La finalidad de la central hortofrutícola es garantizar que el producto llegue al consumidor en una condición óptima.

Ha sido por lo tanto necesario el adoptar nuevos sistemas y tecnologías para dar respuesta a los requisitos de las grandes cadenas de distribución, buscando mantener la competitividad.

El sector más innovador ha sido el citrícola con cambios impuestos no sólo por el producto y el mercado, sino también por la falta de disponibilidad de personal para llevar a cabo la producción.

El continuado esfuerzo por parte de empresas dedicadas a la investigación I+D+i en colaboración con universidades y centros tecnológicos son la mejor garantía de respuestas para el futuro.

 

La calidad final de un producto hortofrutícola no sólo se consigue en el campo.

Una vez se cultiva, se tiene que llevar a la central hortofrutícola para iniciar otro proceso igualmente significativo, para que el producto llegue al consumidor con las características deseadas y las mejores condiciones posibles.

Con la concentración de la demanda y una competencia que ha ido creciendo, debido a la aparición de zonas productora con menos coste de producción, el sector se ha visto obligado a un cambio organizado y estructurado de trabajo, dirigido a las necesidades impuestas por las grandes cadenas, las cuales son hoy quienes realmente dictan las reglas del juego, con un objetivo fundamental: el satisfacer los deseos de estos macro-clientes.

La consecuencia ha pasado por aumentar el tamaño de las centrales hortofrutícolas y el planteamiento de las mismas, con una modernización de sus estructuras productivas dirigidas a aumentar la productividad con una expectación de reducir costos, vía una mayor mecanización.

El resultado en los últimos veinte años ha sido una definitiva modernización, buscando maneras de rentabilizar una actividad nada fácil, debido a la necesaria y constante agilidad de adaptación a situaciones cambiantes, las cuales no sólo dependen de la materia prima sino también de los cambios de actitud del personal utilizado en el proceso de producción así como del mercado final.

Existen sectores más o menos mecanizados ya que asumir el costo de la mecanización depende de la importancia de sus producciones. El sector que ha cobrado más fuerza e importancia en los últimos años ha sido el sector citrícola, debido al interés inusitado hacia la producción de agrios y al hecho de haber llegado a ser el primer país exportador de cítricos en fresco. Es en este sector por lo tanto, donde la innovación ha sido más evidente durante los últimos años, manteniendo la competitividad gracias a cambios tecnológicos.

Productores y exportadores de cítricos se han esforzado en obtener una oferta varietal extensa para acceder a nuevos circuitos de comercialización, llegando a una situación donde la demanda de clementinas (mandarinas) crece por encima de la producción. En este sentido, se ha tenido que reconocer que la mentalidad y los medios de las centrales eran para naranja, por lo que ha sido necesario cambiar para trabajar con estas nuevas variedades, asumiendo los cambios que todo ello supone.

El trabajo con clementinas implica una recolección temprana y generalmente un proceso de desverdización... Este proceso no sólo obliga a consideraciones específicas en el manipulado de la fruta, para evitar lesiones que pueden dar origen a infecciones fúngicas, sino además el tratamiento de la fruta a su llegada al almacén.

 

Los sistemas de tratamiento iniciales tipo Drencher están siendo cambiados por tratamientos independientes, utilizando líneas diseñadas para altas producciones.

En la actualidad para obtener una mayor maniobrabilidad independiente de la climatología y un mayor conocimiento del tipo de fruta disponible, para desviar excedentes de calidad y calibres a industria, se utilizan líneas de precalibrado.

Estas nuevas líneas permiten una importante pre-selección de la fruta, una separación por color optimizando el proceso de desverdizado, y un calibrado por diámetro, forma o peso para su posterior almacenamiento.

Permiten, asimismo, un posible cambio de caja a palot, lo cual puede simplificar el movimiento interno de la fruta en el almacén y su almacenaje en cámara para su posterior tratamiento y confección.

