Iniciamos el simposio con esta primera exposición donde se analiza el desarrollo de un método de muestreo en poblaciones de artrópodos aplicado a programas de Protección Integrada, desde la definición de unidad de muestreo, siguiendo por el tipo de unidad de muestreo a elegir, el tipo de variable y observación, el análisis de la distribución espacial de las poblaciones y la medida de la agregación, y el cálculo del tamaño de muestra en función de la precisión deseada. Se describen metodologías para simplificar el proceso de muestreo, como el muestreo jerarquizado, la estratificación del hábitat o estado de desarrollo, el muestreo binomial y el muestreo secuencial. Por último se detallan diversos procedimientos aplicados en el medio agrícola o forestal para el muestreo de artrópodos voladores o sobre la plantas, como las trampas de succión, pegajosas, de agua o atrayentes, el golpeo mecánico o químico, la máquina cepilladura de hojas, el embudo de Berlese, los aspiradores, la observación visual o el mangueo.

INTRODUCCIÓN

El muestreo de poblaciones de artrópodos consiste en contar una parte pequeña del total de la población de un artrópodo y a partir de esta muestra estimar el nivel absoluto de la población. Dos condiciones en cierto modo contrapuestas son básicas para cualquier método de muestreo aplicado en producción integrada, la sencillez y la precisión. La sencillez implica que el muestreo pueda llevarse a cabo con relativa facilidad y en un periodo de tiempo razonable. La precisión es necesaria para que los valores obtenidos representen fielmente a la población absoluta y así podamos anticipar el daño que produce dicha población. La elección de un método de muestreo comienza por definir el universo muestral, la unidad de muestreo, la agregación de la población y la precisión deseada. En muestreos aplicados al Manejo Integrado de plagas suele admitirse una precisión tal que el error estándar de la media muestral sea como máximo el 25% de dicha media. A partir de estos parámetros podemos calcular el tamaño de muestra, o número de unidades de muestreo que constituyen la muestra.

 

Definición de la unidad de muestreo

La unidad de muestreo es la parte de la planta o del medio en la cual se cuentan los artrópodos. Debe ser apropiada al tamaño, a la distribución espacial y a la abundancia del insecto que estamos muestreando. Depende también de otros factores como el coste de la recogida y observación de esa unidad de muestreo. La elección de la unidad de muestreo influirá en la medición de las pautas de agregación espacial de la población.

A medida que esa unidad de muestreo aumenta o disminuye en tamaño en comparación con la unidad de muestreo biológicamente relevante la pauta de distribución aparente tenderá en general hacia la distribución al azar. Como norma general se puede decir que el tamaño de la unidad de muestreo debe ser el menor cuando un organismo tiene una distribución agregativa.

Ello parece estar en contradicción con la sensación intuitiva de que cuanto mayor es la unidad de muestreo mejor va a resultar la estimación de la población dado que se obtienen más individuos por unidad de muestreo. Esto no es cierto. Si la población se distribuye al azar el tamaño de la unidad de muestreo no influye, pero si la población se distribuye de forma agregativa, como en la mayoría de artrópodos, cuanto menor es la unidad de muestreo mayor es la precisión de la estimación para el mismo coste.

En cualquier caso, no deben ser tan pequeñas que se obtengan muchos ceros en los resultados, sobre todo a bajas densidades poblacionales, ya que ello hace difícil el análisis de los datos. La unidad de muestreo óptima depende de la densidad de población del artrópodo y esta puede fluctuar ampliamente con el tiempo en la naturaleza, por lo que el tamaño óptimo de una unidad de muestreo también es variable.

 

Tipos de unidades de muestreo

Las unidades de muestreo pueden clasificarse en cuatro tipos. Las unidades absolutas de población absoluta miden la abundancia de artrópodos en relación con una medida física del medio, como un área o volumen. Las unidades absolutas de intensidad de población la refieren a una parte de la planta (hoja, fruto, flor, conjunto de dos hojas y la rama que las une) o de la población de otro artrópodo, en el caso de enemigos naturales (porcentaje de parasitismo).

