Con las "Coplas por la muerte de su padre" (S. XV) despedía Jorge Manrique a su padre fallecido. Una bella forma de perpetuar su recuerdo que es la única manera de fallecer pero no de morir. Como amigos que somos del Profesor Antonio Bello Peréz, desearíamos avivar su figura y dar a la luz un texto escrito por él y que pidió, a uno de nosotros, que fuese publicado después de su muerte. Su valía científica fue comentada con motivo de su jubilación y parece oportuno que Antonio nos descubra su componente vital más íntima, donde combina su gran sensibilidad con su carácter comprometido por defender lo que amaba. Y amaba tanto a su tierra y su espiritualidad era tan marcada que acudió a Guatemala, en una primera ocasión propiciada por su trabajo como consultor de las Naciones Unidas, y su anhelo fue visitar la tumba del Hermano Pedro, chasnero como él, a cuya canonización acudió en un segundo viaje privado. El modelo que fue su vida no debería morir con el olvido. Descanse en Paz.