PHYTOMA, conmemora en estas fechas 20 años de presencia en España, participando y colaborando con nuestra agricultura, dando a conocer a través de las páginas de su revista, los estudios, las experiencias, los avances técnicos conseguidos y las opiniones de los expertos, en definitiva, transmitiéndonos conocimientos, que han supuesto para técnicos y agricultores, una de las herramientas más preciadas con las que hemos contado para mejorar nuestra agricultura y realizar una sanidad más eficaz, razonable y sostenible.

PHYTOMA-España, ha tenido la gentileza de pensar que podría ser la persona indicada para dirigirme a sus lectores y en unas pocas páginas intentar plasmar la "Evolución de la Sanidad en los cultivos hortícolas en los últimos veinte años", gentileza con la que me siento muy honrado y agradezco sinceramente.

 

Si realizásemos una encuesta y preguntásemos sobre que cultivo o grupo de cultivos elegiriamos para ponerlo como ejemplo de evolución, entendiendo por evolución en su sentido más amplio como "cada una de lasetapas de un cambio", seguro que la mayoría de los encuestados se inclinarían por señalar a los cultivos hortícolas, y la verdad es que no les faltaría razón.

Pero hablar de cambios sin recordar, y con el recuerdo agradecer, la labor de muchas personas y colectivos que lo han hecho posible, sería ingrato por mi parte. A todos los "investigadores y técnicos" que en sus respectivos campos y organismos, existentes o ya desaparecidos, contribuyeron y siguen contribuyendo cada día con su trabajo, conocimientos, dedicación, ilusión y esfuerzo, a que nuestra horticultura, en todas y cada una de sus facetas, esté considerada como una de las más avanzadas, tecnificadas y seguras del mundo.

Al sector Industrial, sin cuya participación, asumiendo riesgos económicos importantes y realizando una investigación permanente, ha ido poniendo a disposición de nuestros técnicos y horticultores, las "armas" para conseguir los objetivos que en cada momento se han ido fijando en cada una de las etapas del cambio. Finalmente, a nuestros horticultores, por su apuesta y confianza en el futuro, personal y colectivamente, por su cambio de mentalidad y profesionalización, y porque sin su participación, los avances técnicos no se habrían implantado.

 

 

El inicio del cambio

Si ustedes me lo permiten, me voy a centrar en la horticultura del área mediterránea, pues si bien la horticultura, se practique donde se practique ha experimentado cambios importantes, la horticultura intensiva implantada inicialmente en el sudeste de la península y posteriormente extendida por toda la costa, es la que ha evolucionado con mayor intensidad. Al estar estrechamente ligada la sanidad de nuestros cultivos hortícolas a la evolución de las técnicas de cultivo y a los medios empleados para obtener la máxima rentabilidad, nos tenemos que retrotraer a la década de los sesenta, años a partir de los cuales el sector hortícola experimenta esa gran transformación que ha hecho posible que nuestra horticultura sea uno de los pilares sobre los que se sustenta nuestra agricultura.

En mi modesta opinión, la transformación de nuestra horticultura comienza con el empleo masivo del plástico para conseguir proteger los cultivos de las condiciones climáticas y poder obtener producciones más elevadas y fuera de los periodos tradicionales de cosecha. La utilización en horticultura de las estructuras similares a los sistemas empleados en el cultivo de la uva de mesa como soportes, conocidos como emparrado, a base de postes de madera y entramado metálico de alambre galvanizado sobre los que se apoyaban los brazos y sarmientos de las viñas sobre los que se extendió una lámina de plástico, consiguiendo de esta manera que el cultivo quedase protegido, fue un paso muy importante y esta innovación marcó sin duda el pistoletazo de salida de la horticultura moderna en España.

Si a la revolución que supuso la utilización del plástico en la horticultura le unimos los cambios en la aplicación del agua a través de sistemas de riego localizado, que junto con la aplicación de los nutrientes necesarios para el crecimiento de las plantas mediante la fertirrigación, fueron innovaciones técnicas que contribuyeron a consolidar la ruptura de la estacionalidad de las producciones, sino que también contribuyeron a aumentar considerablemente los rendimientos y la calidad "comercial" de los diferentes productos.

