El patrimonio paisajístico, marca de identidad de numerosas ciudades de la costa mediterránea, se basa en una familia vegetal dominante, las palmeras y sobre todo la Phoenix canariensis. Sobre estas palmeras pende una amenaza de desaparición brutal por causa del picudo rojo de las palmeras, Rhynchophorus ferrugineus. Este insecto, introducido y dispersado en España a partir de palmeras importadas, es capaz de matar una P. canariensis de varios metros de altura en menos de un año. Para impedir la extensión de esta plaga, hay que instaurar de forma rápida una estrategia de control integrado cuya base reposa sobre la detección de las palmeras infestadas, desde la observación de los primeros síntomas visibles, y su tratamiento inmediato. La medida actualmente preconizada en España, en caso de detección de una palmera infestada, es su destrucción. Esta medida desalienta rápidamente a los municipios y a los particulares en la continuación del trabajo de vigilancia frecuente y prolongada de sus palmeras, para el cual son irremplazables, y que es indispensable para detectar a tiempo las palmeras infestadas. El saneamiento mecánico de P. canariensis en lugar de su destrucción, constituye una alternativa capaz de movilizar a los propietarios de las palmeras, de salvar un patrimonio de gran valor y de impedir la dispersión de la plaga. El principio de una operación de saneamiento es extremadamente simple: se basa sobre el hecho de que la infestación sólo afecta durante varios meses a las palmas y únicamente a una parte de estas. La eliminación mecánica de las partes infestadas permite destruir el insecto en todas sus formas, sin tocar la yema terminal ni el estípite, lo que permite a la palmera recuperarse en unos meses.

 

INTRODUCCIÓN

En Europa, han sido destruidas alrededor de 50.000 palmeras en menos de tres años, en el marco de una política de control del picudo rojo de las palmeras (Rhynchophorus ferrugineus). Esta política, basada en la destrucción de las palmeras infestadas, no ha ralentizado en absoluto

la dispersión de la plaga, que al contrario se agrava de año en año. En España, con más de 36.000 palmeras apeadas ya, la situación es tal que los plazos para la eliminación de una palmera (operación asumida hasta ahora por empresas dependientes de Sanidad Vegetal) pueden alargarse a meses quedando estas palmeras como focos explosivos y creando una situación incontrolable.

¿Existe una alternativa para evitar la destrucción sistemática de las palmeras infestadas? ¿Se puede sanear una palmera infestada en lugar de destruirla?

 

 

Reaccionar con urgencia para evitar la extensión

Las medidas básicas que se deben tomar para controlar el picudo rojo son (o deberían ser ya) bastantes

conocidas:

- Interrumpir inmediatamente la introducción y la dispersión de palmeras con riesgo de contener la plaga.

- Emprender una campaña intensa de información para localizar las palmeras de riesgo e iniciar su inspección frecuente.

- Actuar rápidamente para evitar la dispersión local de la plaga a partir de palmeras infestadas.

La rapidez de la reacción es un factor clave para controlar esta plaga como lo es para cualquier nueva especie nociva que haya sido introducida.

Esto es aún más cierto para el picudo rojo de las palmeras a causa de la dispersión masiva e incontrolada de palmeras infestadas llevada a cabo entre 2000 y 2005.

 

Una dispersión de carácter exponencial pero muy localizada

La dispersión natural del picudo rojo se realiza de forma progresiva. Tiene lugar, esencialmente, en forma de mancha de extensión lenta al inicio.

En una zona dada, la mayoría de las hembras de picudos adultos (Foto 1), son ellas las que causan las nuevas infestaciones, no abandonará las palmeras infestadas hasta que estas, ya demasiado degradadas, no ofrecezcan las condiciones alimentarias y ecológicas adecuadas para la realización de un nuevo ciclo reproductivo. Todas las hembras presentes invadirán entonces brutalmente las palmeras situadas a proximidad. Mientras tanto, una pequeña parte de las hembras habrá preparado ya el terreno infestando esas palmeras. De forma ocasional, o si ya no existe ninguna palmera en proximidad, algunas hembras podrán emprender desplazamientos más importantes que, en el mejor de los casos, no excederán de algunos kilómetros. Nonos cansaremos de repetir que la explosiónde la dispersión del picudo sobre toda lacosta mediterránea europea no es el resultadode su propia capacidad invasiva sinode la dispersión masiva de palmeras infestadas (Foto 2).

