El Instituto Químico de Sarrià (IQS) acogió el pasado 25 y 26 de octubre una nueva edición de las Jornadas de Productos Fitosanitarios, una referencia anual para el intercambio de conocimiento en Sanidad Vegetal con el objetivo de "contribuir al desarrollo de una agricultura moderna, rentable y respetuosa con el medio ambiente". En su 38 edición, las jornadas del IQS pivotaron en torno a dos ejes esenciales: la repercusión del cambio climático en la Sanidad Vegetal y los riesgos para la agricultura sostenible; temas que fueron objeto de un intenso debate en el que apareció, de manera intermitente, la preocupación por la percepción de los fitosanitarios en el consumidor final.

Esta inquietud colectiva se puso de manifiesto ya desde la ponencia inaugural, en la que Adonay Obando, presidente de AEPLA, compartió la impresión de que el sector está perdiendo la batalla de la imagen ante la opinión pública, porque "no hemos sabido explicar a la sociedad la importancia de las soluciones fitosanitarias para la alimentación". Un recurso que, recordó, resultará esencial para nuevos desafíos como la adaptación de los cultivos al cambio climático.

El comportamiento de los vectores en los últimos años ofrece evidencias en ese sentido, según explicó Alberto Fereres (CSIC) en la ponencia previa al debate "Repercusión del Cambio Climático en la Sanidad Vegetal". Más de 600 plagas ya han desplazado su hábitat varios kilómetros hacia el norte mientras el aumento de la fuerza de los vientos anticipa mayores distancias de migración de los hemípteros. Para Emili Montesinos, de la Universitat de Girona, el cambio térmico puede establecer nuevas latitudes límite para los cultivos actuales y conducir, necesariamente, a un cambio del mapa de cosechas.