Pero los avances técnicos no se detuvieron con estas mejoras técnicas. Las mejoras genéticas conseguidas en muchas de las variedades utilizadas, consiguiéndose un mejor comportamiento a lo largo de los procesos de postcosechas y de comercialización, y respondiendo a los gustos de los consumidores; la introducción de nuevos cultivos; la aplicación de técnicas de cultivos sin suelo mediante la utilización de suelos inertes y la mejora de los sistemas de distribución y sujeción de las plantas; han sido algunos de los otros pasos importantes en la evolución y en los cambios que se han ido produciendo en nuestra horticultura.

 

 

La problemática sanitaria

Siempre he mantenido que la complejidad sanitaria que presentan los cultivos hortícolas radica fundamentalmente en el amplio número de cultivos que integran este grupo y que, su importancia y evolución, ha estado y está supeditada a las diferentes condiciones en las que se cultivan. No podemos por tanto generalizar a la hora de hablar de la problemática sanitaria que presentan. Tendríamos que especificar a cual de los 36 cultivos más importantes de este grupo nos referimos; de la localización de la zona de producción; concretar si se trata de un cultivo que ocupa grandes áreas, en cuyo caso estaríamos hablando de una horticultura extensiva y al aire libre, o si por el contrario se trata de una horticultura a la que se le esté aplicando algún tipo de sistema de protección ambiental; o finalmente, deberíamos especificar la época de presencia del cultivo en la parcela.

En el corto espacio que nos han reservado, es imposible que analicemos cultivo por cultivo o situación por situación. Vamos a intentar relacionar los cambios que se han ido introduciendo en los cultivos y en los sistemas de producción, con la evolución y los cambios que se han producido en la sanidad de los cultivos hortícolas, tanto si estos avances han tenido consecuencias positivas, aportando un mejor control de la problemática o por el contrario, han repercutido negativamente incrementándola. Seguidamente vamos a comentar la evolución de los medios de lucha, de los que ha dispuesto el horticultor, y por último, nos referiremos a las estrategias aplicadas para combatir las plagas en la horticultura.

 

 

Influencia de los avances en la sanidad de los cultivos hortícolas

 

Nuevos cultivos y nuevas variedades

Consecuencia de la introducción de nuevos cultivos para dar respuesta a las demandas de las cadenas de distribución o a las directamente realizadas por los nuevos mercados, la problemática fitosanitaria existente en lo que podríamos denominar "horticultura tradicional" de una determinada zona, se ha ido complicando.

Complicación que ha sido consecuencia en algunos casos de que estos nuevos cultivos han presentado una mayor sensibilidad a las plagas establecidas en la zona o bien, que los propios cultivos hayan sido la causa de introducción de plagas desconocidas hasta esos momentos, incrementado de esta manera la problemática fitosanitaria.

Las mejoras genéticas conseguidas en muchos cultivos hortícolas ofreciendo a los horticultores variedades más rentables o mejor adaptadas y con un comportamiento muy positivo a lo largo de todo el proceso de manipulación y comercialización como hemos comentado anteriormente, también pueden tener consecuencias negativas o positivas en relación con la sanidad. Puede que se hayan puesto en el mercado variedades resistentes o más o menos tolerantes a una determinada plaga, lo que representaría una mejora muy interesante en la sanidad, pero también puede que muchas de estas nuevas variedades se muestren por el contrario más sensibles a algunas plagas que las anteriores variedades no lo eran, o que sufran ataques de plagas que no estaban catalogadas en sus lugares de procedencia, complicando de esta manera la problemática fitosanitaria de la zona al tener que incrementar los controles y la aplicación de los medios de lucha.

 

 

Protección de cultivos

Los sistemas de protección utilizados, también han contribuido a intensificar la presencia de las plagas en la horticultura tradicional. Las condiciones favorables para los cultivos también lo son para los fitoparásitos, ocasionando que se detecten problemas en épocas donde antes no era previsible que la plaga se presentara, o bien, esas condiciones incidan sobre aspecto de la biología o sobre la epidemiología del fitoparasito, acortando los ciclos o mejorando las condiciones ambientales que la plaga necesita y por tanto incrementando los daños.

