Sección: Estrategias de gestión de plagas para una horticultura innovadora y competitiva
Abstract: El control biológico de plagas se ha utilizado desde hace más de 3.000 años: primero con los depredadores, y después con parasitoides (pequeñas avispas o moscas) y patógenos (hongos, bacterias y virus). Hoy en día están disponibles para su comercialización más de 250 especies de enemigos naturales para controlar una amplia gama de plagas, enfermedades y malas hierbas. El control biológico es más barato, ecológicamente más seguro y mucho más beneficioso para la salud de los trabajdores y los consumidores que el control químico de plagas. Además, en contraste con los plaguicidas químicos, es sostenible. Éstos, y otros hechos (ver Figura 1), nos llevan a la pregunta: si es tan bueno, ¿por qué no se usa a mayor escala? Esta pregunta puede tener su explicación, en parte, debido a ciertos factores históricos: después de 60 años de abundante uso, la mayoría de los elementos que intervienen en el campo del control de plagas son plaguicidas adictivos. Además, muchos cultivos están basados en los plaguicidas, así, puesto que están seleccionados para una producción máxima bajo un manto de tratamientos fitosanitarios, ha dado como resultado una pérdida de la resistencia o efectividad a enfermedades y plagas. Estos problemas ahora están reconocidos internacionalmente, y la Comisión Europea ha decidido intentar cambiar la tendencia del uso de plaguicidas quimicos pesados a través de la Directiva de Uso Sostenible y ha tratado de normalizar la Gestión Integrada de Plagas (GIP). Comprar Revista Phytoma 262 - OCTUBRE 2014