Sección: Arroz
Abstract: La Pyriculariosis y las Helminthosporiosis del arroz han sido las enfermedades más importantes en el Delta del Ebro desde que se iniciaron los estudios de su impacto en este área de cultivo, en el año 1987. Las estrategias desarrolladas durante estos últimos años para el estudio de su control se han basado en 1) el control químico, mediante el ensayo de productos, umbrales de riesgo, momentos, número de tratamientos y tipo de aplicación y 2) el uso de la resistencia de las variedades comerciales o con un potencial económico para la zona de cultivo.
En el presente artículo se pretende resumir los resultados más relevantes de estos años de experimentación que han dado lugar a un cambio de las estrategias de control de enfermedades por parte de los agricultores y al establecimiento de las bases para el desarrollo de un Sistema de Avisos eficiente y con suficiente anticipación a las situaciones de riesgo de estas enfermedades.

El Delta del Ebro es una zona española importante en el cultivo de arroz, con una área media cultivada los últimos años de 21.500 ha (DARP, 2006). Se caracteriza además por tener una sensibilidad agroambiental muy acusada ya que contiene un parque natural de 7.736 ha, motivo por el cual es necesaria una atención muy especial al uso de pesticidas.

Aunque se habían estudiado las principales especies fitopatógenas y su importancia en el Delta del Ebro (MARÍN et al., 1992; Tabla 1), el año 1999, mediante el análisis de los antecedentes y estudios realizados anteriormente, se llegó a la conclusión de que había poco conocimiento por parte de los agricultores de las causas de las enfermedades habituales en el cultivo, de los síntomas asociados y, además, se puso de manifiesto un uso indiscriminado de fungicidas sin una base científico-técnica que lo apoyara, hecho que comportaba una eficacia del control baja e insatisfactoria.

Por todo ello, se revisaron los estudios dedicados a conocer la etiología de las enfermedades del arroz mas importantes del Delta, la asociación de los síntomas con diferentes agentes que los provocan, su distribución, la importancia relativa de estos entre subzonas dentro del área de cultivo y las pérdidas asociadas a diferentes intensidades de enfermedad en las parcelas. Así, se concluyó (GALIMANY et al., 2004; MARÍN et al., 2002; Tabla 2) que las enfermedades más importantes en la zona son la Pyriculariosis, provocada por Pyricularia grisea [Cooke] et Sacc. (teleomorfo Magnaporthe grisea (T.T. Hebert) Yaegashu & Ugadawa)) y las Helminthosporiosis, provocadas por especies del género Bipolaris, especialmente Bipolaris oryzae (Breda de Haan) Shoemaker (teleomorfo Cochliobolus miyabeanus (Ito & Kuribayashi in Ito) Drechs. ex Dastur). También se concluyó que la patología del arroz en la zona es compleja y que se ha de tener en cuenta más de un patógeno a la hora de definir una estrategia de control, puesto que en las parcelas normalmente se suelen observar síntomas de Pyriculariosis y Helminthosporiosis simultáneamente durante el desarrollo del cultivo.

Para tener una visión adecuada del contexto en el que se deben controlar las enfermedades del arroz, hay que tener en cuenta una perspectiva económica del cultivo en el Delta del Ebro. Se obtuvieron ecuaciones de pérdidas asociadas a la intensidad de los síntomas en las parcelas, de las enfermedades anteriormente mencionadas. Considerando unas producciones medias de 7.000 kg/ha y unos precios alrededor de 23 céntimos de euro por kg, en esta zona, las pérdidas medias por el impacto de las enfermedades se cuantifican en 72.72 euros por hectárea y año respecto a Pyriculariosis y en 60.70 euros por hectárea y año para las Helminthosporiosis (ALMACELLAS et al., 2004).

Debido a la complejidad mencionada y a la simultaneidad de los desarrollos epidémicos de ambas enfermedades, el diseño de soluciones pasa por el desarrollo de un plan experimental que vaya dando respuestas a cada uno de los objetivos a tener en cuenta para una Gestión del Control de forma integral (Figura 1).