El tratamiento final se realiza para evitar desordenes fisiológicos, utilizando materias activas autorizadas seleccionadas que deben seguir criterios de toxicidad, con garantías de residuos inferiores a los límites establecidos, teniendo en cuenta la legislación sobre residuos del país de destino. Para lo cual es necesario utilizar maquinaria especialmente diseñada para obtener una alta eficacia de tratamiento, al mismo tiempo que asegure el mejor trato posible de la fruta al utilizar máquinas provistas con mecanismos deby-pass tanto en lavado como cepillado o encerado, que permiten elegir la mejor opción en cada caso.

Las líneas de precalibrado tienen la ventaja adicional de contar con un alto grado de automatización lo cual proporciona la posibilidad de queel trabajo a realizar pueda ser con un mínimo de personal.

El aumento de capacidad de las líneas de producción actuales han demostrado que resultaría impensable por imperativos físicos y económicos, el supeditar el trabajo a sistemas manuales, también resultaría imposible el disponer de suficiente mano de obra para llegar a las cuotas de producción según los distintos tipos de confección y es, por lo tanto, el área que ha experimentado los cambios más importantes en los últimos años.

No es posible continuar supeditando la alimentación de fruta a tratamiento y confección a sistemas manuales, ya que el esfuerzo necesario no permitiría el llevar a cabo el trabajo. Las líneas incorporan obligatoriamentehoy sistemas de despaletizado y volcado automático, programable no sólo por cantidad sino también para una posible mezcla de calidades.

Resultaría también impensable el someter algunas de las variedades actuales, especialmente clementinas, al trato por sistemas de calibrado y distribución mecánicos. En la actualidad quizás más del 70% de centrales ya utilizanmáquinas electrónicas para el calibrado. Máquinas provistas con cámaras con sofisticados programas informáticos que permiten diferenciar color, forma y hasta localizar la existencia de defectos externos. Asimismo, también pueden incorporar sistemas de pesado continuo para la separación de la fruta por peso.

No sería posible disponer de la suficiente mano de obra para llegar a realizar los diferentes tipos de confección que se necesitan. Existe una mayor exigencia en el mercado, y el consumidor requiere una apariencia yhomogeneidad óptima del producto, que junto con una presentación en pequeñas unidades, obligan a utilizar sistemas automáticos de llenado. Se considera normal la presentación de la fruta en mallas, bolsas, bandejas, cajas de peso limitado, etcétera, lo cual obliga a la utilización de máquinas automáticas de confección.

La fruta una vez confeccionada necesita ser apilada en las salidas de las líneas de confección. El sistema de apilado manual ha sido sustituidopor sistemas de paletizados automáticos, que permiten el apilado de cualquier tipo de caja y mosaico de paletizado.

Este sistema permite a su vez, el control de la fruta paletizada y la aplicación de sistemas de identificación para trazabilidad, indispensable con la implantación de sistemas de calidad y certificación.

Mucho camino se ha recorrido en los últimos veinte años con éxito pero queda todavía mucho por recorrer.

En estos momentos se está investigando la aplicación de visión artificial para la detección de defectos superficiales específicos ysistemas para la evaluación no destructiva de la calidad interna de la fruta, loque permitirá llevar al mercado la fruta con totales garantías de calidad.

Estas investigaciones unidas a los estudios dirigidos a obtener sistemas de carros autónomos guiados por láser, para el movimiento de fruta paletizada tanto en la alimentación como en la salida de fruta confeccionada, ahora mismo en fase de experimentación, permitirán en un futuro no lejano alcanzar la meta de las centrales: ser totalmente automatizadas.

 

Antecedentes sobre el autor: Licenciado en Ingeniería Industrial (Bacherol of Science) por la Brunel University en Londres, siendo miembro del Institute of Mechanical Engineers of London. Desarrolló un programa universitario de entrenamiento global de cinco años para grandes compañías, desempeñando funciones en las principales áreas de gestión empresarial.

Especializado en diseño y desarrollo de soluciones integrales en centros de tratamiento poscosecha hortofrutícola. Dispone de una gran habilidad para la configuración de flujos de trabajo en relación a las condiciones de superficie disponible. Su capacidad analítica junto a la capacidad de asumir los objetivos del cliente le permite entregar soluciones a medida con base de una visión de economía de costes. Conoce las especialidades vinculadas a los procesos de tratamiento del producto, especialmente químicos y los relativos al packaging.

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