociedad europea debería hacerse la siguiente pregunta ¿necesitamos una agricultura profesional y tecnificada con métodos de producción más eficientes o preferimos otras opciones de agricultura alternativas, pero menos productivas? Si esta pregunta se trasladase al entorno de la medicina y bajo la alarma de la entrada inminente de nuevas epidemias, la respuesta sería sencilla. Escogeríamos disponer de medicinas profesionales, de eficacia probada y seguras antes que cualquier tratamiento alternativo.

No nos engañemos. Elegir una agricultura romántica evitando la tecnología obligaría a Europa a importar alimentos de países que no reúnen los requisitos de seguridad que tenemos ahora. Aplicando el refranero español, será peor el remedio que la enfermedad.

Carlos Serrano

Director de Sostenibilidad de ASCENZA