El esquema anterior se ha elaborado a partir de la propuesta de Marín y Almacellas (1999, pág. 78). En él se puede observar que para desarrollar un Sistema de Apoyo para la Toma de Decisiones (SATD o también DSS, Decision Support System, en la nomenclatura anglosajona) o bien, en su defecto, un Sistema de Avisos para el agricultor, es necesario obtener ordenadamente los datos de los costos de las enfermedades, el comportamiento epidemiológico de éstas y el análisis de los métodos de control en toda su amplitud. Así pues, se tomaron en consideración cada uno de estos aspectos y su desglose para el objetivo final comentado.

 

Pérdidas asociadas a las enfermedades más importantes en el Delta del Ebro

Como acabamos de ver, Pyriculariosis y Helminthosporiosis son las enfermedades más importantes y destructivas en la zona estudiada, por lo que fue necesario cuantificar las pérdidas a nivel de área de cultivo, para cada una de ellas y en función de una situación de probabilidad de riesgo epidémico (Tabla 3). Para el cálculo se tuvieron en cuenta ecuaciones existentes ya publicadas (TENG, 1987) y además se obtuvieron ecuaciones empíricas a partir de los datos de los ensayos en la zona de estudio:

 

Ecuación de Teng:

Pérdidas de cosecha (%) = 0,21 + 1,02 · SvFoliar (%) + 0,51 · IncPanícula (%)

Donde: SvFoliar: Es la severidad foliar media expresada en porcentaje;

IncPanícula: Es la incidencia media expresada en porcentaje.

 

Ecuaciones de elaboración propia:

Pérdidas de cosecha (%) = -1,80 + 0,69 · SvPanícula (%)

Pérdidas de cosecha (%) = 1,05 + 0.36 x + 0.016x2

Donde:x es la severidad en la panícula; SvPanícula: Es la severidad media en panícula; R2=0,92; R2 ajustado GL = 0.89; p<=0,05.

En la Tabla 3 se puede apreciar que los costos del impacto global de las principales enfermedades del arroz en el Delta del Ebro (133,42 ?/ha y año de media) llevan implícita la consecuencia de que es rentable tratar mediante productos fungicidas, o bien que es interesante económicamente desarrollar estrategias de control para minimizar su repercusión en la cosecha final.

Al mismo tiempo que es importante conocer la magnitud de las pérdidas económicas que provocan las dos enfermedades, hace falta tener en cuenta también una serie de factores que nos ayudaran a minimizarlas.

Así, aunque la Pyriculariosis es la enfermedad potencialmente más grave (50% de pérdidas medias por epidemia severa), también es menos frecuente que la Helmintosporiosis (probabilidad de 0,2 respecto a 0,4). Así pues el control químico de estas enfermedades, en un año medio, resulta rentable pero hay que saber contra qué (qué enfermedades) debemos actuar, cuántos tratamientos son necesarios y en qué momentos se deben realizar.

 

Objetivos y desarrollo del plan experimental

En el control moderno de enfermedades se priorizan medidas alternativas al control químico para rebajar el impacto ambiental de los pesticidas, y aún más en una zona especialmente sensible a estas influencias.

Las principales medidas que se pueden llevar a cabo se han agrupado en tres: 1) medidas culturales, 2) control mediante el uso de la resistencia de las variedades comerciales y 3) control químico mediante el uso de fungicidas.

En este artículo no se presentarán resultados del estudio de las medidas culturales debido a que son los estudios más recientes de ejecución y que aun requieren una mayor consistencia para su publicación, si bien en estos momentos ya se dispone de resultados interesantes en cuanto al conocimiento de su efectividad.

En todo caso, citaremos las operaciones que se están recomendando, en la zona del Delta del Ebro, como más importantes a realizar en el cultivo para no favorecer las enfermedades o disminuir su efecto. Estas son: 1) destrucción o eliminación de restos vegetales o rastrojos, sobre todo si el año anterior se detectó la presencia de enfermedad, 2) evitar abonados nitrogenados excesivos (tanto minerales como orgánicos), 3) utilizar semilla libre de enfermedades y no reutilizarla si el año anterior en la misma parcela se detectó su presencia, 4) mantener las parcelas inundadas el mayor tiempo posible durante el cultivo y también en invierno y 5) no retardar, a ser posible, la fecha de siembra más de lo que es normal en la zona.

 

Control mediante el uso de la resistencia de las variedades

El uso de la resistencia de las variedades supone una estrategia fundamental en situaciones en que interesa disminuir el impacto de los pesticidas, por razones toxicológicas, ambientales y económicas.

