INTRODUCCIÓN

La Producción Agrícola Integrada (PI) es la respuesta a los planteamientos sociales actuales:

 

- Permite compatibilizar las exigencias de alimentar a una población creciente mediante una agricultura intensiva, que produce el 99 % de nuestros alimentos, con las exigencias ecológicas, incluida la no deforestación de nuestro planeta.

- Es un compromiso ético del agricultor con la sociedad.

 

En cualquier caso requerirá un largo camino revertir las actuales percepciones que defienden la agricultura biológica (o ecológica u orgánica) basadas en un concepto de bondad de lo natural de una población que ya no entiende, ni valora, el proceso de producción y distribución de alimentos.

Un aspecto muy importante es la protección de los cultivos, pues los procedimientos de lucha química tienen una mala percepción por la imagen "distorsionada" de la química en su conjunto, y, especialmente, de la utilizada en procesos productivos, y aún más, cuando se trata de aplicarlos a nuestros "alimentos".

El uso de los fitosanitarios, como el de otros medios o técnicas para la producción agraria ha seguido un largo camino de desarrollo tecnológico, pero también, de acompañamiento a las demandas de nuestra sociedad, que han evolucionado desde épocas donde el criterio principal era la productividad, (especialmente tras la Segunda Guerra Mundial, y el desabastecimiento de alimentos) y, combinado con la "Revolución Verde" (semillas, fertilizantes) a un concepto más integrado, donde el respeto al medio ambiente y a la seguridad para el operario aplicador de productos y para el consumidor de los alimentos productivos son prioritarios.

Fruto de esta evolución son los nuevos productos fitosanitarios, cada vez más específicos, respetuosos con la fauna auxiliar, menos persistentes y con menor riesgo para el que aplica los productos.

Los productos fitosanitarios aseguran que se produzcan, para una población, cada día más creciente y con mayores demandas en cantidad y calidad de alimentos:

- alimentos seguros.

- de buena calidad.

- a precios razonables.

- con un suministro fiable y continuo durante todo el año.

Los productos fitosanitarios son los productos químicos con una regulación más estricta de la UE. El nivel de exigencia y control no es comparable al de ningún otro compuesto, ni siquiera los medicamentos.

Esperemos pues, que con estas premisas:

 

- más la concienciación actual por la producción y el precio de los alimentos, que ha llevado a cuestionar el anterior paradigma de que los países desarrollados deberían renunciar a una agricultura productiva

- la evidencia de que una agricultura biológica no sería capaz de alimentar a la población mundial actual y mucho menos a la esperada el debate se centre en la mejor gestión del uso de los productos fitosanitarios más que en si deben o no utilizarse.

 

 Principales modelos de lucha dentro de la Protección Integrada de Cultivos

Se ha desarrollado una amplia gama de técnicas y productos para controlar plagas y enfermedades, dentro del concepto de la Producción Integrada. Unos sustituyen directamente a los fitosanitarios, otros los complementan, reforzando su acción. También los propios fitosanitarios han evolucionado, y continúan haciéndolo, mejorando su perfil de seguridad y medioambiental.

Repasemos aquellas de las técnicas, no necesariamente debidas a la propia protección de cultivos, sino relacionadas con la productividad o la nutrición que pueden influir, reforzando las técnicas específicamente fitosanitarias.

 

Rotación de cultivos. Cada cultivo tiene unas determinadas necesidades de nutrientes y una profundidad determinada de su sistema radicular.

El monocultivo prolongado fomenta el desarrollo de determinadas especies parásitas o la selección de malas hierbas que hacen más problemático su control.

El uso de una adecuada rotación permite disminuir la presión de plagas, enfermedades y malas hierbas usando "cultivos limpiadores", o con la tradicional utilización del barbecho. El caso más extremo es la propia utilización de plantas con propósito de eliminación de patógenos, como ocurre con nematodos.

 

Selección de variedades. Además de los criterios de productividad, calidad y comerciales, una de las principales motivaciones es la de la fitopatología.

