Bemisia tabaci es una de las principales plagas del tomate. Los daños que provoca son debidos a la actividad alimentaria, tanto de las larvas como de los adultos, pero los más importantes son los indirectos, debido a las virosis que transmiten los adultos (complejo TYLCV y ToCV). Para la aplicación de métodos de control es necesario disponer de métodos de muestreo. En el presente trabajo se estudia en primer lugar la distribución espacial de adultos y larvas del 4º estadío-pupas de B. tabaci en el cultivo de tomate, y se proponen diferentes procedimientos de muestreo para la estimación de la densidad poblacional de adultos, basados en la observación directa sobre las hojas.

INTRODUCCIÓN

Para la elaboración del presente trabajo se han empleado los muestreos realizados en unos ensayos de aplicación de técnicas de control integrado en tomate, en las campañas 94-95 y 95-96, en dos invernaderos, en ciclo de otoño a final de primavera, uno con suelta de auxiliares y otro con control químico.

También se han empleado los muestreos realizados en cuatro parcelas al aire libre en la campaña 95-96, y en siete en las campañas 96-97 y 97-98, entre julio y enero, en la zona litoral de los municipios de Mazarrón y Lorca en Murcia (LACASA et al., 1998). En estas parcelas el control de la plaga se realizaba con fitosanitarios. El seguimiento se efectuó sobre 20 plantas (40 en los invernaderos de la campaña 94-95), tomadas al azar en cada fecha de muestreo. Para conocer la distribución de los individuos dentro de cada planta, se muestrearon las 10 hojas superiores de la planta. Se contaron, con la ayuda de un cuentahílos, los adultos y larvas de 4º estadío-pupas presentes en cada hoja. Cuando la planta tenía menos de 10 hojas se examinaban todas. Los conteos se realizaron a primera hora de la mañana, cuando las temperaturas eran más bajas, y la actividad de vuelo de los adultos menor. Se realizaron un total de 259 muestreos, contándose un total de 53.928 hojas, 9.308 adultos y 3.139 larvas.

Agregación espacial

El comportamiento de una especie con relación a su tendencia a distribuirse en el espacio es una de las características que definen a la especie. Se han calculado los índices a y b de la ley potencial de Taylor (1961) para describir la distribución espacial. Se eligieron estos índices por ser los más frecuentes en el estudio del patrón de agregación de las especies, y la más común aproximación a la relación entre la varianza y la media, relación de gran utilidad en el desarrollo de métodos de muestreo. Los índices b y a de Taylor son superiores a 1 (P > 95%) (Tabla 1), tanto en larvas como en adultos, lo que supone una tendencia agregativa de la especie que es más acusada en larvas que en adultos. A esta mayor agregación contribuye el comportamiento de la hembra en la oviposición y la poca movilidad de los estadíos larvarios.

Distribución vertical dentro de la planta

En la Figura 1 se muestra la proporción media de individuos en cada hoja, expresada sobre el total de individuos en las 10 hojas, y el coeficiente de variación de la media. Para comprobar la significación de las diferencias observadas en la abundancia relativa de individuos en cada hoja se realizó el análisis de varianza. Los factores considerados han sido la posición de la hoja y la planta. Para comprobar las posibles diferencias significativas entre medias de estratos se ha empleado el test LSD al 95%. La densidad de adultos es creciente conforme la hoja está situada más abajo, hasta alcanzar la hoja quinta a partir de la cual ya no se observan diferencias significativas con el resto de hojas. El coeficiente de variación es menor en aquellas hojas que poseen una mayor proporción de individuos. Naranjo y Flint (1994; 1995) y Naranjo (1995), en algodonero, encuentran que la quinta hoja es la que posee un mayor número de adultos y un menor coeficiente de variación. Las larvas también muestran una pauta creciente de densidad conforme la hoja está situada más abajo (Figura 1), aunque más atenuada, aumentando bruscamente en la hoja novena y décima, en las cuales se encuentra el 50% de las larvas encontradas. Es probable que la hoja más infestada se sitúe por debajo de estas hojas, en posiciones más cercanas al suelo, como se observa en pimiento (GUIRAO et al., 2004).

