La Geoestadística puede utilizarse para estudiar la distribución espacial de poblaciones de plagas cuando la variable utilizada (como el número de capturas en trampas de feromonas) es regionalizable. En este caso, puede realizarse una descripción de la distribución espacial a pequeña (parcela) o gran (zona) escala más precisa que la que se obtiene con los índices de dispersión, lo que permite optimizar el método de muestreo y las medidas de control a adoptar, precisar el momento de superación del umbral económico de daños para realizar los correspondientes avisos a los agricultores y estudiar algunos aspectos de la ecología de la plaga, como los patrones de dispersión entre hábitats. El uso de SIG permite completar el análisis mediante la comparación de la distribución espacial con otras variables que pueden representarse gráficamente.

INTRODUCCIÓN

La manera como los individuos de una población se distribuyen en el espacio (al azar, uniforme o agregada) depende tanto de las características de la especie como de las características del hábitat que ocupa la población. Su conocimiento es especialmente importante en programas de control integrado de plagas, ya que la distribución espacial de la población influye en el diseño del programa de muestreo y en los métodos de análisis estadístico que se puedan utilizar con los datos recolectados. El estudio de la distribución espacial de una especie se ha realizado tradicionalmente mediante los índices de dispersión, como los de Taylor, Morisita, Lloyd y Iwao (SOUTHWOOD Y HENDERSON, 2000), pero desde finales de los años 80, se ha puesto a punto la utilización de dos técnicas que permiten describir de una manera más precisa la distribución espacial de una población: la Geoestadística (SCHOTZKO Y O?KEEFE, 1987; FARIAS et al., 2004) y los Sistemas de Información Geográficos (SIG) (LIEBHOLD et al., 1993).

La Geostadística permite analizar la correlación de los datos en el espacio y realizar interpolaciones y extrapolaciones, mientras que los SIG permiten compilar y manipular datos espacialmente referenciados. Para utilizar la Geostadística, es indispensable que la variable estudiada (número de individuos por unidad muestral, en general, o número de individuos por trampa de feromonas, en un caso particular muy extendido) sea regionalizable y se ajuste a alguno de los modelos posibles del semiovariograma (RIBES-DASI et al., 1998).

La Geoestadística y los SIG pueden utilizarse tanto para estudiar la distribución espacial a pequeña escala (un huerto o un campo de cultivo más o menos grande, pero continuo) como a gran escala (una zona controlada por una cooperativa o una región) (SCIARRETTA et al., 2001). Conocer la distribución espacial a pequeña escala permite optimizar el método de muestreo y las medidas de control a adoptar. Conocerla a gran escala permite optimizar el número de puntos de muestreo (trampas de feromonas, por ejemplo), precisar el momento de superación del umbral económico de daños para realizar los correspondientes avisos a los agricultores y estudiar algunos aspectos de su ecología, como los patrones de dispersión entre hábitats. En este artículo no entraremos en el detalle del uso de la herramienta (ver RIBES-DASI et al., 1998, por ejemplo), sino que lo ilustraremos con algunos ejemplos.

 

Optimización del número de puntos de muestreo en una zona

Se utilizó la base de datos de capturas en 55 trampas de feromonas de Cydia pomonella (Lep. Tortricidae) y en 55 de Pandemis heparana (Lep. Tortricidae) colocadas en el término municipal de Torregrosa (Lleida) en 1996 y 1997. Previamente, se había comprobado que la variable era regionalizable, se habían calculado los alcances de cada trampa y se habían obtenidos los mapas de isolíneas de capturas o isocaps (RIBES-DASI et al., 1998).

Después, se eliminaron las trampas que se encontraban a una distancia inferior al alcance y se dibujaron de nuevo los mapas de distribución espacial, que mostraron una gran coincidencia en las áreas de máximas y mínimas capturas (Figura 1, de RIBES-DASI et al., 2001). Un proceso similar se ha realizado con éxito en 2003 y 2004 para optimizar el número y la distribución de trampas de feromonas de varias especies de plagas de frutales en la zona controlada por la empresa Nufri en Lleida.