Es evidente, que llevada al límite, la productividad puede ser antagonista de las resistencias a enfermedades y plagas.

El equilibrio entre resistencias a las enfermedades habituales en la zona frente a la producción y calidad esperada debe ser el criterio.

Hay que considerar, en cualquier caso, que la alta variabilidad de los patógenos hace necesario el recurso a métodos combinados, incluidos los fitosanitarios para evitar la aparición de nuevas cepas y especies patógenas o resistencias a los propios productos químicos.

 

Riego y Fertilización racional. Además de los criterios propiamente relacionados con la economía de la nutrición, o de evitar la contaminación de cursos de agua, la correcta dosificación de los fertilizantes evitará aumentar la sensibilidad de los cultivos a plagas o enfermedades, debido a un desarrollo vegetativo de tejidos "débiles" a sus ataques.

 

Gestión del suelo y cubiertas vegetales. Técnicas para la conservación del suelo con múltiples objetivos, entre ellos el control de la erosión, suponen acciones, como que cambian las técnicas del control de malas hierbas. De este modo, el uso de cubiertas vegetales puede suponer la no utilización de productos químicos o cambiar su perfil, pero también, la no utilización de laboreo mecánico, frente al uso de herbicidas.

 

Gestión de vegetación espontánea y plantas huéspedes. La presencia en las parcelas o en sus márgenes de vegetación espontánea debe ser considerada un punto de refugio y alimentación de fauna auxiliar, pero también reservorio de plagas, enfermedades, semillas, por lo que debe ser manejada con un concepto amplio, considerando los momentos en los que debe ser mantenida.

 

Uso racional y complementario de métodos de lucha. Podemos distinguir los medios biológicos (utilización de enemigos naturales beneficiosos), mecánicos (escarda) y químicos (productos de síntesis, y aquí, en pulverización o mediante otros métodos, como las trampas).

Estos tres sistemas deben usarse de manera racional y complementaria. Por ejemplo:

- Escarda mecánica en las calles y química en las líneas.

- Uso de feromonas complementado con aplicaciones químicas compatibles o iniciales para disminuir la población base.

La decisión del tratamiento debe adoptarse sobre criterios económicos, evitando los tratamientos sistemáticos. Debe tratarse cuando sea necesario, respetando dosis y modos de aplicación, dando preferencia a los productos con menor impacto medioambiental pero considerando otros criterios, como la gestión de resistencias, para asegurar la sostenibilidad, también de estas técnicas.

Múltiples técnicas se han desarrollado en esta área y las empresas asociadas a AEPLA, participan directa o a través de otras empresas en este esfuerzo.

Entre las principales áreas de actividad están:

1.- Trampas para la captura masiva de insectos.

2.- Confusión sexual.

3.- Atracción y esterilización y/o eliminación de individuos.

4.- Liberación de insectos auxiliares enemigos naturales de los insectos plaga.

5.- Pulverización de patógenos, como virus, que eliminen plagas.

En cualquier caso, se ha demostrado fundamental la combinación de aplicación de productos fitosanitarios compatibles para asegurar una buena eficacia de esas técnicas, el control de nuevas plagas que puedan surgir, así como aquellas de papel secundario en las actuales circunstancias que puedan ocupar un papel dominante por las nuevas técnicas.

 

 

Nuevos productos fitosanitarios

La Directiva 91/414/CEE establece unos criterios uniformes y estrictos para el registro de sustancias activas y productos formulados.

Todo producto debe superar una evaluación en diversas áreas:

- Ecotoxicológica.

- Seguridad para el aplicador.

- Seguridad alimentaria.

- Eficacia.

Por ello se requieren unos 9 años y 200 millones de euros para el desarrollo de un nuevo producto. Uno de cada 139.000 llega a ser puesto en el mercado.

Con este panorama y las demandas que se establecerán en el futuro, las sustancias activas nuevas, fruto del I+D+i tienen claramente un mejor perfil toxicológico, ecotoxicológico y son eficaces a dosis más bajas y compatibles con los sistemas de Producción Integrada.

