El Grupo Parlamentario Popular ha presentado una moción para que la Comisión de Transición Ecológica del Senado inste al Gobierno a autorizar la cría y suelta de Anagyrus fusciventris, principal agente de control biológico de Pseudococcus longispinus, la plaga más dañina para el cultivo del caqui. Una solución avalada por el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias que los ministerios de Agricultura y Transición Ecológica rechazan al catalogar esta especie como exótica, a pesar de estar totalmente naturalizada.

Esta moción, que será aprobada próximamente en esta Comisión, donde el PP cuenta con mayoría absoluta, surgió a partir de la información publicada recientemente por Phytoma. En ella, se pone de manifiesto que el criterio de la Subdirección General de Biodiversidad Terrestre y Marina contradice totalmente el de los investigadores del IVIA que llevan años estudiando esta plaga y sus enemigos naturales, y aseguran que A. fusciventris es el único agente de control biológico capaz de regular las poblaciones de P. longispinus,  la especie de pseudocóccido más abundante en los caquis valencianos y la plaga más perniciosa: según cálculos de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) y la Asociación Española del Kaki (AEKAKI), las pérdidas derivadas del cotonet en el sector del caqui de la Comunitat Valenciana alcanzaron en 2021 los 40 millones de euros, 25 de ellos por causa directa de la producción perdida y 15 millones por los sobrecostes económicos entre campo y almacén. “Es totalmente incomprensible que, cuando los agricultores apuestan por la lucha biológica contra las plagas que afectan a sus cultivos, el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico incluya al parasitoide de la cochinilla blanda, que afecta al cultivo del caqui, como especie exótica cuando dicho parasitoide lleva años formando parte de la biodiversidad del ecosistema agrícola”, razona Vicente Tejedo, senador popular por Castellón que forma parte de las comisiones de Agricultura y Reto Demográfico.

Al igual que P. longispinus, el parasitoide es nativo de Australia, pero fue importado a varios países del mundo para el control de este pseudocóccido. En la cuenca Mediterránea, fue introducido por Israel en 1972; más tarde, el parasitoide se expandió a otros países como Italia y, más recientemente, a España. Los resultados del IVIA muestran que actualmente está muy extendido en el caqui mediterráneo. “Si el parasitoide es considerado exótico, no se puede multiplicar en insectarios para su suelta masiva en primavera y controlar la plaga de forma eficaz. Estudios realizados por el IVIA demuestran la eficacia del parasitoide contra la cochinilla del caqui con sueltas masivas en la primavera, no afectando para nada a la biodiversidad del ecosistema agrario”, insiste Tejedo, que es Dr. ingeniero agrónomo y hasta el año pasado dirigió la Estación Experimental Agraria de Vila-Real, que depende de la Conselleria de Agricultura autonómica.

Los investigadores del IVIA aseguran que Anagyrus fusciventris es el único agente de control biológico capaz de regular las poblaciones de Pseudococcus longispinus

Cristóbal Aguado, presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), acusa directamente al Ministerio para la Transición Ecológica de convertirse, “con la ministra Ribera al frente, en el peor enemigo del campo español”, y asegura que las decisiones que toma este ministerio “obedecen a postulados ecológicos de corte radical, no científicos, no objetivos, no razonables”; en ellas enmarca la desaprobación de la cría y liberalización masiva del parasitoide. “La peor plaga del caqui, el cotonet Pseudococcus longispinus, podría ser controlada perfectamente si este infame ministerio permitiera la cría y suelta masiva del mencionado parasitoide en el momento oportuno. Tal como afirma el IVIA, que sí es un organismo científico, el parasitoide está aquí desde hace décadas (no hay ni que traerlo) y su suelta no afectaría a otros parasitoides cuya presencia es anecdótica. Se trata de una prohibición sin sentido científico, por ideología, que supone una mentira pseudoecológica. Con ministerios como este y con ministras como esta, el campo español está condenado”, denuncia Aguado.

El estudio del IVIA que identificó a A. fusciventris como el parasitoide más ampliamente distribuido de P. longispinus fue galardonado en 2022 con el X Premio SEEA-Phytoma a la mejor comunicación en panel del XII Congreso de la Sociedad Española de Entomología Aplicada. En este trabajo, los investigadores del Centro de Protección Vegetal y Biotecnología del IVIA demuestran que la eficacia de los insecticidas contra esta plaga es muy baja y abogan por desarrollar un programa de control integrado para mejorar su control.