La intensidad de población es más adecuada cuando se intenta relacionar el nivel poblacional con los daños a la planta, y es por tanto la más empleada en muestreos en Protección Integrada. Las unidades de muestreo son relativas cuando la población se evalúa en relación a una unidad artificial, como una trampa, un número de golpes sobre la planta o un tiempo fijo de observación. Por último, el muestreo por índices poblacionales consiste en estimar la población por productos o efectos de los insectos, y no contando estos directamente.

Los productos pueden ser restos de mudas, heces, o refugios, y los efectos son fundamentalmente los daños que producen a las plantas.

 

Forma de evaluar las poblaciones en el muestreo: tipo de variable y tipo de observación

Para evaluar el efecto de los productos debe definirse el tipo de variable y el tipo de observación que se va a realizar en las unidades de muestreo. Las variables pueden ser de tres tipos, cuantitativas, ordinales y cualitativas. Variables cuantitativas son las que cuentan o miden insectos, daños o efectos en las unidades de muestreo.

Pueden ser continuas (peso, longitud), o discretas (número de insectos, número de plantas muertas). Variables ordinales son aquellas que indican simplemente el orden que ocupa la población en la unidad de muestreo respecto a las otras unidades por su abundancia o tamaño. Por ejemplo, mucho, bastante, poco, nada. Variables cualitativas son las que se refieren a un atributo de la población que no se puede medir o contar, ni ordenar por su abundancia o tamaño. Por ejemplo, presente o ausente, vivo o muerto, una especie u otra.

A su vez, pueden realizarse tres tipos de observaciones en las unidades de muestreo, medidas numéricas, estimaciones y clasificación según una escala. Con las medidas numéricas se determina de forma objetiva una variable cuantitativa como el número de insectos o el peso de la cosecha.

Con la estimación se evalúa de forma subjetiva una variable cuantitativa, como el porcentaje de frutos atacados, el número de insectos por hoja, el porcentaje de brotes destruidos, la reducción del crecimiento de la planta, el porcentaje de hoja comida, ... (Las variables podrían estimarse objetivamente por medida numérica pero se hace una estimación subjetiva por personal adecuadamente entrenado para simplificar). En la puntuación o clasificación según una clase o escala las variables no se miden o cuentan de forma objetiva, ni siquiera se estiman de forma subjetiva, sino que se asignan de forma subjetiva a una clase o escala previamente definida con intervalos.

Las variables que se utilizan en una clasificación con escalas pueden ser cuantitativas u ordinales. Si definimos una escala, por ejemplo del 1 al 4, y la diferencia de magnitud entre 1 y 2 es igual o proporcional a la diferencia de magnitud entre 2 y 3 ó cualquier otro intervalo de la escala, entonces se trata en el fondo de una variable cuantitativa, ya que cualquier número de la escala lo podemos siempre convertir en un valor cuantitativo. Esto equivale a considerar los valores de la escala como una estimación de la marca o punto central del intervalo definido por la escala y esos valores están espaciados en progresión aritmética o geométrica.

En este tipo de escalas al punto más bajo de la escala, ausencia de insectos, no se le debe dar el valor "1" sino el "0". En el caso de observar variables ordinales, la escala indica simplemente el orden que ocupa en abundancia, sin haber una relación directa que permita transformar en cuantitativo cualquier valor calculado según esa escala. Se trata de una variable ordinal. Por ejemplo: 1 sin síntomas, 2 ligeros síntomas, 3 síntomas moderados, 4 síntomas graves.

 

Distribución espacial de las poblaciones.

Medida de la agregación

Conocer la pauta de distribución dentro de un cultivo de una población de artrópodos es un aspecto fundamental en el desarrollo de métodos de muestreo. La dispersión de una población puede expresarse en función del cociente entre la varianza y la media de la muestra, de forma que una población es agregativa, contagiosa o agrupada cuando este cociente es mayor que uno, una población está distribuida al azar cuando el cociente vale aproximadamente uno, y es uniforme o regular cuando la relación varianza/media (s2/m) es menor que uno.

En agricultura la mayoría de las especies muestran pautas de distribución agregativas, siendo bastante raras las al azar y las uniformes. El comportamiento que lleva a las especies a mostrar una distribución agrupada puede tener su origen en la existencia de zonas de la planta especialmente atractivas como hábitat o como alimento más adecuado, en la atracción que existe entre los individuos de la población, o en el agrupamiento resultante de la puesta de huevos agrupados. El cociente entre la varianza y la media de una muestra es una forma aproximada o descriptiva de conocer la agregación de la población en el espacio.

