El seguimiento de las plagas y de los insectos auxiliares en el algodón se viene realizando en Andalucía desde 1979 en las asociaciones para el manejo integrado (ATRIAs).
La metodología aplicada es parecida a la seguida en otras zonas algodoneras principalmente en California por su semejanza en clima y cultivo.
Durante estos 25 años se han tenido que modificar o introducir otros métodos de muestreos por la aparición de nuevas plagas (F. occidentalis, Creontiades pallidus), o por cambios de su comportamiento (resistencias del heliotis y del A. gossypii).
Se realizan tres tipos de muestreos: Observación directa en 1,25 m2 (1,32 m de surco en un marco de 0,95 m) para heliotis y otras orugas y también para cuantificar poblaciones de plantas y órganos fructíferos. En tamaños de parcelas de 6-12 Ha se toman 4 unidades de muestra (UM) al azar; observación directa de plantas al azar (o cuando la planta es adulta una hoja madura del tercio superior) para la araña roja, mosca blanca y F. occidentalis. Se toman 50 UM; y conteo de los insectos que caen despues de sacudir las plantas en un lienzo de 1*1 m que se coloca entre dos surcos (método de la sábana). Se utiliza para las chinches fitófagas (Creontiades) y auxiliares (Orius, Nabis), y larvas de crisopa y cochinélidos. Se toman 4 UM al azar. Estos muestreos se complementan con trampas cebadas con feromonas para los lepidópteros.

INTRODUCCIÓN

El algodón es un cultivo de gran importancia social sobre todo en aquellas zonas donde la estructura de la propiedad ?poblados de colonización- y características del suelo ?marismas? lo hacen casi imprescindible. La superficie media cultivada en los últimos años es de unas cien mil Ha, casi todas en regadío, siendo Andalucía la principal productora de algodón en España (Figura 1). En 1976 se inician los primeros seguimiento de las plagas del algodón en Andalucía bajo un programa de manejo integrado (FALCON L, Taller de IPM algodón, Sevilla 1976) y en 1979 se aprueban las primeras agrupaciones de tratamientos integrados (ATRIAS), con una metodología parecida a la seguida en Estados Unidos y principalmente en California por la semejanza de clima y cultivo (FALCON L. , 1974 ; IPM for cotton. UCA, 1984 ).

Desde 1979 al 2004 ha habido en la estrategia adoptada para el seguimiento de las poblaciones modificaciones y adaptaciones a la situación real de nuestro cultivo motivadas por los diferentes comportamientos o situaciones de las plagas comunes, por la existencia de plagas diferentes y por la aparición de nuevos problemas como fue la aparición de grandes poblaciones de Frankliniella a finales de los 90 . En 1979 los agricultores hacían una media de nueve aplicaciones en el algodón con mezcla de varios productos. Con la introducción de las ATRIAS, se bajaron a una media de 4 a 5 aplicaciones normalmente con un solo producto (Figura 2). Asesorando a unos 20 agricultores (una superficie total de 200-250 Ha) y ahorrando una aplicación ya estaba justificado económicamente el técnico de campo o plaguero.

Así continuó hasta finales de los noventa en que se fue manifestando una tolerancia cada vez mayor del heliotis a todos los insecticidas, obligando al agricultor a realizar cada vez más aplicaciones y llegando en 2003 a superar los nueve tratamientos. Las plagas principales (Figura 2) han sido siempre las mismas aunque su importancia ha variado a lo largo de este periodo de 25 años. Al principio, tenía más importancia la araña roja y en los últimos años el heliotis. El gusano rosado, tiene una presencia cada vez mayor, aunque más por zonas determinadas y los pulgones varían mucho con los años (1990 fue el más abundante). Los insectos auxiliares tienen un gran protagonismo en el algodón sobre todo los depredadores. Hay numerosas especies pero las más importantes son Orius spp. y Coccinella spp. (DURAN J.M. et al., 1988 y 1998 ).

El seguimiento de sus poblaciones es fundamental para un buena estrategia de lucha. Los umbrales de riesgo de nuestras plagas son parecidas a las de la mayoría de los países productores de algodón aunque ha habido modificaciones para adaptarlos a la situación real de nuestro cultivo y que veremos a lo largo de la exposición.

