Las estadísticas de FAO indican que la agricultura actual está alimentando a una población tres veces superior a la que no sufría hambre hace 50 años, y lo está consiguiendo con unos precios para los alimentos que pueden considerarse razonables. Pero al mismo tiempo, y mientras que la irrupción de teléfonos inteligentes, vehículos y maquinaria con las tecnologías más modernas no encuentra obstáculos, las autoridades europeas siguen frenando o limitando en la Unión Europea el uso controlado de fitosanitarios y variedades modificadas genéticamente (MG) para los que se han definido condiciones de empleo para su uso seguro.