 

 

Procedencia y calidad del material vegetal

Muchos de los problemas sanitarios que hasta hace unos años se presentaban en las parcelas de cultivo, tenían su origen en la fase de producción de plantas en los viveros, comerciales o privados. La normativa que se ha ido publicando regulando los centros de producción de material vegetal, ha supuesto un avance muy importante en la sanidad de los cultivos hortícolas al ofrecer a los horticultores un material vegetal con unos niveles sanitarios muy elevados, retrasando la aparición de muchas plagas en las parcelas de cultivo y presentando el material plantado unas características fisiológicas adecuadas que les hace menos vulnerables a la presencia de muchas plagas.

 

 

Mejora en el diseño, mantenimiento y conservación de las infraestructuras y del propio cultivo

Las mejoras no sólo de los materiales de cubierta empleados en la protección de cultivos sino de las propias estructuras de protección, mejor diseñadas para que los cultivos se encuentren en mejores condiciones, han reducido notablemente la problemática fitosanitaria, impidiendo por un lado la dispersión de numerosos fitoparásitos de unas parcelas a otras y evitando que las condiciones interiores, siendo farorables al cultivo, no lo sean o lo sean menos a muchas de sus plagas.

La vigilancia y el mantenimiento de las instalaciones de riego y la aplicación correcta de fertilizantes, han conseguido igualmente disminuir los problemas ocasionados por hongos de suelo y evitar un deficiente crecimiento vegetativo de las plantas. Una limpieza permanente dentro y fuera de la parcela de restos de plantas o de frutos; una disposición más adecuada de las plantas y un correcto sistema de sujeción; un manejo adecuado de los restos de plantas del cultivo anterior; son medidas que han contribuido notablemente a mejorar las condiciones de cultivo y a facilitar y hacer más efectivos la aplicación de los diferentes sistemas de lucha utilizados.

 

 

Mejora en la manipulación y en el proceso de comercialización

Indudablemente, la mejora de las instalaciones donde se seleccionan, procesan y envasan los productos hortícolas, así como las condiciones de almacenamiento en cámaras, a la temperatura y humedad adecuada hasta su expedición, han sido los factores que han influido para que las pérdidas de producción y de calidad de muchas de nuestras hortalizas a lo largo de estos procesos sean mínimas. Igualmente, la rapidez de la distribución y el mantenimiento de la cadena de frío hasta la llegada de los productos a los puntos de ventas, han reducido o eliminado mucho de los riegos de alteraciones de los productos consecuencia de la presencia de patógenos.

Pero en muchas ocasiones, este rápido e intenso intercambio comercial entre las diferentes zonas productoras, también ha sido causa de introducción de nuevas plagas, al no tomarse las precauciones o la vigilancia necesaria.

 

 

Los medios de lucha y su utilización

La horticultura, al contar con una problemática sanitaria amplia e intensa, ha contado en todo momento con una disposición del sector industrial favorable y dispuesto a invertir en la puesta a punto de nuevos y diferentes medios de lucha, al poder recuperar con garantías estas inversiones en un corto espacio de tiempo.

Ya hemos comentado anteriormente la contribución de la genética y también a las mejoras que han supuesto muchos los avances tecnológicos introducidos en nuestra horticultura en la lucha contra las plagas.

La lucha química ha sido y seguirá siendo por el momento la base del control de la amplia problemática fitosanitaria en estos cultivos. A la eficacia y selectividad que el sector de agroquímicos ha ido buscando en las nuevas moléculas puestas a disposición de los horticultores, se ha ido buscando productos menos tóxicos, tanto para el aplicador como para el consumidor, con una degradación más rápida e inocua; con unos efectos negativos sobre el medio ambiente mínimos; y cada vez mostrando una mayor compatibilidad con los otros medios de lucha que puedan utilizarse. Pero la lucha química no habría avanzado si no hubiese estado acompañado por una mejora de los medios para su aplicación. Los sistemas y maquinaria de aplicación de los productos fitosanitarios, han ido mejorando para dar una cobertura y protección a la planta, reducir los costes, minimizar los riesgos de contaminación y hacer la lucha química más segura.