 

El control es posible si se actúa rápidamente

A condición de actuar rápidamente, estas circunstanciashacen perfectamente realista el control yla erradicación de esta plaga, contrariamente a loque ha sido repetido con demasiada frecuenciapara tentar de justificar la inacción de las autoridadesimplicadas. Con otros colaboradores, sobrevarias zonas situadas en medio de focos muyvirulentos de infestación, hemos demostrado queera posible salvar todas las palmeras aún pocoafectadas y evitar la infestación de todas las restantes.

Estos resultados han convencido a numerosos municipios de diversos países a aplicar a escala de todo su territorio la estrategia de control integrada propuesta.

Pero, para evitar la extensión de la infestación, hay que intervenir rápidamente, vigilar las palmeras y tratarlas desde la aparición de los primeros síntomas y, antes incluso, de forma preventiva y esto para todas las palmeras situadas en un foco de infestación.

Veremos más adelante porqué hablamos de tratar las palmeras y no de destruirlas. Especialmente, hay que evitar a toda costa dejar sin tratamiento palmeras infestadas durante un tiempo tan largo que lleguen al grado de degradación indicado más arriba, aquel en el que toda la población de hembras adultas va a escaparse para infestar nuevas palmeras.

Esto es, desgraciadamente, lo que ha ocurrido en numerosas ciudades de la costa europea incluida la española. Una palmera muy infestada (Foto 3) puede liberar rápidamente centenares de hembras capaces de infestar masivamente un gran número de palmeras. Un ciclo de infestación muy potente, con carácter exponencial, se pone entonces en marcha. Será aún posible bloquearlo, pero se va a necesitar la movilización de importantes medios y además, la destrucción tan costosa de todas las palmeras irrecuperables. Un patrimonio de gran valor va a encontrarse irremediablemente perdido (Foto 4).

 

Actuar a tiempo para salvar las palmeras infestadas

Una palmera muy infestada deviene en efecto irrecuperable pues, a diferencia de la mayoría de los otros insectos plagas de palmeras, el picudo es una especie mortal siendo además un asesino rápido si no se efectúa ningún tratamiento curativo.

Como veremos más adelante, se puede efectivamente curar las palmeras infestadas detectadas a tiempo. Por el contrario, en ausencia de intervención, el picudo puede matar en menos de un año una palmera adulta, incluso si mide varios metros de altura. Esto es particularmente cierto para Phoenix canariensis que no opone apenas resistencia a su ataque.

 

Adoptar medidas reglamentarias de urgencia

Para hacer frente a esta situación de urgencia era necesario adoptar medidas reglamentarias de urgencia.

Sin embargo, ha habido que esperar al 25 de mayo de 2007, o sea, cuando la situación era ya explosiva en la mayoría de países mediterráneos, para que la Comisión Europea decretara, que la introducción y la propagación del picudo rojo de las palmeras eran prohibidas en la Unión Europea. Además, la decisión de esta Comisión deja a cada estado la tarea de dictar las medidas reglamentarias para erradicar la plaga. Así, países como Francia, a día de hoy no han adoptado ninguna reglamentación legalmente válida para el control de esta plaga.

Actualmente, España que sí había adoptado medidas legales (orden de 18/11/96 modificada por la orden de 28/02/2000, decretos de las distintas Autonomías afectadas) que preveían medidas de control a la importación y al movimiento de las palmeras, no ha adaptado su reglamentación anterior a la decisión de la Comisión Europea. Esto crea un vacío legal que no permite emprender realmente una política de erradicación del picudo rojo.

