Muchos de los que nos dedicamos a la extravagante tarea de la salud de las plantas nos sentimos agraviados por la falta de reconocimiento social a la valiosa aportación que esta actividad ha conferido al progreso de la Humanidad, la última de las cuales ha sido el descubrimiento de Montagu y Shell, cuando estudiando la bacteria patógena de vegetales, Agrobacterium tumefaciens, hallaron un procedimiento que ha revolucionado la biología, consiguiendo introducir el DNA de un procariota en un eucariota, técnica de valor incalculable para la civilización.