Existen índices que miden la agregación con mayor exactitud y permiten la comparación entre especies o de una misma especie en diferentes hábitats o en diferentes momentos. Algunos de estos índices están basados en parámetros de distribuciones teóricas o modelos matemáticos a los cuales se trata de ajustar los valores experimentales de agrupación medidos. En otros casos los índices de agregación se calculan sin ajuste de los datos a una distribución teórica.

Para estimar la pauta de distribución de una especie deben examinarse una serie de unidades de muestreo (por ejemplo hojas de una planta) y contar el número de individuos en cada unidad de muestreo. La varianza y la media de esa muestra pueden entonces calcularse según las fórmulas habituales en estadística. Tomando varias muestras a lo largo del tiempo cuando las densidades poblacionales son distintas puede establecerse una relación entre la varianza y la media que puede ser característica de la especie o forma de desarrollo considerada.

Dos tipos de ecuaciones se han propuesto para describir la relación entre la varianza y la media de poblaciones biológicas, la empírica de Taylor y la deductiva de Iwao.

La relación de Taylor (s2 = a.mb) se conoce como Ley potencial de Taylor (TAYLOR, 1961), siendo a y b los denominados coeficientes de Taylor, los cuales definen la pauta de distribución espacial de la especie. El coeficiente b es considerado constante para la especie y es una medida de la agregación de la población, de forma que valores elevados de b son característicos de una distribución agregativa, y cuando b es igual a uno la distribución puede considerarse al azar.

El valor de a depende de la unidad de muestreo y tiene menos interés para definir la agrupación. Los índices de Taylor se han mostrado muy útiles en numerosos trabajos para la determinación de tamaños de muestras en diseños de muestreo.

También Iwao (1968) propuso unos índices que relacionan la varianza con la media, según la expresión m* = á + ßm, siendo m* = m + (s2 / m) ? 1.

 

Tamaño de la muestra

Si en una población de media m y desviación típica s tomamos varias muestras de tamaño n, entonces la distribución de frecuencia de las medias de esas muestras tiene de media m y de desviación típica s/?n.

A esta desviación típica de la media de las muestras se la conoce como error estándar de la media y nos da una idea del error que podemos cometer al estimar la media real de una población mediante una muestra de tamaño n y media m. Podemos definir la precisión que deseamos para la estimación de la media fijando que el error estándar no supere una cierta proporción de la media, por ejemplo, el 5%, el 10%, o el 20%. Entonces el número n de unidades de muestreo se puede calcular del modo siguiente (GREEN, 1970):

E . m = s / ?n de donde n = (s / E . m)2

siendo s/÷n el error estándar, m la media muestral, y E la precisión fijada como proporción del error estándar respecto de la media, expresada en tanto por uno (0,05, 0,1, ó 0,2 en los tres ejemplos anteriores). La precisión en la estima de la media mejora al aumentar n, pero la cuantía de la mejora que se obtiene en la precisión decrece progresivamente al aumentar n una cantidad constante. En muestreos aplicados en Protección Integrada suele tomarse como valor de E=0,25, que es el recomendado habitualmente en estudios extensivos de poblaciones de insectos (SOUTHWOOD, 1978).

 

Estratificación del muestreo

Conocer la parte de la planta en la cual la población es más abundante, presenta una distribución más homogénea, o muestra una relación más estrecha con la población total puede llevarnos a la decisión de muestrear solo ese estrato. Si encontramos que el muestreo de una determinada parte de la planta detecta niveles poblacionales que son representativos de la población total en la planta, es decir, que existe una estrecha correlación entre ambos niveles, tomar solo esa zona representativa puede significar una simplificación extraordinaria.

Cuando una proporción elevada y constante de la población aparece siempre en una determinada zona de la planta, el muestreo puede reducirse a esa zona. Los posibles estratos que pueden distinguirse en un universo muestral presentan a veces una disposición claramente jerarquizada y entonces el conocimiento de la variación que existe en cada nivel jerárquico puede ser muy útil para decidir el número de unidades de muestreo a tomar en cada nivel.