 

 

La destrucción obligatoria y sistemática de las palmeras infestadas es contra productiva

En los países europeos donde se han adoptado reglamentaciones de control de la plaga, como en España, los servicios de Sanidad Vegetal han impuesto la destrucción sistemática de las palmeras infestadas (Foto 5). Contrariamente a lo que afirman o dejan entender numerosos servicios de sanidad vegetal, incluidos el francés y el español, esta medida no es una exigencia de la decisión del 25 de mayo de 2007 de la Comisión Europea ni una medida automática que se desprendería de la directiva 29/2000 o de las reglamentaciones nacionales de cada país europeo para evitar la introducción y expansión de los organismos nocivos.

Además, la experiencia prueba que la obligación de destruir sistemáticamente las palmeras infestadas y, aún peor, las dudosas, es completamente contra productiva.

En efecto, el control del picudo rojo reposa sobre dos acciones esenciales:

- Poner fin al movimiento de palmeras de riesgo.

- Detectar las palmeras infestadas desde la aparición de los primeros síntomas para evitar, gracias a un tratamiento de saneamiento adecuado, toda nueva dispersión de la plaga.

 

Necesidad de la colaboración de los propietarios

La puesta en marcha de esta última actividad necesita de la realización de inspecciones tan frecuentes como sea posible de todas las palmeras localizadas en una zona donde se haya señalado la presencia de picudo rojo (palmeras claramente infestadas o capturas en las trampas) a fin de detectar los especimenes con los primeros síntomas de ataque, tarea que requiere una inspección más minuciosa. Como una palmera infestada puede durante un largo periodo no manifestar ningún síntoma de la presencia de la plaga y parecer perfectamente sana, este esfuerzo de vigilancia se debe mantener durante varios meses.

Visto el número y la dispersión de los focos existentes, a los cuales hay que añadir los que queden por descubrir, los servicios de protección vegetal, incluso subcontratando esta actividad están en la incapacidad absoluta de realizar este trabajo que necesitaría medios colosales. Es indispensable pues, para realizar esta actividad absolutamente prioritaria, obtener la colaboración de un número tan elevado como sea posible de propietarios de palmeras, municipios o particulares, así como de los viveristas y de los encargados del mantenimiento de estas palmeras. Además, en España como en otros países, son estos actores los que, en la inmensa mayoría de casos, han señalado la presencia de palmeras infestadas.

 

La destrucción sistemática desalienta la colaboración

Cuando un propietario detecta una palmera infestada, ¿qué se le propone? Se le informa que su palmera debe ser destruida. Puede aceptar esta medida para una de sus palmeras, pero, en la mayoría de los casos, va a descubrir en los días, semanas o meses siguientes que muchas de sus otras palmeras están también infestadas. Esta situación es la consecuencia de la introducción masiva en Europa de un gran número de palmeras infestadas cuya consecuencia es una dispersión considerable de la plaga, amplificada por el retraso de en la puesta en marcha de una estrategia de control integrado.

Frente a esta situación, el propietario va rápidamente a desalentarse y no va a ver ningún interés en señalar las nuevas detecciones.

Además, en numerosos países o regiones, los Servicios de Protección Vegetal no han previsto ningún presupuesto para costear la destrucción de las palmeras infestadas, cargo que reviene en consecuencia totalmente al propietario, excepto si, como en determinados casos, es el municipio quien acepta asumir todo o una parte del coste. Hay que decir que este gasto puede sobrepasar los 1.000 por palmera. Imponiendo una medida tan perjudicial para los propietarios de palmeras, los Servicios de Protección Vegetal se han privado rápidamente de su indispensable colaboración con los propietarios para la detección precoz de las palmeras infestadas, cuestión de absoluta necesidad como hemos indicado anteriormente.

Esto ha tenido una consecuencia dramática.

Las palmeras infestadas no son ya señaladas ni consecuentemente eliminadas y se han transformado en focos extremamente virulentos de dispersión de la plaga (Foto 6). Lo que ha conducido a la situación tan desastrosa a la cual se han encontrado brutalmente confrontadas numerosas ciudades en Italia y en España y es lo que se está produciendo en Francia.