Para el desarrollo de esta estrategia es necesario evaluar la resistencia/susceptibilidad del material vegetal (cultivares) existente en una zona y también del material susceptible de nueva introducción, con un interés potencial para su cultivo.

En consecuencia, el año 2001 se inició una línea de trabajo que consistía en evaluar la reacción de variedades comerciales de arroz frente a P. grisea, el patógeno potencialmente más destructivo.

Por otra parte, se fijó como objetivo a medio y largo plazo el estudiar e identificar la población del patógeno mediante el reconocimiento de los genes de virulencia adaptados a la zona. Este segundo objetivo se desarrolló mediante el uso de variedades diferenciales (YAMADA et al., 1976), con genes de resistencia conocidos e identificados y, últimamente, mediante el uso de variedades monogénicas (TSUNEMATSU et al., 2000).

A partir de los experimentos del año 2002 se obtuvieron datos y se manejaron de forma que se tuviera también en cuenta la Resistencia de Campo de algunas variedades, concepto que hace referencia a la importancia de cultivar variedades con una resistencia moderada a la enfermedad y con unas consecuencias mínimas respecto a las producciones, con niveles por debajo de un umbral económico perjudicial para el cultivo y tolerable por el agricultor.

Evaluación de las variedades

Los ensayos se desarrollaron habitualmente en cuatro localizaciones y en cada localización se dispusieron variedades comerciales (Tabla 4) y variedades diferenciales o bien monogénicas (Tabla 5).

Las variedades comerciales en estudio se dividieron en dos grupos, el primero denominado de variedades comunes, por ser objeto de ensayo común además en otras zonas arroceras (Valencia y Sevilla) y el segundo, denominado de variedades específicas, en que cada zona escogió las variedades que consideró oportunas por diferentes motivos: por ser cultivadas únicamente en la zona, por obtener resultados interesantes en años anteriores o por el interés local en su cultivo.

En la Tabla 5 podemos observar el listado de variedades monogénicas utilizadas el 2005. La utilización de estas nos facilita la caracterización de la población de P. grisea en el Delta del Ebro.

Con la finalidad de mejorar la eficiencia de estos estudios, los ensayos se sometieron a laS condiciones favorables al desarrollo de P. grisea siguientes: 1) Siembra tardía, 2) Densidad de planta elevada y 3) Utilización de Baixet y Thaiperla como "spreaders" o variedades de arroz muy susceptibles al patógeno, para asegurar una presión de inóculo elevada y, en consecuencia, un mayor desarrollo de enfermedad.

Cada variedad se distribuyó según se representa en la Figura 2. Las plantas se distribuyeron en tres líneas con 5 plantas/línea. A continuación de las líneas de la variedad, se dispuso una línea de Baixet y una de Thaiperla y se rodeó la totalidad de la parcela con dos líneas de plantas de la variedad Baixet.

En cada localización se colocaron dos registradores de humedad y temperatura (tipo HOBO® Pro; Ref.: H08-032-08), uno situado en la parte alta del cultivo (100 cm sobre el nivel del agua) y el otro en la parte baja (30 cm sobre el nivel del agua), trampas caza-esporas también repartidas entre la zona alta y la baja del cultivo y un pluviómetro.

Se realizaron valoraciones semanales durante el ciclo de cultivo desde inicio de ahijado hasta la maduración de cada variedad, de los siguientes parámetros: fecha de valoración, estado fenológico, severidad máxima en hoja, valor de enfermedad según escala SES (IRRI, 1988), frecuencia y dimensión de las lesiones según escala DARP-UdLIRTA (datos no publicados), incidencia en cuello, nudo y espiga y rango de severidad en panícula.

 

Control químico

Los criterios para el control químico de las enfermedades se han desarrollado siempre función de la presencia de estas en las parcelas y teniendo en cuenta los estados fenológicos críticos del cultivo.

Productos fungicidas utilizados

La elección del producto es fundamental para obtener una buena eficacia frente a las enfermedades.

En las actuaciones contra las enfermedades del arroz, se ha adoptado el convencionalismo de denominar fungicidas de amplio espectro o genéricos en el caso de que estos controlen las dos enfermedades y fungicidas específicos cuando controlan, básicamente, la Pyriculariosis (Foto 1). En función de la enfermedad que encontremos en el campo utilizaremos un tipo de fungicida u otro, o bien los dos si se encuentran simultáneamente las dos enfermedades a partir de cierta intensidad que se describirá más adelante.