Por ejemplo es frecuente que la variación de una planta a otra sea distinta a la que se observa dentro de una planta y un aspecto de gran interés cuando se desea evaluar la población de plaga es decidir el número de unidades de muestreo por planta y el número de plantas que constituyen una muestra. Normalmente si la variación entre plantas es mayor que la variación dentro de la planta debe tenderse a tomar más plantas y menos unidades de muestreo en cada planta.

Esto es lo que suele suceder en poblaciones de insectos, ya que algunos presentan una limitada capacidad de dispersión por lo que se propagan mejor a hojas de un mismo árbol que de un árbol a otro. En otros casos, cuando la variación dentro de una planta es elevada comparada con la existente entre plantas, lo que puede ocurrir en plagas muy móviles como moscas blancas, trips o pulgones, pueden tomarse más unidades de muestreo dentro de una planta. La fórmula para el cálculo del muestreo jerarquizado es función de la varianza entre plantas s2 e y dentro de plantas s2 d, y también con el coste del muestreo entre plantas ce y dentro de plantas cd.

Teniendo en cuenta estos valores (nd, ce, cd, se y sd ), podemos calcular el número de unidades de muestreo dentro de una planta nd con la fórmula:

nd = (s2 d / s2 e) . (ce / cd)

Otra estratificación que puede ser interesante a la hora de simplificar el muestreo para estimar la población total de un artrópodo es la de muestrear solo un estado de desarrollo del artrópodos como representativo de la población total. Este procedimiento de estratificación del estado de desarrollo se basa en el concepto de distribución de edad estable.

En algunos artrópodos la proporción de algunos estados de desarrollo fluctúa alrededor de un valor relativamente estable por lo que la población total puede ser calculada si conocemos la proporción de un estado de desarrollo en la población total y el nivel poblacional de ese particular estado de desarrollo.

 

Muestreo binomial

El número de unidades de muestreo para el cálculo de la densidad poblacional con un nivel de precisión determinado se incrementa extraordinariamente si la población se distribuye de forma agrupada en las unidades de muestreo.

Muchos insectos muestran poblaciones con elevada agregación y si además la media poblacional es elevada el trabajo de muestreo puede ser muy grande. Para reducir el esfuerzo del muestreo en las condiciones citadas, se ha desarrollado el muestreo binomial.

El muestreo binomial o por presencia-ausencia se basa en contar las unidades de muestreo en las que existen o no existen artrópodos del total de unidades de muestreo observadas en una muestra, es decir, no se observan número de individuos por unidad de muestreo sino simplemente su presencia o ausencia.

El método es una alternativa al método numérico de contar cada individuo y es aplicable si se encuentra una relación constante entre la proporción de unidades de muestreo ocupadas por el insecto (p) y el número medio de insectos por unidad de muestreo (m). Se puede intentar encontrar dicha relación a partir de la fórmula empírica propuesta primero por Kono y Sugino (1958), m=á [-ln (1 - p)]ß, y posteriormente por Gerrard y Chiang (1970) y Nachman (1984), donde m y p son las definidas anteriormente, y á y ß son constantes obtenidas al realizar la regresión. Otra forma de relacionar la media con la proporción de órganos ocupados es conociendo la función de distribución de la población.

La función binomial negativa (BN) es la que más a menudo se ajusta a la distribución de las poblaciones de insectos en la naturaleza, ya que estas suelen encontrarse agregadas y no distribuidas al azar en las unidades de muestreo. Si los datos se ajustan a dicha función de distribución entonces la fórmula que relaciona p con m viene dada por la expresión de Bliss y Fischer (1953): p = 1 - (k / (k + m))k, siendo k un parámetro característico de la distribución BN.

El valor de dicho parámetro k no es constante, sino que varía al modificarse la media, por lo que se puede intentar encontrar una k común, o bien, de forma más realista, suponer que k es función de la media según la expresión de la BN, y teniendo en cuenta la ley potencial de Taylor, que relaciona la varianza con la media, llegar a una relación constante entre p y m de la forma:

p = 1 - exp[ - m (ln (a.m(b-1)) / (a.m(b-1)-1))]

propuesta por Wilson y Room (1983), donde a y b son las constantes de la ley potencial de Taylor. Por último, si los insectos se distribuyen al azar en las unidades de muestreo la función de distribución es la de Poisson, y la relación correspondiente es: p=1 ? exp ( - m). En este caso el tamaño de muestra se calcula a través de la expresión n = (1 - p) / (p.eá) (Karandinos, 1976), sustituyendo el valor de p en función de m según la expresión anterior. La elección de un número de insectos mayor de uno para considerar la unidad de muestreo como ocupada es otra forma de mejorar el muestreo binomial.