 

 

Sanear las palmeras para evitar la dispersión de la plaga

La obligación de destrucción automática debería ser reemplazada por:

- la incitación al control frecuente y prolongado durante varios meses.

- la obligación de tratamiento y de saneamiento desde la detección.

 

El saneamiento de las P. dactylifera infestadas

El saneamiento de palmeras infestadas no es una técnica nueva para la especie Phoenix dactylifera, viene siendo aplicada desde hace mucho tiempo en numerosos oasis y no supone en general una dificultad mayor. Está asociada al hecho de que la infestación en esta especie, cuando la virulencia de los focos no ha devenido demasiado elevada, arranca generalmente a partir de los hijuelos (Foto 7).

La infestación puede ser detectada de forma habitual a tiempo por la simple observación de los hijuelos (observación visual del follaje y/o arranque fácil de las hojas del corazón). La simple eliminación de los hijuelos permite sanear las palmeras en muchos casos. Si las larvas de picudo sólo han comenzado a atacar el pie madre, una limpieza de la zona infestada permite en general salvar la palmera y eliminar completamente todas las formas de picudo y, consecuentemente, todo nuevo riesgo de dispersión.

 

Modalidad de infestación sobre P. canariensis y primeros síntomas visibles

El principio del saneamiento sobre Phoenix canariensis es muy similar y también bastante simple.

Reposa sobre el hecho de que en esta especie la primera infestación, en la gran mayoría de los casos, tiene lugar a nivel de la parte basal de las palmas de la corona interna y media. Las hembras se deslizan lo más bajo posible entre esas hojas (Foto 8) y realizan una pequeña cavidad donde ponen sus huevos. Las larvas al emerger van a alimentarse, crecer y perforar galerías en las nervaduras centrales de las hojas.

Tras numerosas mudas, se dirigirán hacia la superficie de la hoja donde formarán un capullo con una apertura hacia el exterior para permitir la salida del adulto (Foto 9).

Por regla general, durante el primer ciclo de infestación las larvas no alcanzarán la yema terminal.

Durante el segundo ciclo, las hembras van a utilizar generalmente las aperturas y galerías realizadas por las larvas para poner sus huevos. Esta nueva generación de larvas se desarrollará y desplazará descendiendo más en profundidad en las hojas, acercándose así a la yema terminal y al estípite, pudiendo eventualmente alcanzar la yema (poniendo así fin a la vida de la palmera) si la infestación ha sido masiva. Pero se constata a menudo que las larvas de segundo ciclo tienen tendencia a colonizar las bases de las palmas más externas, pero siempre de la corona media, en lugar de las de las hojas del centro: colonización con tendencia centrífuga al inicio. Es bastante raro que las larvas del primer y segundo ciclo emigren hacia la base de las palmas del pincel central y puedan llegar así a la yema terminal. Esto puede explicarse: una migración hacia esa zona las alejaría demasiado de las bases de las hojas de la corona media donde deben acudir para efectuar su metamorfosis y establecer contacto con el exterior para la emergencia de adulto.

Por otro lado, aunque las larvas no suelen desplazarse hacia la base de las hojas del pincel central, sí que lo atraviesan a menudo, lo que explica la presencia de agujeros, cortes en línea o de necrosis en los foliolos de estas jóvenes hojas y también el secado o caída brutal de esas hojas. Los tres primeros síntomas, muy característicos de la presencia del picudo aunque no sistemáticos, no son visibles hasta que las hojas se han alargado suficientemente (Foto 10).

 

Detección de los síntomas

Para la detección precoz de esos síntomas antes de esperar a que las hojas se hayan alargado de forma suficiente y sean visibles desde el suelo, así como para la detección igualmente precoz de otros síntomas o pruebas (hojas desplomadas, fibra masticada, agujeros, galerías, capullos, o, más difícilmente, adultos), es necesario acceder a lo alto de la palmera. A fin de evitar la utilización costosa y a menudo complicada si no imposible de una grúa con cesta, preconizamos la apertura de un pasillo vertical de 30 a 40 cm. De ancho realizado en el follaje, cortando una quincena de palmas hasta acceder a las hojas del pincel central (Foto 11). Una vez realizado este pasillo, la observación y el tratamiento regular podrán realizarse fácilmente y a menor precio, con la ayuda de una simple escalera si la palmera no es demasiado alta, o con un dispositivo llamado bicicleta. Disponer de una ventana así con vistas a las hojas del pincel central y a las bases de las hojas de la corona media constituye un interés considerable para el control del picudo sin afectar a penas a la estética de la palmera y en ningún caso a su salud.

