La mancha marrón de los cítricos es una enfermedad importante producida por el hongo Alternaria alternata (Fr.) Keissl. pv tangerine, que induce lesiones necróticas en frutos y hojas jóvenes (Figura 1a), defoliación y caída de frutos en las variedades susceptibles llegando a disminuir notablemente la producción (Akimitsu y col., 2003). Desde que se observó inicialmente en Australia en 1903 en el mandarino ?Emperor?, la enfermedad se ha detectado progresivamente en la mayoría de las regiones productoras de cítricos del mundo, incluida España (Vicent y col., 2000). Esta circunstancia ha provocado
que los productores reemplacen variedades susceptibles como ?Fortune?, ?Nova? y ´Murcott´ por otras resistentes a la enfermedad (Navarro y col., 2015). Actualmente, el control de la enfermedad en campo se basa en la aplicación sistemática de fungicidas; dependiendo de las condiciones climáticas de la zona de producción, es necesario realizar hasta 10-12 tratamientos durante la campaña para evitar pérdidas importantes de producción y producir frutos de calidad para el consumo en fresco (Vicent y col., 2007). Sin embargo, a pesar del elevado número de tratamientos que se realizan, la reducción de los daños ocasionados por el hongo no es siempre satisfactoria por lo que la resistencia genética es la mejor opción para el control de la enfermedad. En este contexto es imprescindible el desarrollo de métodos rápidos que permitan evaluar la resistencia de las variedades ya existentes así como las nuevas variedades obtenidas de los programas de mejora genética de cítricos.

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