INTRODUCCIÓN

El mildiu del tomate, cuyo agente causal es Phytophthora infestans, es una enfermedad paradigmática en la Patología Vegetal del planeta.

Y lo es, no tanto por el tomate como por la patata, donde ha causado pérdidas a las que se sucedieron hambrunas, afortunadamente ya históricas.

Sin embargo, pese a los genes de resistencia introducidos en la patata ?en tomate los genes de resistencia introducidos son irrelevantes en el control de la micosis?, pese a los fungicidas que han sido recomendados y pese a los programas informáticos basados en la modelización de las epidemias, el mildiu sigue siendo una de las micosis más grave de la patata en todo el mundo, y en menor medida lo es en el tomate.

Una de las limitaciones mayores de la eficacia de algunos tipos de fungicidas se sustenta en la capacidad del hongo para generar resistencias a las materias activas.

En Almería el mildiu del tomate no se comporta anualmente como una epidemia, admitiendo la acepción clásica del término en Patología Vegetal. Sin embargo, dependiendo de las condiciones climáticas, algunos años puede mostrar una presencia que podría considerarse como generalizada. Lo cual no es un impedimento para que anualmente haya una expresión localizada de la enfermedad, que parece estar en función de ciertos tipos de invernaderos y de su situación topográfica. En uno u otro caso, la micosis responde a las condiciones ambientales (temperatura y humedad) que los tratados de enfermedades le asigna, siendo los meses de diciembre hasta febrero donde el riesgo es máximo.

El trabajo que se presenta corresponde, esencialmente, al estudio de un grupo de invernaderos situado en las proximidades del Cabo de Gata (término de Nijar, pedanía de Pujaire), que durante la campaña 2005-2006, presentó una grave presencia de mildiu, hasta el punto de que no se obtuvo cosecha (Fotos 1, 2, 3, 4 y 5). Y todo ello pese a los tratamientos con Fosetil-Al, Metalaxil, Mancoceb y Sulfato tribásico de cobre, secuenciados hasta dos veces por semana. Conocida es la ineficacia de los fitosanitarios para el control del mildiu, cuando las condiciones ambientales son favorables para que se desarrolle la epidemia. Sin embargo, cabía preguntarse si a fuer de tratar no se hubiesen generado cepas resistentes. Como contraste y complemento se estudió el comportamiento de cepas de Phytophthora infestans aisladas de patatales de Túnez cedidas por el Dr. Allagi (INRAT. TÚNEZ) y otras cedidas por Dª Juana Páez del servicio de Protección de los Vegetales de Sevilla.

 

 

Materiales y métodos

 

Aislados estudiados

Los aislados obtenidos de patata fueron: PiT1, PiT2, PiT3, PiT5, PiT6 (Túnez); 582, 583 y US-8 (Sevilla).

Los de tomate se codificaron: H-246, H-185, H228 (Sevilla); Alb-10, Pim1, Pim2, Pim4 (Granada) y Puj 3a, Puj 3c (Almería). El lector comprobará que no todas las cepas de P. infestans fueron ensayadas con todos los fungicidas. La razón de esta parcialidad no es otra que la dificultad inherente al hongo para manejarlo en cultivos agarizados.

Pese a ello, creemos que los resultados presentan interés para los técnicos que deban manejar esta micosis.

 

Fungicidas y dosis ensayados

Se resumen en el Cuadro 1. Los fungicidas se seleccionaron en función de los usados en la mencionada explotación de Pujaire (Almería) y por ser, además, los más generalizados en Almería para el control del mildiu del tomate. Las dosis ensayadas se seleccionaron a partir de las recomendadas por los fabricantes: dosis mínima, media y máxima, adicionando una dosis doble de la máxima, con objeto de confirmar la resistencia de alguna cepa.

 

Medios de cultivo utilizados y procedimiento de ensayo

Se utilizó medio V8 esterilizado en autoclave (20 min; 120oC). El número de repeticiones por cada cepa y dosis de fungicida ensayado fue de 5 (1 placa = 1 repetición). Se midió cada 48 h dos diámetros perpendiculares de la colonia crecida a partir de un disco de siembra de 1 cm de diámetro. Las medidas finalizaron cuando el micelio del hongo de los testigos alcanzó el borde de la placa. Las incubaciones se hicieron en estufa microbiológica a 19 ± 1oC y oscuridad.