 

Yema terminal alejada de las primeras zonas de infestación

Este esquema de infestación y las particulares características de las hojas de las palmeras canarias explican la protección provisional de la que gozan la yema terminal y el estípite de esta palmera en caso de infestación. El hecho de que las hembras no realicen puesta generalmente ni en la base de las palmas exteriores ni sobre el estípite constituye un primer elemento esencial. En particular, contrariamente a un concepto corrientemente emitido, las larvas, en su progresión en una palmera canaria, no se dirigen directamente hacia la yema terminal. Aún más, las bases de las palmas de la corona media (las de las más internas aún en crecimiento), dianas de las hembras para su puesta, presentan una parte interna no visible muy voluminosa. Esta zona de la hoja asegura una alimentación abundante para las larvas sin que tengan la necesidad de avanzar hacia abajo, alejándose de la parte externa de las palmas donde deberán construir su capullo y finalizar su ciclo. En definitiva, yema terminal y estipe se encuentran bastante alejados de la parte visible de las hojas atacadas y, en consecuencia, de la zona en la que se desarrollan en general los dos primeros ciclos de infestación (Foto 12).

 

Fisionomía de la palmera infestada en un estado avanzado

La modalidad de infestación precedentemente descrita conduce a una fisonomía clásica (Fotos 13 y 14).

Una palmera de canarias infestada en un estado ya avanzado presenta las siguientes características:

- hojas centrales bien todavía en buen estado, verdes y en ocasiones con algunas palmas acostadas y una cierta inclinación, resultante de la pérdida de sustento por las palmas de la corona media, o bien completamente tumbadas como consecuencia de la actividad inicial de las larvas a nivel del punto de infestación.

- todas las hojas de la corona media caídas sobre las palmas de la corona externa: las larvas tanto por su alimentación como por su metamorfosis al estado adulto invaden preferentemente la base de esas hojas que terminan por doblarse por su propio peso.

- todas las hojas de la corona externa aún verdes y en buen estado. Las palmas más externas no son en general atacadas.

Incluso en este estado, la palmera puede, en general, ser salvada.

De hecho, ni la yema terminal ni el estipe habrán sido alcanzados por las larvas. Solamente las palmas y, en un estadio menos avanzado de infestación que el precedentemente descrito, con una parte importante de su base aún intacta, habrán sufrido los daños causados por las larvas. Recordemos que las palmas no son sino hojas y, por lo tanto en una primera fase, el ataque del picudo sobre Phoenix canariensis se reduce al del follaje e incluso más precisamente, sólo a una parte de este. Este punto es verdaderamente esencial.

 

Simplicidad e interés considerable del saneamiento mecánico

Hemos explicado ya que la infestación afecta inicialmente sólo a las palmas durante varios meses.

Este aspecto permite primero explicar porqué y cómo salvar una palmera infestada es posible e incluso relativamente fácil de realizar. ¡Basta con eliminar las hojas infestadas! (Fotos 15 y 16).

Esta operación, a nuestro conocimiento, fue realizada por primera vez en la Finca de la Concepción de Marbella a instancias de su administrador Francisco Montero (Fotos 17 y 18). Consiste simplemente en un deshojado que puede, además, ser muy parcial y que no va a significar más que un ligero estrés y muy provisional en la palmera.

El saneamiento permite salvaguardar y, a un coste muy reducido, un patrimonio a menudo extremadamente preciado.