 

Seguimiento de poblaciones y umbrales

Se define la estación de control (EC), como parcela homogénea bajo una sola linde y hasta un máximo de 25 Ha (lo normal es de 6 a 12 Ha/parcela) Para seguir las poblaciones de plagas e insectos auxiliares se realizan tres tipos de muestreos:

- Unidad de muestra la planta (o una hoja desarrollada del tercio superior). Se utiliza para el seguimiento de plagas agregativas como la araña roja.

- Unidad de muestra 1?25 m2 de superficie (equivalente a 1?32 m de surco con un marco de 0?95 m), para el seguimiento de las poblaciones de plantas, heliotis y otras orugas.

- Unidad de muestra un lienzo de 1m x 1m (sábana), que se coloca entre dos surcos para sacudir las plantas de algodón sobre él. Principalmente se aplica para Orius y otras chinches, larvas de Coccinella y crisopa (Figura 3).

El número de unidades de muestra (UM) varía según la superficie. En una parcela de 6-12 Ha se toman 50 plantas (ó 50 hojas del tercio superior), 4 UM de 1,25 m 2 y 4 sábanas al azar. El seguimiento se complementa con trampas con feromonas para lepidópteros. El muestreo tiene un coste económico y este puede ser alto si se muestrea cada plaga por separado sobre todo en el algodón por la cantidad de plagas que tiene y por la dificultad de pasar de un surco a otro cuando la planta está crecida. La simplificación- misma UM para varias plagas- se hace necesaria aunque aumente un poco el riesgo. Ejemplo : hoja del tercio superior para araña roja, trips y mosca blanca. Sábana para chinches (Orius, Nabis, Geocoris, Lygus...), Coccinella, Crisopa, etc. Veamos las plagas más importantes o problemáticas:

Araña roja: (Tetranychus urticae)

Su seguimiento y control se plantearon de acuerdo con su comportamiento en el algodón. La araña roja (AR) penetra muy temprano en el cultivo procedente de plantas silvestres de los bordes (Convolvulus spp., Malva spp., Lavatera spp. ,etc.) y en menor grado proceden de adultos que permanecen en la parcela en el rastrojo del cultivo anterior (Figura 4).

Se multiplican en las plantas que colonizan provocando focos y posteriormente se va extendiendo por toda la parcela. Sus poblaciones siguen un modelo claramente agregativo. Tiene numerosos enemigos Orius, Nabis, Crisopa, Aeolothrips, Scolothrips, Frankliniella..destacando el primero que suelen entrar en la parcela más tarde que la araña roja. Su seguimiento viene condicionado por este comportamiento: Vigilancia de las plantas silvestres de las lindes antes de la siembra.

En caso de estar presente se recomienda su control. Esta medida retrasa su entrada en la parcela y cuando lo hace penetra con una población disminuida. Una vez nacido el algodón, se extrema la vigilancia en las plantas de los bordes, tomando como UM la plántula y observando si está ocupada o no (el umbral establecido es del 20% de plantas ocupadas) y sólo se tratará el borde que haya superado el umbral y también los focos que aparezcan en el interior de la parcela. A medida que la planta crece la araña roja se dispersa por toda la parcela y sus poblaciones se siguen con 50 plantas (una hoja madura del tercio superior), tomadas al azar.

El umbral pasa a ser en esta etapa a 1 hembra adulta por hoja (Figura 5) . La determinación de tratar o no, está muy condicionada por la abundancia del Orius. Poblaciones de 300-400 orius/ Ha (equivalentes a 30 ó 40 por sábana) suelen ser suficientes para controlarlas pero depende, como es lógico, de la población de la araña roja. 500.000-1.000.000 orius/Ha son muy frecuentes en cultivos no tratados o bien manejados. Tratamientos con abamectina en lugar de acaricidas específicos están bajando las poblaciones de Orius.

Heliotis (Helicoverpa armigera)

Actualmente es la plaga clave del algodón por sus daños y por la tolerancia a todos los productos insecticidas (Figura 6)( AVILLA C. et al., 2002). Tiene 3 generaciones en este cultivo y suele entrar con la aparición de los primeros botones.

