Durante las últimas décadas hemos notado que cuanto mejor es el perfil toxicológico de los herbicidas autorizados, mayor es el recelo o rechazo frente a su empleo por determinados sectores de la población a los que poco importa el control de las malas hierbas. Por definición, las malezas o malas hierbas son plantas indeseables cuando interfieren negativamente con el desarrollo esperado de los cultivos o dificultan la visibilidad en redes viarias o de servicios. Los agricultores conocen bien que si dejan que las malezas se desarrollen sin control, se resiente la producción y la eficiencia de su trabajo.