Así se ha producido una disminución drástica de la cantidad y tipo de productos utilizados. Han pasado las materias activas registradas en 1992 de 900 a unos 200 en la actualidad.

También ha ocurrido en las soluciones incluidas en la Producción Integrada.

En el libro sobre control integrado de plagas y enfermedades de peral de Joaquín García de Otazo, Jaume Sió, Ramón y Maite Torá, de 1992, se recoge una serie de productos , que por poner un ejemplo, incluyen para el control de gusano cabezudo: Clorpirifos, Diazinon, Fention, Fonofos, Lindano, Malation, Piretrinas y Triazofos. ¿Cuáles quedan de esta lista?. ¿Cuáles han aparecido con posterioridad?

La especificidad de los insectos auxiliares, así como de los fitosanitarios compatibles plantea un gran reto para la sostenibilidad de la gestión integrada de plagas.

En el caso de los productos fitosanitarios la gran reducción de las familias químicas utilizadas debido a la aplicación de la Directiva 91/414, aunque, en principio ha supuesto una selección de aquellas materias activas más favorables a su utilización en estos sistemas, está poniendo en riesgo el sistema en algunos cultivos por la no existencia de suficientes modos de acción para evitar la aparición de resistencias.

La propia palabra "integral" quiere decir utilizar todas las armas posibles y eso quiere decir una suficiente "bio-químico diversidad" con suficientes modos de actuación disponibles porque, tanto el desarrollo de un nuevo producto, que conlleva unos 9 años, más los necesarios para el registro, como del desarrollo del binomio predador-plaga no se puede improvisar.

 

 

Futuro de los fitosanitarios y la Producción Integrada

Para la industria de fitosanitarios la agricultura europea del futuro será Integrada o no habrá agricultura europea.

La Comisión Europea comparte la misma postura y ha propuesto una nueva Directiva sobre el uso sostenible de Fitosanitarios que recoge como elemento clave la gestión de integrada de los cultivos.

El establecimiento de criterios europeos de Manejo Integrado de Plagas ayudará en el desarrollo de estas técnicas pues la situación actual española, con criterios diferentes según Comunidades Autónomas, puede evolucionar hacia un solo modelo europeo, que facilite la labor del agricultor y la percepción del consumidor y de la cadena de distribución.

Esperemos, también, que el Reglamento que sustituirá a la Directiva 91/414, que se está debatiendo en paralelo, y que revisa qué productos pueden ponerse en el mercado, esté "integrado", si se me permite la expresión y la redundancia, con la propia Directiva para mantener suficiente número de herramientas que hagan "sostenible" la agricultura integrada que se persigue.

El artículo 13.1 establece que los Estados miembros fomentarán la agricultura con un uso reducido de plaguicidas y la agricultura de bajos insumos.

Aparte de no estar de acuerdo con esas premisas (dado que lo importante es el equilibrio entre uso y producción alimentaria, manteniendo las garantías medioambientales y de seguridad para el aplicador y el consumidor) creemos que deben ser bienvenidas todas las medidas que incentiven y muestren las ventajas de la agricultura integrada, pues, a pesar de combinar los beneficios de los otros sistemas (convencional y biológica) es la gran desconocida para el político o el consumidor.

Antes de la llegada de esa Directiva sería bueno que nuestra propia Administración realizara campañas tan potentes como las dedicadas a la agricultura biológica para demostrar sus ventajas a los que no son agricultores o técnicos.

La creación de un logotipo único y común para los sistemas actuales, combinado con este tipo de campañas, prepararía el terreno para un ejercicio más ambicioso en el marco de la citada Directiva.

Es fundamental la colaboración de la Administración y de todos los participantes en el entorno agrícola para fomentar estas prácticas y formar adecuadamente a los agricultores y técnicos para que estas técnicas sean el modelo, no la excepción.

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