Los productos tienen que estar autorizados en el cultivo y para la enfermedad que queremos controlar y, además, para un correcto funcionamiento de estos es necesario seguir fielmente las recomendaciones de la etiqueta.

En el caso de las Helminthosporiosis (Foto 2), es aconsejable realizar también tratamientos en la semilla si el problema aparece cada año, puesto que la enfermedad se transmite eficazmente por esta vía.

Se recomienda no repetir más de dos veces los tratamientos con productos que contengan el mismo ingrediente activo y, en caso de necesitar actuar contra las dos enfermedades, se deben utilizar las dos materias activas a dosis enteras y tener en cuenta, respecto los dos productos, el plazo de seguridad más largo.

Momentos de tratamiento

De acuerdo con las experiencias realizadas hasta el momento, la mejor forma de luchar contra las enfermedades es realizar aplicaciones fungicidas de acuerdo con los estados fenológicos de la planta, con el fin de tener la planta protegida en los momentos críticos del cultivo. Los estados fenológicos en los cuales las infecciones pueden ser críticas y condicionar la producción son: 1) final ahijado ? inicio zurrón, 2) aparición de primeras espigas y 3) grano lechoso.

A final de ahijado ?inicio zurrón, es necesario realizar una evaluación de campo para comprobar la intensidad y el tipo de enfermedad. En este primer estado, solo se realizará el tratamiento cuando la intensidad de enfermedad supere el 1% de severidad en hoja (Figura 3). Para la evaluación aproximada de esta severidad, se recomienda realizar un muestreo en zig-zag en la parcela (MARINY ALMACELLAS, 2002), de unas 25 plantas, calculando el % de severidad media en hoja (porcentaje de hoja afectada por la enfermedad; ver Figura 3) de la muestra.

En aparición de primeras espigas se realizará el tratamiento siempre que se observen síntomas, independientemente de la severidad, y con el producto fitosanitario adecuado en función de la enfermedad observada con mayor intensidad.

En estado fenológico de grano lechoso, será necesario observar tanto la planta como la panícula y realizar el tratamiento siempre que se den alguna de las siguientes situaciones: 1) Aumento de los síntomas en hoja respecto los observados en el anterior estado fenológico de aparición de espigas; 2) Si hay incidencia de Pyriculariosis en el cuello de la panícula (Foto 3) y en la panícula y si se observan granos con cierto grado de necrosis o "moscados" (Foto 4). El producto a utilizar se decidirá en función de la intensidad de la enfermedad con mayor incidencia, aunque en este estado fenológico consideraremos como críticas bajas o muy bajas incidencias de enfermedad en el cuello de la panícula.

Durante estos años de estudio de las enfermedades en el Delta del Ebro, los niveles epidémicos de las enfermedades registradas como intensidad de enfermedad, en los diferentes órganos de la planta, han sido medios o bajos. En estas condiciones, el número máximo de tratamientos que se recomienda es de tres aunque se podría prescindir del primer tratamiento fenológico si no se observan en este momento síntomas en hoja y la variedad es poco o moderadamente susceptible.

Seguimiento de inóculo

El Servicio de Sanidad Vegetal dispone de una red de puntos de control por todo el Delta del Ebro, mediante registradores climáticos tipo HOBO® Pro, donde se realiza el seguimiento de las condiciones de riesgo epidémico de las enfermedades, registrando temperatura, humedad relativa y nivel de inóculo, condiciones todas ellas necesarias para comprender el momento en que se produce la infección.

Con estos datos se realizan los avisos fitosanitarios en los momentos en que se dan las condiciones de riesgo, vía correo electrónico o SMS a través de Ruralcat (http://www.ruralcat.net) y vía contestador automático de Tortosa ? 977 58 11 81.

Mediante el apoyo de estas herramientas, teniendo en cuenta los niveles de enfermedad en campo y siguiendo la estrategia fenológica, el agricultor arrocero tiene toda la información necesaria para tomar la decisión de realizar o no el tratamiento.

Eficacia del control químico según equipos de tratamientos y diferentes tipos de boquillas

El objetivo de estos estudios fue comparar la eficiencia de diferentes sistemas de aplicación para el control de las enfermedades fúngicas en las condiciones del Delta. Se comparó la deposición del producto dentro del cultivo y también el efecto deriva respecto a los diferentes sistemas.