La primera, aunque menos numerosa, es la más grave porque daña los primeros órganos florales que son los que producen el algodón más temprano y de más calidad. La segunda aunque más numerosa es intermedia en importancia, y la tercera afecta ya a las fructificaciones más tardías y por tanto sus daños son de menor consideración. Su distribución en el algodón es próxima al azar y se toman 4 UM de 1,25 m2 (1,32 m de surco en marco de 0,95 m).

En esta unidad muestral se van a observar el número de larvas pequeñas (menores de 1 cm) y también los huevos como indicadores del incremento futuro de sus poblaciones. También se colocan trampas cebadas con feromonas como indicadores del vuelo de los adultos.

El umbral de tratamiento varía según la importancia de la generación: 8.000 larvas pequeñas por Has. para la primera; 15.000 para la segunda y 20.000 para la tercera (Figura 7). Como para la araña roja, se tiene en cuenta a la hora de decidir el tratamiento las poblaciones presentes de Orius que suele entrar en la misma época que el heliotis o un poco más tarde.

Gusano rosado (Pectinophora gossypiella)

Plaga específica del algodón muy importante a nivel mundial y con presencia grave sólo en zonas endémicas en nuestra comunidad. Pasa el invierno en el rastrojo del algodón y en el interior de las semillas, como oruga de última edad. Los adultos vuelan en primavera y mueren los que salen muy temprano (generación suicida) dependiendo su importancia del estado fenológico del cultivo. Tienen 3 generaciones claras y una cuarta que va a depender del año.

La primera afecta a los botones y no suele hacer daño. La segunda y tercera afectan a los frutos. Ponen debajo del cáliz y las larvitas neonatas penetran a las pocas horas en su interior y una vez dentro no hay producto ni insectos auxiliares eficaces. Afecta a varios cárpelos estimándose unas pérdidas del 50% del porcentaje de ataque (ALVARADO M. et al., 1990).

El manejo del rastrojo (picado y enterrado), la fecha de siembra y la variedad son factores que influyen mucho en las poblaciones del gusano rosado. Su seguimiento se realiza con trampas cebadas con feromonas y con el porcentaje de cápsulas con penetraciones . Su control es muy difícil por la falta de eficacia de los productos y de sus enemigos naturales y se basa principalmente en el efecto de repelencia de los piretroides sobre los adultos. Hay que justificar muy bien su aplicación ya que éstos insecticidas son muy nocivos para el Orius y provocan resurgimiento de otras plagas como la araña roja.

Para la decisión de su tratamiento se tiene en cuenta el vuelo (más de 20 mariposas por trampas y día) y que haya cápsulas receptivas con penetraciones (Figura 8). Actualmente, en zonas endémicas, se está combatiendo con técnicas de confusión sexual con resultados satisfactorios (ALVARADO M. et al. 1990, 1991, 1992; DURAN J. M. et al., 2002).

Pulgones (Aphis gossypii, A. craccivora...)

Plaga menos importante que las anteriores pero en algunos años ?1990- toman especial relevancia. El seguimiento de sus poblaciones se realiza lo mismo que para la araña roja tanto en las plantas del borde como después en el interior de la parcela y se mide por medio de una escala (1 de 1 a 10 pulgones por unidad de muestra, 2 de 11 a 30 y 3 mayor de 30) (Figura 9). Los insectos auxiliares juegan un papel muy importante principalmente Coccinella spp. pero también crisopa, cecidómidos, sírfidos... A finales de los 80 empieza a manifestarse tolerancia de A. gossypii a los aficidas recomendados y esto obliga al técnico de campo a separar ésta especie de las otras, principalmente de A.craccivora, y recomendar un producto distinto según la especie predominante.

Trips (T. tabaci; T. angusticeps; F. Occidentalis...)

Los Trips (T. tabaci; T. angusticeps) afectan a la yema terminal de la plántula y provocan deformaciones que posteriormente se valoraron y se llegó a la conclusión que no suelen afectar al rendimiento ni a la calidad del algodón por lo que se dejó de tratar en la mayoría de las parcelas. La aparición de Frankliniella en 1988 cambió la importancia de este grupo. Afectó a la planta en desarrollo, envejeciéndola prematuramente y ocasionando perdidas notables (ALVARADO M. et al., 1996).

