Un equipo de investigadoras de la Universitat de València, el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) y el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) ha logrado el control biológico de Ralstonia solanacearum, responsable de la marchitez bacteriana, mediante el uso de virus bacteriófagos.

R. solanacearum es una bacteria fitopatógena devastadora responsable de la marchitez bacteriana en cultivos de solanáceas como la patata, el tomate y el pimiento. Los métodos convencionales de control químico de este patógeno y las prácticas culturales han mostrado una eficacia limitada y plantean riesgos para el medio ambiente y la salud global. En los últimos años, el uso de virus que infectan bacterias (bacteriófagos) como agentes de control biológico ha suscitado gran interés debido a su especificidad, seguridad y potencial para la gestión integrada y sostenible de bacteriosis de plantas. Esta investigación, cuyos resultados se han publicado en la revista Phytoma, es la primera descripción sobre el biocontrol efectivo de R. solanacearum basado en la aplicación de fagos individuales o combinados a través del agua de riego, y en condiciones que simulan las del medio natural.

“Los bacteriófagos (fagos) son virus que infectan y destruyen bacterias, siendo inocuos para el resto de seres vivos. Se consideran antimicrobianos naturales, lo que los hace idóneos para una agricultura más ecosostenible y segura. Según su ciclo de vida, pueden ser lisogénicos o líticos. Los lisogénicos integran su genoma en el de la bacteria y se replican con él sin destruir la célula bacteriana. En cambio, los líticos, tras integrar su genoma en el de la bacteria, dirigen el metabolismo de ésta para replicarse, lisándola cuando se liberan. Los fagos líticos tienen, por tanto, un efecto bactericida y mayor interés para el control biológico de las bacterias fitopatógenas”, explican en el artículo las autoras de este trabajo, Elena G. Biosca, Belén Álvarez y María Milagros López.

Fruto de la colaboración entre la Universitat de València y el IVIA, en este trabajo se han aislado, caracterizado y seleccionado tres fagos líticos de R. solanacearum capaces de infectar específicamente una colección de cepas de esta especie, sin afectar a bacterias ambientales, y de lisar las poblaciones del patógeno dentro de un amplio rango de condiciones de temperatura, pH, salinidad y aireación en agua medioambiental. Los tres fagos han sido capaces de reducir tanto densidades elevadas del patógeno en el agua ambiental como la incidencia de la marchitez bacteriana en plantas de tomate mediante el riego con un fago o sus combinaciones, en ensayos realizados con más de trescientas plantas. “Al utilizar virus naturales para combatir el patógeno y, por tanto, la enfermedad, se reduce la necesidad de productos agroquímicos perjudiciales y se promueve un enfoque más respetuoso con el medio ambiente y la salud global para proteger los cultivos y garantizar una agricultura sostenible”, subrayan las responsables de esta solución natural innovadora de biocontrol que ha generado una patente nacional entre la UV y el IVIA.