Se realizaron estudios para comparar la eficiencia de aplicaciones aéreas (avión y helicóptero) con aplicaciones terrestres (tractor) en las condiciones de tratamiento habituales en la zona. Una vez seleccionado el tractor como equipo que daba mejores resultados en cuanto a distribución y recuperación de producto, los estudios se centraron posteriormente en estudiar la efectividad de los diferentes tipos de boquillas: cónicas, abanico e inclusión de aire.

 

Resultados más relevantes de los ensayos 2000-2005

 

Resultados susceptibilidad varietal

A lo largo de los años de ensayo se han ido realizando diferentes clasificaciones de las variedades comerciales según su grado de resistencia o susceptibilidad a Pyriculariosis. Así, al principio se daba una clasificación general de la variedad según el tipo de reacción obtenido en hoja y matizando posibles diferencias respecto los demás órganos productivos. Pero la clasificación en hoja no demostraba ser clara y suficiente para proporcionar recomendaciones de variedades y suficientemente objetiva para aconsejar al agricultor. Se debe tener en cuenta que la escala SES del IRRI (IRRI, 1988), ya mencionada, somete a los evaluadores a problemas serios de interpretación en una parte de la franja de valores entre 0 y 9.

Aunque la escala SES también permite la evaluación de Pyriculariosis en cuello de la panícula, se entendió que la evaluación de la reacción en hoja comportaba problemas de interpretación que no se podían superar si no se evaluaba de una forma diferente, con otro tipo de escala. Por todo ello se fue desarrollando una escala de elaboración propia que, a modo experimental durante los años 2002 y 2003, y ya más contrastada durante el año 2005, permitió una mejor apreciación del tipo de reacción observado a partir de las lesiones de Pyriculariosis. Esta escala fue denominada DARP-UdL-IRTA. Así, el año 2005, se decidió adoptar como consistente este propio sistema de clasificación e interpretación y los resultados se muestran en una tabla (Figura 4) que diferencia claramente las reacciones en cada órgano y para cada variedad, información que a nuestro entender aparece mucho más clara. No obstante, la utilización simultánea de la escala SES y la de elaboración propia ha sido la manera habitual de proceder en las valoraciones de los ensayos, para poder establecer comparaciones y tener la posibilidad de contrastar nuestros resultados con los obtenidos en estudios de otras partes del mundo.

En la figura anterior se observa como se pueden comportar las variedades respecto a la Pyriculariosis según el órgano afectado por los síntomas.

De esta información se desprende que algunas de las variedades más cultivadas en el Delta se podrían comportar como susceptibles o muy susceptibles en un año de condiciones favorables a la enfermedad, lo cual nos advierte de que estas variedades las tendremos que proteger si se dan las condiciones mencionadas. En cambio, para las variedades resistentes no seria necesaria una protección fungicida adicional, o al menos de momento, porque no mostrarían infecciones o éstas serían como máximo moderadas.

El año 2005 ha tenido unas condiciones medianamente favorables a la enfermedad, pero que han sido suficientes para diferenciar el comportamiento de muchas variedades respecto a Pyriculariosis.

Aunque consistentes, estos resultados se tienen que continuar contrastando y corrigiendo en años sucesivos, con un abanico más amplio de condiciones ambientales y un espectro mayor de situaciones epidémicas.

Cabe decir que la clasificación del comportamiento de una variedad no significa que no sea interesante su cultivo sino que hay que tener en cuenta los riesgos potenciales que asumimos respecto a las enfermedades cuando decidimos ponerla en el campo.

Estudio de la población de P. grisea: genes de virulencia detectados

Durante las diferentes campañas los resultados más relevantes obtenidos en los ensayos, respecto al reconocimiento de los genes de virulencia de la población de P. grisea, fueron los siguientes:

2001: 1 localización con 4 repeticiones. Se observaron los genes de virulencia: pi-Ks y pi-ta.

2002: 5 localizaciones sin repeticiones. El gen de virulencia observado: pi-ta.

2004: 4 localizaciones sin repeticiones. Genes de virulencia: pi-ta, pi-K, pi-a, pi-z.

2005: 4 localizaciones sin repeticiones. Genes de virulencia: pi-i, pi-a, pi-19 (t), pi-K, pi-lt.