Se estudiaron su distribución en la planta y sus daños y se determinó como unidad muestral una hoja adulta del tercio superior de la planta (igual que en la araña roja) ( GONZÁLEZ E. et al., 1996). El umbral se fijó en 10 larvas por hoja y no se ha podido validar posteriormente porque a partir del 92 sus poblaciones bajaron y actualmente se considera más beneficioso que dañino ya que es un buen depredador de huevos de araña roja (Figura 10).

Chinches fitófagas (Creontiades pallidus; Lygus gemellatus...)

Cuando en 1979 si iniciaron las ATRIAS no eran problema. Posteriormente y en las parcelas con pocos tratamientos se incrementaron sus poblaciones a niveles peligrosos. Su seguimiento se realiza con el método de la sábana, observando 4 unidades muéstrales por parcelas de 6-12 Ha y se ha fijado el umbral en 15.000 ninfas/ Ha (Figura 11). La mayoría de los insecticidas polivalentes son eficaces.

Insectos auxiliares (Orius spp.; Coccinella spp.; Nabis sp.; ...)

El seguimiento de sus poblaciones es fundamental para un programa de manejo integrado. En el algodón se realiza tomando 4 UM (sábana) al azar, lo mismo que para las chinches fitófagas. Orius spp. y Coccinella spp. se han fijado como insectos auxiliares clave para el cultivo y cualquier producto que pueda ser interesante para el manejo integrado se ensaya también contra el orius. 30-40 chinches auxiliares por sábana se considera como un umbral capaz de controlar en muchos casos poblaciones de plagas como araña roja , mosca blanca, heliotos, etc.

Fenología del cultivo

En el algodón cuantificar el número de plantas, su altura y nº de entrenudos, y la cantidad de órganos fructíferos, es necesario para la toma de decisiones ya que son indicadores de la salud del cultivo: un retraso, una disminución en el nº de botones o una caída de los mismos, indican que algo va mal pudiendo ser un factor biótico (plaga, enfermedad,...) o abiótico (temperatura, riego, abonado,...) el causante. Su seguimiento se realiza tomando 4 UM ( 1,25 m ) al azar, las mismas que para el heliotis y otras orugas.

 

A modo de conclusiones quisiéramos subrayar

- El muestreo tiene un coste económico y por lo tanto hay que simplificarlo para que un técnico se pueda justificar o ser rentable. La simplificación conduce a un mayor riesgo que tiene que ser admisible y admitido por el productor. En 1979 un técnico asesorando a unos 15-20 agricultores en unas 200-250 Ha de algodón, y ahorrando una aplicación, estaba justificado económicamente.

- El conocimiento de la parcela (historial fitopatológico) y la veteranía del técnico de campo, permiten disminuir el tiempo dedicado a la toma de decisiones. Ejemplo: saber porqué zona entra la araña roja, o aparece el gusano rosado, es decir, conocer las zonas de la parcela más "sensibles" a las distintas plagas y enfermedades.

- La definición de la unidad homogénea es fundamental para el seguimiento de las poblaciones: un cambio de la variedad, fecha de siembra, riego, fertilización, etc. origina cambios muy importantes en el desarrollo de las poblaciones, pudiendo ocasionar riesgos más altos que el originado por el sistema de muestreo.

- El manejo integrado requiere edificar poblaciones de insectos auxiliares y saber cuantificarlas para tenerlas en cuenta. Un tratamiento mal asesorado a mitad del cultivo puede bajar sus poblaciones a niveles muy bajos y no operativos.

- Los cambios que surgen: aparición de nuevas plagas (Frankliniella, chinches), el cambio de comportamiento de otras (resistencia del heliotis y de A. gossypii), la desaparición de materias activas y la aparición de otras nuevas... necesitan de un apoyo continuo de un equipo de I+D, que actualicen la estrategia a seguir en un programa de manejo integrado o de producción integrada.

 

BIBLIOGRAFÍA

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