Los fungicidas ensayados fueron, antes de utilizarlos, disueltos en agua previamente esterilizada y destilada.

 

Valoración de la resistencia

Existen numerosas propuestas bibliográficas para valorar la resistencia "in vitro" de los hongos a los fungicidas. Por ser el más rápido para un trabajo de detección de resistencias se ha utilizado el recomendado por el FRAC (Fungicide Resistance Action Committee, 2002). El cálculo se hace a partir del crecimiento relativo (CR) expresado por:

 

DMCF: diámetro medio de la cepa crecida en V8 con una concentración determinada de fungicida.

DMCT: diámetro medio de la cepa crecida en V8.

Las categorías seleccionadas a partir de CR fueron:

 

Sensible: CR <40% en cada una de las concentraciones del fungicida a estudiar.

Sensible intermedio: CR > 40% en la mitad de las concentraciones del fungicida a estudiar.

Resistente: CR ?40% en las tres primeras concentraciones del fungicida a estudiar y para la última concentración <40%.

El parámetro CR es aceptado como válido por numerosos autores, aunque entre ellos difieren en la forma de calcularlo. En este sencillo trabajo se utilizará como se ha indicado.

En aquellos casos en los que no hubo crecimiento se evaluó, también, el efecto fungicida y el fungistático. Se entiende que en el primer caso el tóxico produjo la muerte del hongo y en el segundo el poder fungicida sólo inhibió el crecimiento.

Para tal fin, cuando finalizaba el tiempo de incubación en las placas de Petri con la concentración de fungicida ensayados, se tomaron las pastillas de siembra y se incubaron en medio V8 sin fungicida.

 

 

Resultados

 

Comportamiento frente a Fosetil-Al

Los resultados se resumen en el Cuadro 2. El 86,36% de las cepas estudiadas resultaron ser sensibles a todas las dosis ensayadas de Fosetil-Al, exceptuando dos que se mostraron resistentes y una con sensibilidad intermedia. Hay que destacar que los aislados de Almería y Granada todos fueron marcadamente sensibles. Merece reseñarse que la cepa aislada de patata (PiT-3), que presentó sensibilidad intermedia presentó un claro homotalismo. Obsérvese, que ninguna de las dosis ensayadas consiguió inhibir totalmente el crecimiento del hongo, algunos casos llegó a des arrollarse un 50% con respecto al testigo.

En los ensayos que se presentan a continuación se evaluaron menos cepas, debido a la dificultad para mantener P. infestans "in vitro".

 

Comportamiento frente al Metalaxil

En el Cuadro 3, se presentan los resultados correspondientes a los crecimientos "in vitro" relativos frente al testigo.

De nuevo, pese que la aplicación de los criterios adoptados sólo permite separar como resistentes a dos aislados de patata (PiT1 y PiT2), el fungicida no ha sido capaz de inhibir el crecimiento miceliar mas que en dos aislados, uno a partir de la concentración intermedia (PiT3) y otro a partir de la máxima (H-426).

Maldonado et al. (2002), utilizaron una concentración de 100 ppm de metalaxil para ordenar las cepas de Phytophthora infestans en sensibles y resistentes, evaluando el crecimiento miceliar "in vitro". En sus resultados mostraron que el 42, 85% se correspondían con fenotipos sensibles, con un crecimiento relativo que variaba entre el 0 y el 20% (15 cepas). El 42,85% de fenotipos con sensibilidad intermedia, con un crecimiento relativo entre el 40 y el 100% (15 cepas) y el 14,2% se agruparon como fenotipo resistente, con un crecimiento relativo entre 100 y 160% (5 aislados). Riveros et al (2002) (c.f. RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, 2007) estudiaron 254 aislados de P. infestans obtenidos de cultivos de papa de México. La ordenación de cepas sensibles y resistentes se obtuvo ensayando 10 mg·l-1 de metalaxil.