De los resultados anteriores se desprende que existe una variabilidad importante de la presencia de genes de virulencia de la población de P. grisea en el Delta del Ebro, si bien algunos genes como el pi-ta y el pi-a aparecen en mas de un año de estudio.

Además, cabe destacar la influencia de la elevada variabilidad climática de unos años a otros por lo que se deduce que para ser más consistentes y representativos de la zona, serán necesarios datos obtenidos a partir de una serie mayor de años de estudio.

A modo de ejemplo, se muestran gráficamente los resultados obtenidos mediante las variedades monogénicas en una de las 4 localizaciones del año 2005 (Figura 5). En este tipo de estudios es importante distinguir por localizaciones porque esto permite obtener una información mas detallada de la distribución de la población del patógeno y averiguar si existen diferencias entre zonas a tener en cuenta en las recomendaciones.

Como se ha mencionado, en la campaña 2005 los genes de virulencia encontrados fueron: pi-i, pia, pi-19(t), coincidiendo estos en las cuatro localizaciones.

Además se encontraron genes específicos para algunas de las localidades: en tres de ellas se observó la presencia del gen Pi-K, únicamente en dos el gen Pi-ta (gen observado durante las últimas campañas) y solamente en una el gen Pi-lt.

 

Resultados de los ensayos de productos fungicidas

Los resultados de los productos utilizados para el control de las enfermedades se interpretan según estos sean considerados genéricos o específicos para Pyriculariosis y según la enfermedad que existe en la parcela y que se precisa combatir.

En la Figura 6 se muestran los productos que se ensayaron en el inicio de estos experimentos y que coincidían con los que comúnmente se utilizaban en el control de las enfermedades en esos momentos en el Delta del Ebro. Los marcados en color verde son los que dieron mejor resultado de efectividad en el control de las enfermedades.

Si la intensidad de la enfermedad en campo es básicamente provocada por la Helminthosporiosis los productos a utilizar serán los llamados genéricos.

Se ha realizado una recopilación de los 5 años de estudios y en la Figura 7 se muestra un resumen de las eficacias de los diferentes productos analizados.

En referencia a los productos específicos contra Pyriculariosis, la materia activa que ha dado mejor eficacia ha sido el Triciclazol 75% WP (Bim®, Auriga® o Fussione®), aunque también se obtuvieron buenas eficacias con productos autorizados en otro momento pero actualmente retirados del mercado.

 

Resultados respecto a los momentos de tratamiento

En el año 2001 se realizaron estudios para comparar las diferentes estrategias en el control de enfermedades.

Se estudiaron tres estrategias: 1) Sistemática, 2) Riesgo epidémico y 3) Fenológica (En las Figuras 8 y 9: Sist., Re. y Feno, respectivamente).

Ni la estrategia Sistemática ni la de Riesgo epidémico dieron los mejores resultados en las condiciones del Delta aunque, actualmente, determinadas condiciones de riesgo epidémico se tienen en cuenta a la hora de recomendar los tratamientos.

Los resultados que se obtuvieron se pueden observar en la Figura 8. Se concluyó que la estrategia que proporcionaba mayor efectividad en el control químico era la Fenológica, es decir, realizar un máximo de tres tratamientos en los estados fenológicos ya comentados:

1º.) Final ahijado - inicio zurrón. Tal como se ha comentado anteriormente, en este estado fenológico, si no se observan síntomas en campo (1% de severidad en hoja) se puede ahorrar este tratamiento.

2º.) Aparición primeras espigas.

3º.) Grano lechoso.

Con todos los resultados obtenidos en los ensayos de eficacia de productos funguicidas, se ha elaborado un cuadro resumen (Figura 10) de momentos de tratamiento y productos a utilizar según la enfermedad presente en el cultivo con mayor intensidad:

 

Resultados de los ensayos de maquinaria

Estos datos fueron obtenidos mediante el apoyo del Centro de Mecanización Agrícola de Lleida, del Departament d?Agricultura, Ramaderia i Pesca de la Generalitat de Catalunya.

El sistema que ha resultado más eficiente en cuanto a distribución del producto y más efectivo en el control de las enfermedades fue claramente el tractor (Figura 11) (Foto 5). Los tratamientos aéreos con las condiciones del ensayo resultaron tener una deriva claramente más elevada.