En segundo lugar, el saneamiento de la palmera por eliminación de las palmas infestadas presenta otro interés considerable: permite destruir todas las formas de picudo presentes en el follaje y así reducir a cero el riesgo de dispersión del picudo por las palmeras saneadas.

Por último, proponer salvar las palmeras, señaladas por sus propietarios como infestadas, en lugar de destruirlas, presenta la enorme ventaja de suscitar su colaboración para la detección precoz de especimenes infestados y su tratamiento, actividad que recordamos es completamente esencial para evitar la dispersión de la plaga.

Los propietarios de palmeras, municipios, particulares o profesionales, saben entonces que les interesa vigilar o hacer vigilar de cerca sus palmeras (e incluso las de vecinos negligentes) y señalar cualquier síntoma anormal, esta vez no para que sus palmeras sean destruidas sino para evitar su pérdida (o ser infestadas por las de los vecinos negligentes).

Muchos municipios y particulares dispuestos a importantes esfuerzos para salvar sus palmeras, han cesado de interesarse en ello cuando han descubierto que los servicios de protección vegetal sólo intervenían para destruirlas.

Quedarán siempre propietarios ausentes o indiferentes.

La administración debería prever medios para substituirlos en la detección. Se podría incluso imaginar dictar medidas obligatorias para conducirles a ser más vigilantes.

 

 

Conclusión

La sustitución de la destrucción automática por el saneamiento constituye un cambio radical que permite la puesta en marcha eficaz de una estrategia de control integrado del picudo rojo de las palmeras.

Esta estrategia reposa sobre un conjunto de medidas descritas ya en otros artículos y en curso de perfeccionamiento como consecuencia de los trabajos de investigación conducidos por varios equipos. Sin embargo, la aplicación de estaestrategia no conseguirá el control eficazde esta plaga a menos que:

1) sea aplicada en todos los lugares y por todos durante tiempo suficiente (2-3 años).

2) se ponga en marcha una colaboración y una concertación de todos los actores implicados, de forma sistemática.

3) se descentralice la organización de las actividades a nivel de los municipios, pues a ellos pertenece una gran parte del patrimonio y tienen mayor facilidad de movilización de los propietarios de palmeras y de todos los actores implicados. Disponen igualmente de un útil precioso: el catastro que les permite poner en marcha un SIG.

4) se abandone el proceso que consiste en confundir erradicación de la plaga con erradicación de las palmeras. Este es ya el caso de Italia y del sur de España.

5) se emprenda un intenso esfuerzo repetido y prolongado de sensibilización, información y de formación.

6) se actualice la información sobre la situación de control en el ámbito de cada municipio de forma permanente y accesible a todos los actores implicados: pág. web, SIG de localización de las palmeras infestadas, tratadas y eliminadas así como las capturas en las trampas, sistema de alerta para intensificar la vigilancia e inspección o repetir los tratamientos.

7) se pongan en marcha sin demora los métodos de control ya existentes o nuevos, validados por la experiencia a nivel local o internacional.

Para ilustrar este último punto sobre la insuficiencia de intercambios, daremos dos ejemplos.

Mientras que Italia autorizaba el empleo de 13 materias activas en marzo de 2008, en Francia no se renovó a partir de enero de 2008 el empleo de uno de los dos únicos insecticidas que estaban autorizados; hubo que esperar (¡perder!) siete meses para que este insecticida fuera de nuevo autorizado; en España a fines de este año, sólo estará autorizada una materia activa para el control del picudo en medio urbano. El empleo de la técnica de la endoterapia, muy importante en medio urbano y que lleva siendo utilizada desde hace más de 20 años contra diversas plagas y enfermedades de las palmeras, en concreto la palmera de aceite, no está autorizada en Francia mientras que sí lo es en Italia y en España.

Si no nos concedemos durante dos o tres años todos los medios disponibles para controlar esta plaga, el preciado patrimonio de palmeras de nuestras ciudades está abocado a desaparecer de forma brutal, lo que va a representar un coste directo e indirecto considerable a nivel de numerosos municipios de la costa mediterránea.

Comprar Revista Phytoma 204 - DICIEMBRE 2008