Tanto para adultos como para larvas se verifica la tendencia general observada en otros cultivo, de situarse los adultos en estratos superiores a los de las larvas. El coeficiente de variación es menor, en ambos casos, en las hojas novena y décima, hojas que, por tanto, serían las más adecuadas para el muestreo conjunto de larvas y adultos. Sin embargo, según las tendencias observadas en ambos casos, no parece que la gran mayoría de la población se concentre en estas 10 primeras hojas. Por tanto, para obtener con mayor claridad las pautas de distribución dentro de la planta y conocer las hojas más adecuadas para el muestreo se debería haber examinado un mayor número de hojas de cada planta. Las plantas de tomate, cuando alcanzan su máximo desarrollo llegan a tener unas 20-25 hojas aunque este número es variable, entre otros factores depende de la intensidad con que se realice la poda de las hojas viejas. La distribución de B. tabaci dentro de la planta es el resultado de la interacción entre la dinámica de crecimiento de la planta y los hábitos de alimentación y puesta de las hembras y la baja movilidad de los estados inmaduros (NARANJO, 1995).

En general, las hembras se alimentan y ovipositan en hojas jóvenes, donde el contenido en compuestos solubles nitrogenados es más elevado y preferentemente en el envés, donde encuentran mayor protección (BYRNE Y BELLOWS, 1991), de modo que los huevos y larvas de primeros estadíos se encuentra en las hojas jóvenes y las larvas de últimos estadíos, progresivamente, en hojas más viejas (GERLING et al., 1980). En cultivos anuales, como es el caso del tomate, la correlación existente entre la edad de la hoja y su altura sobre el suelo, determina que se observe una estratificación de las densidades de los diferentes estados y estadíos de la plaga en función de la altura.

Procedimientos de muestreo

Los estados inmaduros son probablemente los mejores indicadores del daño directo causado a las plantas, sin embargo por su pequeño tamaño son costosas de muestrear, incluso cuando los métodos de muestreo han sido optimizados. Por otro lado, en el cultivo del tomate, el daño que sitúa a B. tabaci como plaga es la transmisión de virus, de cuya transmisión a plantas sanas, los principales responsables son los adultos. Además, las poblaciones de larvas son escasas, al estar sometidas a una elevada intensidad de tratamientos, incluso en parcelas con alta incidencia de TYLCV, por lo que no parece que las larvas sean el mejor estado para predecir la incidencia de la enfermedad. Por estas razones, y por disponer de pocos datos relativos a larvas, se ha ajustado los métodos de muestreo solo para adultos de B. tabaci en tomate. Para cada uno de ellos, se ha calculado el número de unidades muestrales a tomar para obtener un determinado grado de precisión, y en los muestreos binomiales se determina también las relaciones entre la media y la proporción de hojas no ocupadas.

Muestreo secuencial enumerativo

El muestreo enumerativo consiste en contar todos los individuos presentes en la unidad de muestreo, y emplear la media muestral como estima de la media poblacional. Se ha calculado el tamaño de muestra necesario para alcanzar una determinada precisión, fijada por el coeficiente de variación medio, a partir de la expresión de Green (1970). En la Figura 2 se representan los tamaños muestrales, en función de la media. Con el tamaño de 200 hojas empleado en los muestreos se puede estimar medias de 0,12 adultos/hoja con un coeficiente de variación medio en torno a 0,25. El procedimiento de muestreo se podría realizar, con el ábaco de la Figura 3, de la siguiente forma: se muestrean 25 hojas y si el número de total de individuos es igual o superior a 72, se finaliza el muestreo y se calcula la media.

Si es inferior, se continúa muestreando y sumando los nuevos individuos contabilizados, hasta que el número total de individuos sea mayor o igual al señalado por la gráfica, finalizando entonces el muestreo. Se ha de establecer un número máximo de muestras, ya que si la media se aproxima mucho a cero, el número de muestras necesario es muy grande, y a efectos prácticos no es necesaria una excesiva precisión cuando la media está en torno a cero. Siguiendo criterios operativos, se puede establecer un máximo del orden de 277 hojas que permite una estima del orden de 0,07 adultos/hoja con la precisión media de 0,25.