Además, también se observó que la deposición de producto sobre las partes alta y baja del cultivo eran muy diferentes según el tipo de maquinaria utilizado (Figura 12), teniendo nuevamente el tractor una ventaja considerable respecto a los tratamientos aéreos.

Por otra parte, los tratamientos aéreos provocaron más pérdidas por deriva fuera de la zona de aplicación que los tratamientos terrestres (Figura 13).

Respecto al comportamiento de las epidemias en estos ensayos, el tratamiento terrestre (tractor) dio una incidencia de enfermedad menor (Figura 14) y un rendimiento en enteros más elevado comparado con el avión y el helicóptero (Figura 15).

También se evaluó la epidemiología de las enfermedades en función del equipo de aplicación utilizado.

Los resultados se muestran en las siguientes gráficas:

A la vista de los resultados comparativos entre tratamientos aéreo y terrestre, los siguientes estudios se centraron en optimizar los equipos de tratamiento terrestre, a través de ensayos que comparaban diferentes tipos de boquillas.

En la siguiente tabla (Figura 16) se observan las condiciones de trabajo de cada uno de las diferentes tipos de boquillas utilizadas con el tractor, para optimizar los tratamientos terrestres.

Se evaluó la epidemiología de las enfermedades según el tipo de boquilla utilizada. En la Figura 17 se observa la intensidad de las enfermedades, Helminthosporiosis y Pyriculariosis según las boquillas utilizadas. Las boquillas de inclusión y las cónicas son las que dieron el resultado de intensidad menor con diferencias estadísticas significativas (p<0,5) respecto a las de abanico y respecto al testigo.

Los resultados obtenidos de producción según el tipo de boquilla utilizada en tratamiento terrestre se presentan en la Figura 18.

Respecto a las ventajas e inconvenientes de utilizar un tipo de boquilla u otro, en relación al control de las enfermedades, creemos que es muy importante tener en cuenta qué efecto buscamos en el momento de escoger el tipo de boquillas.

Una de las conclusiones claras obtenidas de todos estos ensayos es que las boquillas de inclusión de aire, a igual volumen de caldo que las otras, son las que presentan una deriva inferior, y por lo tanto un mejor aprovechamiento del producto.

Cuando se trata con condiciones meteorológicas ideales, es decir sin viento, las que dan mejor resultado, en cuanto a eficacia de penetración y distribución, son las boquillas tipo cónicas. Por otra parte son las de abanico, y sobre todo las de inclusión, las que tienen una eficacia mejor que las cónicas cuando hace un poco de viento.

Para la protección de la planta, las boquillas de abanico y las de inclusión, tratan mejor las hojas de la parte baja del cultivo, pero a igual volumen de caldo pueden originar un recubrimiento inferior de las partes superiores, al producir gotas de mayor tamaño.

A modo de resumen de los ensayos de boquillas, se describen (Figura 19) las principales ventajas e inconvenientes de la utilización de cada una de ellas.

 

Reconocimientos: Los trabajos mencionados en este artículo han sido posibles gracias al apoyo de las siguientes instituciones: DARP ? Generalitat de Catalunya: C-0414, C-0464, C-0528 y C-0611. MCYT: AGL2003-08262-C02-01.

 

Agradecimientos: Los autores desean agradecer de una forma muy especial y entrañable la valiosa participación de Jaume Boada Aguadé, el primer y más decidido impulsor de estos trabajos. Asimismo queremos mostrar nuestro agradecimiento a las siguientes personas, sin la colaboración de las cuales estas aportaciones no habrían sido posibles: Núria Adell Chavarria, Joan Ignasi Aguiló Bo, Miriam Aixart Sahun, Irene Bernaus López, Imma Boada Aguadé, Ivan Busquet Bes, Ferran Camp Feria-Carot, Pau Catalan Masià, Montse Colomer Fabregat, Patricia Escrivà Beltri, Sònia Ferrer Tena, Francesc García Figueres, Felip Gràcia Aguilà, Marc Ibeas Huguet, Meritxell Jardí Llambrich, Rafel Monfort Sancho, Rita Moya Giné, Eva Pla Mayor, Joan Porta Ferré, Lara Sancho Reverté, Beatriu Segura Martínez, Mònica Segura Unió, Josep Ramon Serdà Duatis, Francesc Solanelles Batlle y Cinta Zapater Cardona.

 

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