El valor del número de insectos por unidad de muestreo para considerar a ésta como ocupada se ha denominado valor de corte t. La razón fundamental para tomar un valor de t mayor de cero es que con ello se mejora la robustez del método, tal como han demostrado Binns (1990) y Binns y Bostanian (1990a, 1990b), es decir, se reduce el riesgo de cometer errores al suponer el ajuste de los da tos a determinadas funciones o parámetros.

Además, nos permite muestrear niveles poblacionales más elevados a los correspondientes a todas las unidades ocupadas por al menos un individuo. El valor de corte debe elegirse lo más bajo posible de entre los que cumplen las dos condiciones anteriores a fin de minimizar el esfuerzo del muestreo, ya que hay que contar menos insectos para decidir si una unidad de muestreo se considera o no ocupada. El cálculo del valor de corte óptimo t se puede realizar en función de los dos tipos de ajuste, a la forma empírica de Kono y Sugino y a la distribución BN, siguiendo el procedimiento descrito por Binns (1990) y Binns y Bostanian (1990a, 1990b).

El tamaño de muestra o número de unidades por muestreo a tomar para determinar el nivel poblacional con un grado de precisión conocido se calcula a partir de la expresión de la varianza para los dos tipos de ajuste, el empírico (NACHMAN, 1984) y el de la BN (KUNO, 1986).

 

Muestreo secuencial

Cuando se examina una parcela a fin de determinar si se alcanza el umbral económico de tratamiento, es decir, si tomamos la decisión de tratar o no tratar, es evidente que cuanto más lejos esté la media poblacional del umbral de tratamiento menos unidades de muestreo hacen falta para darnos cuenta de que la población se encuentra alejada de ese umbral.

El muestreo secuencial se fundamenta en este hecho y en él el número de unidades de muestreo no es fijo sino variable. Generalmente se examinan las unidades de muestreo tomando pequeños grupos, por ejemplo 5 ó 10, que teóricamente deben proceder de toda la parcela, y en función del nivel observado en estos subgrupos se decide continuar con otro subgrupo o tomar la decisión de tratar o no tratar. El muestreo por tanto continúa hasta que se toma una decisión.

Este procedimiento exige fijar el umbral de tolerancia o intervención. Mediante cálculos estadísticos se obtienen dos rectas que representan el umbral de decisión para realizar el tratamiento y para no realizarlo. En un gráfico se representa en ordenadas el número de insectos o la proporción de órganos ocupados, y en el eje de abcisas el número de unidades de muestreo observadas. Se dibujan dos rectas, tomando la decisión de tratar si nos encontramos por encima de la superior y de no tratar si nos encontramos por debajo de la inferior, siendo la zona intermedia la denominada zona de indecisión, en la que hay que seguir muestreando hasta salir de dicha zona y tomar una decisión.

El muestreo secuencial se puede combinar con el procedimiento binomial de observación de la presencia-ausencia de la plaga. Hay que fijar un umbral de tratamiento y las probabilidades á y ß de los errores asociados a las tomas de decisiones, error tipo I y error tipo II (WILSON et al., 1983). Las líneas de decisión se calculan por dos métodos. En el primero se aplican las ecuaciones de Wald (expuestas en su Test de la Tasa de Probabilidad Secuencial) en función del tipo de distribución (WALD, 1947; FOWLER Y LYNCH, 1987), aplicando las fórmulas de la distribución binomial. En todos los casos se obtienen las ecuaciones de dos rectas, una superior, por encima de la cual hay que tratar, y otra inferior por debajo de la cual no hay que tratar.