Muestreo binomial

El muestreo binomial, denominado también de presencia o ausencia consiste en contabilizar la proporción de unidades de muestreo libres o no ocupadas por la especie en cuestión, y a partir de ésta estimar la densidad poblacional. Con ello se pretende simplificar la ejecución del muestreo, ya que en el momento que se observa que una unidad está ocupada no hace falta seguir contando en esa unidad de muestreo. Para la búsqueda de una relación entre unidades muestrales no ocupadas o libres y la densidad poblacional media y para el cálculo del tamaño de muestra necesario para estimar la población se ha empleado el modelo empírico de Nachman (1984).

Los resultados de la regresión se recogen en la Tabla 2, y la relación obtenida entre la media y la proporción de hojas no ocupadas en la Figura 4. Los tamaños muestrales necesarios para estimar la población (Figura 2) son mínimos (56 hojas) con una media de población de 3 individuos por hoja. Si los comparamos con el muestreo enumerativo, en el rango de medias comprendido entre 0,01 y 3 individuos hojas, en el muestreo binomial es entre 1,9 y 3 veces mayor el número de hojas a procesar. En los muestreos realizados, los niveles de adultos por hoja suelen ser bastante bajos, la media de adultos de todas las hojas contabilizadas es 0,174 y el percentil 99% de 3 adultos/hoja. Para una misma precisión, el muestreo binomial probablemente resulte menos adecuado que el muestreo enumerativo, puesto que probablemente no va a suponer un ahorro de tiempo, ya que el coste de contabilizar la unidad muestral va a ser semejante al del muestreo enumerativo, pero va a requerir un mayor número de unidades muestrales. En cualquier caso es necesario realizar los ensayos oportunos para valorar el coste de ambos métodos.

 

BIBLIOGRAFÍA

BYRNE, D. N. Y BELLOWS, T. S. 1991. Whitefly biology. Annual Review of Entomology, 36: 431-457.

GERLING, D.; MOTRO, U. Y HOROWITZ, R. 1980. Dynamics of Bemisia tabaci (Gennadius) (Homoptera: Aleyrodidae) attacking cotton in the coastal plain of Israel. Bulletin of Entomological Research, 70: 213-219.

GREEN, R. H. 1970. On fixed precision level sequential sampling. Researches on Population Ecology, 12: 249-251.

GUIRAO, P.; FERNÁNDEZ, P.; MIGUEL, M. Y LACASA, A. 2004. Distribución espacial y muestreo de Bemisia tabaci en pimiento. Phytoma-España. (En prensa)

LACASA, A.; GUIRAO, P.; SÁNCHEZ, J. A.; GUTIÉRREZ, L.; MARTÍNEZ, M. C.; ONCINA, M.; HITA, I. Y CONTRERAS, J. 1998. Aspectos epidemiológicos del virus del rizado amarillo del tomate (TYLCV) relacionados con la evolución de las poblaciones de Bemisia tabaci (Gennadius). Agrícola Vergel, 197 (mayo): 253-261.

NACHMAN, G. 1984. Estimates of mean population density and spatial distribution of Tetranychus urticae (Acarina: Tetranychidae) and Phytoseiulus persimilis (Acarina:Phytoseidae) based upon the proportion of empty sampling units. Journal of Applied Ecology, 21: 903-913.

NARANJO, S. E. 1995. Sampling Bemisia for research and pest management applications. En: D. Gerling y R. T. Mayer (Eds.) Bemisia: 1995 taxonomy, biology, damage, control and management. Intercept Ltd. Andover, Hants. Pp. 209-224.

NARANJO, S. E. Y FLINT, H. M. 1994. Spatial distribution of preimaginal Bemisia tabaci (Homoptera: Aleyrodidae) in cotton and development of fixed-precision sequential sampling plans. Environmental Entomology, 23 (2): 254-266.

NARANJO, S. E. Y FLINT, H. M. 1995. Spatial distribution of adult Bemisia tabaci (Homoptera: Aleyrodidae) in cotton and development and validation of fixed- precision sampling plans for estimating population density. Environmental Entomology, 24 (2): 261-270.

TAYLOR, L. R. 1961. Aggregation, variance and the mean. Nature, 189: 732-735.

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