Los resultados mostraron que no se detectó ningún aislado sensible, bien es cierto que la dosis ensayada era mucho menor que las utilizadas en este trabajo.

Finalmente, por no agotar las numerosas referencias, Lozoya et al (2006) estudiaron la resistencia al metalaxil utilizando 100, 10, 1 y 0 ?g·ml-1. Todas las cepas fueron comparables en su crecimiento al testigo cuando se ensayó 1 ?g·ml-1. Sin embargo, al tomar el criterio de Matuszak et al (1994) sobre que una cepa es resistente cuando el crecimiento relativo con respecto al testigo es un 40% o más, encontraron cepas que agruparon como resistentes.

 

Comportamiento frente al mancoceb

Esta sal doble de manganeso y zinc del ácido carbámico se utiliza como fungicida de contacto preventivo.

Los resultados de los crecimientos relativos frente al testigo se resumen en el Cuadro 4.

Los datos son bien elocuentes: todas las cepas son sensibles y la inhibición del crecimiento es completa.

La evaluación del poder fungicida y la capacidad fungistática, evidenció que el tóxico era mortal ya que el hongo no creció al sembrar los disco de siembra incubados con el fungicida en V8 sin fungicida.

 

Comportamiento frente al sulfato tribásico de cobre

Los resultados se han resumido en el Cuadro 5. La evaluación del poder fungistático o fungicida del producto mostró que las cepas pim1 y pim2 pudieron crecer posteriormente, mientras que las 8 restantes no lo hicieron. Cabría preguntarse ante este resultado si no representarían las dos cepas un inicio de resistencia, antes que poner en tela de juicio la reconocida toxicidad del cobre para este hongo.

Es evidente, que los productos fungicidas ensayados tienen un valor inhibitorio unos y mortal otros frente a Phytophthora infestans, al menos "in vitro" y su uso debería haber controlado la epidemia. Sin embargo no prestaron el auxilio suficiente para haber evitado la eliminación del cultivo. La reflexión sobre el uso es necesaria, máxime cuando se tiene en cuenta los datos presentados por Coscollá Ramón (2004): "Cuando un plaguicida se aplica en un cultivo no todo alcanza la planta a proteger o es retenido por la misma". Es posible, continua Coscollá Ramón, que en un tratamiento insecticida solo un 1-5% del producto aplicado sea realmente efectivo; en un tratamiento fungicida el aprovechamiento es mayor ya que puede ser todo el recubrimiento vegetal (60-70%) del producto aplicado)(sic.).

 

BIBLIOGRAFÍA

COSCOLLA RAMÓN R. 2004. Introducción a la Protección Integrada. Ed: PHYTOMA-España S.L. Valencia. 356 pp.

LOZOYA H., GUZMÁN L., FERNÁNDEZ S., GRUNWALD N. and MCELHINNY E. 2006. Phytophthora infestans (Mont.) de Bary. I. Host-pathogen specificity and Resistance components. Agrociencia, 40: 205-271 p.p.

MALDONADO L.Y., DELGADO M.C., GARCÍA C. 2002. Estudio de la estructura genética de las poblaciones de Phytophthora infestans en las regiones productoras de papa en Colombia. In: XXIII Congreso de la Asociación Colombiana de Fitopatología (ASCOLFI). Bogotá. Colombia, 3-6 julio. p78.

MATUSZAK JM, FERNÁNDEZ-ELQUEZABAL J, GU W-K, VILLARREAL- GONZÁLEZ M. & FRY WE., 1994. Sensitivity of Phytophthora infestans populations to metalaxyl in Mexico: Distribution and dinamics. Plant Dis. 78:911-916 p.p.

RODRÍGUEZ GONZÁLEZ M.A. 2007. Caracterización de aislados de Phytophthora infestans procedentes de invernaderos de la costa de Almería, Granada y Túnez y estudio de su resistencia "in vitro" a los fungicidas específicos para ficomicetos. Proyecto Fin de Carrera. ITA Hortofruticultura y Jardinería. Universidad de Almería, 128 pp.

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