El nivel superior de plaga (p1) está dado por el umbral de daños mientras que el nivel inferior (p0) se escoge como un porcentaje más o menos arbitrario del umbral. En el segundo método se aplican las ecuaciones que proponen Wilson et al. (1983), donde sólo es necesario conocer un nivel de plaga (el del umbral de daños), no siendo necesario el segundo umbral. Se obtienen también dos rectas, de acuación1 2. En estas ecuaciones t se obtiene de la tabla de Student para los valores de á y ß considerados, Ti es el nivel de daño (expresado como proporción), p es la proporción de unidades de muestreo con infestación, bien por debajo de Ti (recta inferior) bien por encima de Ti (recta superior), y q es igual a (1 - p). Las rectas se construyen dando valores a p, lo que nos dará un número de unidades de muestreo a muestrear, teniendo que calcular a continuación el número de unidades de muestreo infestadas según el valor de p considerado.

 

Procedimientos de muestreo

Muestreo de insectos voladores

La estimación absoluta por unidad de volumen de aire se consigue con los denominados procedimientos de succión. Existen también procedimientos relativos de estimación de población en el aire, entre los que cabe citar las trampas luminosas, trampas cebo y trampas pegajosas. Las trampas de succión constan de un ventilador eléctrico que absorbe aire al interior de un cono en cuyo extremo una gasa filtra y recoge los insectos. En el tubo donde se recogen los insectos puede instalarse un sistema de discos que caen periódicamente y separan las capturas en distintos intervalos de tiempos. Esto permite estimar no solo la abundancia sino los periodos de actividad a lo largo del día de los insectos capturados.

La población absoluta se estima dividiendo el total de insectos capturados por el volumen de aire absorbido. El método se emplea en numerosos tipos de insectos que se encuentran en el aire en estado adulto, como pulgones, moscas blancas, tisanópteros, dípteros, y otros insectos de pequeño tamaño. Entre los procedimientos relativos destaca el método de las trampas luminosas.

Este procedimiento tiene las limitaciones típicas de los procesos relativos, y muestra además numerosas fuentes de error debido a que es un proceso totalmente artificial que se basa en la alteración de la conducta normal del insecto, lo cual origina grandes diferencias entre especies de insectos, entre individuos dentro de una especie, entre diversos lugares y de unas noches a otras. Otra forma de capturar insectos en vuelo es el empleo de sustancias que atraen a los insectos.

Los atrayentes pueden ser sustancias alimenticias (zumos de frutas, vinagre, proteínas), o feromonas sintéticas. Junto al cebo se disponen procedimientos de captura consistentes en placas recubiertas de sustancias adhesivas o superficie de líquidos como agua. Las trampas de feromonas constan de placas de cartón impregnadas de sustancias pegajosas, con la feromona absorbida en una cápsula de caucho de donde se libera a una tasa constante. Otro tipo de trampas son las denominadas de intercepción, entre las que destacan las trampas pegajosas y las trampas de agua.

A veces se emplean distintos colores que atraen a los insectos que deseamos capturar. Muchos pulgones y otros homópteros son atraídos por el color amarillo. Dípteros ceratopogónidos son atraídos por el color negro, trips por el blanco, dípteros cecidómidos por el azul, y coleópteros barrenadores de la madera por el rojo.

Muestreo de artrópodos sobre la planta

Cuando los insectos se ven bien puede recurrirse al conteo directo, en el cual se delimita una parte del hábitat y se cuentan todos los insectos que hay en él. La delimitación puede hacerse con estructuras de alambre o madera. Puede tomarse como unidad de muestreo una parte de la planta, como la hoja, y contar todos los insectos en ella. El conteo directo puede llevarse a cabo en el campo a simple vista o con ayuda de una lupa cuentahílos, y también en el laboratorio con ayuda de lupas más potentes. Otro procedimiento es el del golpeo de la planta con un palo colocando debajo de la zona golpeada una bandeja que recoge los insectos que caen.

Esta bandeja debe ser de tamaño suficiente y de color tal que contraste lo máximo posible con ellos (generalmente blanco). Éste es un procedimiento relativo en general, pero en algunos insectos es tan efectivo que puede considerarse absoluto como en coleópteros crisomélidos y curculiónidos, algunas larvas de lepidópteros, y heterópteros. Otro procedimiento que puede llamarse de golpeo químico consiste en aplicar un plaguicida de gran acción de choque a una planta, al aire libre o encerrada en un recinto, recogiéndose los insectos muertos en láminas situadas debajo de la planta.