El resultado del análisis geoestadístico y las recomendaciones de eliminación de trampas deben ser estudiadas críticamente, sobre todo en aquellas especies cuyas capturas puedan estar influidas por algún factor puntual, como puede ser la presencia de focos de infestación, tales como nogales o almacenes de fruta en el caso de C. pomonella.

 

Representación a gran escala del momento de superación del umbral de tolerancia

En 1998, se utilizó la base de datos de capturas de P. heparana en trampas de feromonas colocadas en varios términos municipales contiguos de la zona frutícola de Lleida y se estudió la variable "fecha de superación del umbral de tolerancia". Esta variable también es regionalizable, por lo que se representaron las isolíneas sobre un mapa de la zona (Figura 2).

 

Utilización como parte de un sistema de avisos

La colaboración del personal de varias instituciones (Universidad de Lleida, IRTA, DARP de la Generalitat de Catalunya, empresas, cooperativas y Agrupaciones de Defensa Vegetal) ha permitido implementar en 2004 el uso de estas técnicas en el sistema de avisos de gran parte de la zona frutícola de Lleida. La distribución de las trampas de feromonas se ha realizó siguiendo las recomendaciones emanadas del estudio geostadístico, donde ya se disponía de él, o según el criterio de los técnicos de las Agrupaciones de Defensa Vegetal. Los resultados de las capturas semanales eran enviadas al centro receptor y se procedía al estudio del modelo de semiovariograma al que mejor se adaptaban y a la realización de los mapas de la distribución espacial, que eran enviados inmediatamente a los técnicos de las ADV.

 

Estudio de la ecología de la especie

El análisis geoestadístico de la distribución espacial de una población a gran escala permite estudiar algunos aspectos de su ecología, tal como los patrones de dispersión (SCIARRETTA et al., 2001). Cuando se dispone de mapas de otras variables (dirección y velocidad del viento, pluviometría, tipo de vegetación,...) que puedan ser superpuestos en capas mediante SIG, se puede conocer su influencia sobre la distribución espacial.  

 

BIBLIOGRAFÍA

FARIAS, P.R.S.; ROBERTO, S.R.; LOPES, J.R.S.; PERECIN, D. 2004. Geostastistical characterization of the spatial distribution of Xylella fastidiosa sharpshooter vectors on citrus. Neotropical Entomology, 33:13-20.

LIEBHOLD, A.M,; ROSSI, R.E.; KEMP, W.P. 1993. Geostatistics and geographic information systems in applied insect ecology. Annual Review of Entomology, 38: 303-327.

RIBES-DASI, M.; BASCUÑANA, M.; AVILLA, J. 1998. Estudio de la distribución espacial de Cydia pomonella (L.) y Pandemis heparana (Denis & Schiffermüller) en Torregrossa (Lleida) mediante métodos geoestadísticos. Boletín de Sanidad Vegetal. Plagas 24:935-948.

RIBES-DASI, M.; ALBAJES, R.; SARASÚA, M.J.; AVILLA, J. 2001. The use of Geostatistics to study the spatial distribution of Cydia pomonella and Pandemis heparana in Lleida (Spain). IOBC wprs Bulletin 24(5): 185-188.

SCHOTZKO, D.J.; O?KEEFE, L.E. 1987. Geostatistical description of the spatial distribution of Lygus hesperus (Heteroptera. Miridae) in lentils. Journal of Economic Entomology 82: 1277-1289.

SCIARRETTA, A.; TREMATERRA, P.; BAUMGÄRTNER, J. 2001. Geostatistical analysis of Cydia funebrana (Lepidoptera. Tortricidae) pheromone trap catches at two spatial scales. American Entomologist 47: 174-184.

SOUTHWOOD, T.R.E. Y HENDERSON, P.A. 2000. Ecological Methods 3rd edition. Blackwell Science. Oxford. Reino Unido.

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