Hace algunos años, Alonso Rodríguez Navarro escribió en El País un artículo sobre el fracaso de la investigación española en el que presentaba algunos datos esclarecedores (Rodriguez Navarro, 2013). En aquella fecha, España ocupaba la novena posición en el mundo por producción científica y el CSIC ocupaba esa misma posición en el Global Ranking de instituciones de investigación. Dentro del ámbito específico de la investigación agraria, estadísticas recientes muestran que el CSIC lidera claramente las instituciones dedicadas a esta actividad (Playan, comunicación personal). Durante el periodo 2010-2013 la media de publicaciones del CSIC fue de 2,96 artículos/investigador/año mientras que los investigadores del Agricultural Research Service del USDA  y los del INRA francés publicaban una media de 1,73 y 1,31 artículos/investigador/ año, respectivamente. Aunque estos datos pueden llevar a algunos a proclamar el éxito de la investigación española, lo cierto es que el número de publicaciones, por si solo, no mide nada que a la sociedad interese. Así, mientras que el Massachusetts Institute of Technology (MIT) está 37 puestos por detrás del CSIC en producción científica y ocupa el número 46 en el Global Ranking de instituciones (el CSIC ocupa el puesto 9), el MIT tiene una media de un premio Nobel en ciencias cada 2,2 años, mientras que el CSIC no ha conseguido aún ningún Nobel (Rodriguez Navarro, 2013).