Durante cientos de años, los viticultores han logrado transmitir de generación en generación lo mejor del arte de cultivar la uva y crear buenos vinos. Este largo camino no ha estado ausente de pequeñas revoluciones como la introducción de nuevas prácticas de cultivo y de almacenamiento del vino, el descubrimiento de las levaduras o de los procesos físicos, químicos y biológicos que intervienen en la elaboración y conservación del vino, que han permitido que la vinificación comenzase a cobrar una visión científica acerca de sus procesos.

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