En otros casos los insectos se dejan caer al suelo como respuesta a los vapores de algunas sustancias químicas. Algunos pulgones como el de la alfalfa Acyrtosiphon pisum sacan los estiletes y se dejan caer al ser expuestos a los vapores de lindano o metil isobutil cetona. Los trips se extraen de flores, hierbas y hojas sometiéndoles a vapores de trementina. Para el muestreo de ácaros de plantas que tienen hojas bastante consistentes y lisas se ha empleado mucho la máquina cepilladora, consistente en dos cepillos que giran en sentido contrario y hacen caer todo lo que se encuentra sobre las hojas sobre un cristal circular dividido en sectores que gira y esta recubierto de una sustancia pegajosa. Es un procedimiento muy eficaz de muestreo de ácaros tetraníquidos cuando las hojas de la planta lo permiten, como en manzano, perales y fresas. Permite estimar porcentajes muy elevados de la población, mayores del 90%, y tiene la ventaja respecto a la observación directa de que las placas de cristal pueden guardarse y ser observadas en cualquier momento.

No se puede aplicar sin embargo a plantas con hojas rugosas, con pelos y venas grandes, o muy tiernas, y tampoco en aquellos cultivos en que las hojas suelen estar sucias por melaza u otras sustancias. El embudo de Berlese-Tullgren es un método muy utilizado para extracción de artrópodos del suelo y materia orgánica, pero también puede utilizarse en hierbas y hojas.

Es un procedimiento muy influido por la movilidad de los insectos. Consiste en una fuente de luz y/o calor, normalmente una bombilla, situada sobre la muestra de partes de la planta que contienen los artrópodos. Estos se desplazan en sentido contrario y caen a un embudo situado en la parte inferior, siendo recogidos en un vial con líquido conservador. Se emplea por ejemplo para extraer larvas de psila del peral, tisanópteros, y ácaros fitoseidos de hojas y hierbas.

También es eficaz en la extracción de microartrópodos de cortezas de árboles. La potencia del foco luminoso es importante que sea la adecuada para crear un gradiente que impulse a los organismos a moverse pero no excesiva para darles tiempo a desplazarse. Los aspiradores son máquinas que recogen por succión los artrópodos sobre las hierbas u hojas. Pueden considerarse dos tipos fundamentales, el de boca pequeña, desarrollado por Johnson y colaboradores, y el de boca ancha, conocido como DVac, desarrollado por Dietrick y colaboradores. El de boca estrecha se aplica sobre el suelo cubierto de hierba, recogiéndose una muestra de artrópodos y restos orgánicos en la bolsa colectora.

Esta mezcla se separa a mano, con embudo de Berlese o por flotación. La velocidad de absorción debe ser muy grande, del orden de 100 kilometros/hora en la boca, consiguiéndose extracciones cercanas al 100% en hemípteros, dípteros adultos e himenópteros adultos, y de alrededor del 70% en larvas de dípteros y coleópteros. Los aspiradores de boca estrecha son adecuados al muestreo de artrópodos que viven en las partes bajas de la vegetación o sobre el suelo.

El extractor DVac muestra una eficacia muy variable según como sea utilizado por el operador, proporcionando eficacias entre el 50% y 70%. Debe moverse verticalmente entre las hojas o hierbas de la planta hasta el suelo. El DVac es adecuado para el muestreo de artrópodos que viven sobre hierba y captura muy bien insectos que vuelan activamente dado que encierra el área de captura con rapidez y esta área es grande. No es sin embargo tan adecuado como el de boca estrecha para insectos grandes o que se adhieren fuertemente a la planta dado que tiene velocidad de absorción más baja.

Los procedimientos citados hasta ahora de muestreo sobre plantas pueden considerarse absolutos en mayor o menor medida. Se pueden también emplear procedimientos de muestreo basados en unidades artificiales. Por ejemplo, pueden observarse las plantas durante un tiempo fijo contando todos los insectos que se vean.

Otro procedimiento es el del mangueo, en el cual se utiliza una red con la que se golpea la planta o la vegetación. Es un método sencillo y rápido, que permite obtener individuos cuando éstos están muy dispersos. Sin embargo sólo muestrea insectos que se encuentran en la parte externa de la planta y los voladores activos escapan al acercarse el operador.

 

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