El control biológico, natural o a través de introducciones de parásitos y depredadores, que compaginándolos con un correcto manejo del cultivo y de las instalaciones y con un selectivo y adecuado uso de los otros medios de lucha, ha demostrado su importancia en el control de la problemática fitosanitaria en una horticultura moderna y ha contribuido a una utilización más razonable de los otros medios de lucha.

Un tercer pilar, que en muchos casos ya no sólo se limita a su utilización como medio indirecto de lucha sino como una herramienta muy eficaz para el control directo de muchos de los problemas producidos por las plagas en la horticultura, son los llamados medios biotécnicos, entre los que se encuentran los atrayentes sexuales, los alimenticios y los que basan sus capturas por la atracción que ejercen sobre las plagas por un determinado color, atrayentes que necesitan de soportes adecuados para que sean más eficaces y puedan utilizarse por un periodo más cada vez más amplio sin necesidad de cambiarse.

Si los medios de lucha se han mejorado y perfeccionado, también lo ha hecho el criterio de intervención.

Hasta no hace mucho, la problemática fitosanitaria se centraba en combatir plaga por plaga, Se decidían las intervenciones, buscando únicamente la efectividad y no las posibles consecuencias secundarias de los controles efectuados. Se establecían criterios de intervención prefijados como eran los calendarios de tratamientos, hubiese o no plaga e independientemente de la intensidad del ataque. Era normal la realización de mezclas de diferentes materias activas para hacer más rentable cada aplicación. Se decidía la intervención apoyándose en la mera detección del problema por su presencia y no por haber sobrepasado un determinado umbral. No se miraban ni se analizaban las consecuencias de la aplicación de un determinado medio de lucha.

Hoy día, no se aplican afortunadamente ninguno de estos criterios para mantener la sanidad de los cultivos hortícolas en niveles que hagan rentable los cultivos.

El horticultor moderno, es consciente de que debe evitar los posibles riesgos de introducción de plagas; sabe que debe vigilar el cultivo y la presencia de los diferentes problemas sanitarios; sabe que el mejor medio de control es la utilización de todos los medios disponibles, por lo que debe sopesar los posibles efectos de la utilización de uno frente a otros; debe mantener e incorporar los sistemas de aplicación más efectivos y seguros.

Nuestros horticultores en definitiva, saben que hay que cumplir la legislación establecida en la Ley de Sanidad Vegetal y en la normativa especifica relacionada con esta materia.

 

 

¿Cómo se presenta entonces el futuro de la Sanidad en nuestra horticultura?

La verdad que nada fácil. Los riesgos de introducción de nuevas plagas van a seguir existiendo y produciéndose. La legislación cada día va a ser más estricta en materia de seguridad, tanto para el agricultor como para el consumidor y para el medio ambiente. Para la industria, será más difícil encontrar moléculas que siendo efectivas cumplas con los requisitos legales para su autorización. Las condiciones de Registros de productos, serán cada vez más restrictivas.

¿Cómo podremos mantener la sanidad de nuestros cultivos en niveles aceptables? Yo diría que basándonos en el asesoramiento técnico especializado y en la profesionalización de nuestros horticultores.

Pero también es necesario que se dé a nuestra horticultura un margen de confianza. Nadie puede estar en contra de establecer normas que se dictan para conseguir un máximo de seguridad para los trabajadores, seguridad alimentaria y medio ambiental. Pero no podemos prohibir medios de lucha pensando que alguien pueda no cumplir las normas de utilización y se puedan producir consecuentemente situaciones de riesgos. Se deben autorizar y establecer simultáneamente los controles necesarios y eficaces para comprobar que se están cumpliendo con las normas del juego que se establezcan.

A pesar de todos los problemas con los que se puede enfrentar nuestro sector hortícola, soy optimista en su futuro. Espero y deseo que la sociedad reconozca el esfuerzo que nuestros horticultores están llevando a cabo para controlar los problemas sanitarios de acuerdo con las normas legales establecidas, pero además con el convencimiento de que están contribuyendo a cubrir las necesidades de la sociedad pero respetando nuestro medio ambiente y ofreciendo plenas garantías de seguridad alimentaria.

Comprar Revista Phytoma 204 - DICIEMBRE 2008