El salón de actos de la Escuela Politécnica Superior de Huesca acogió a principios de mayo una jornada sobre malas hierbas emergentes en el cultivo del maíz organizada por la SEMh, con el apoyo y participación de la Cátedra Adama. Los 150 asistentes -estudiantes, investigadores y profesionales del sector agrario- pudieron conocer la última actualidad en la lucha contra malas hierbas adventicias como teosinte, Sorghum halepense o Amaranthus palmeri de la mano de algunos de los principales expertos de España.

La jornada fue inaugurada por el director de la Escuela Politécnica Superior de Huesca, Javier García Ramos, y por el responsable del Centro de Sanidad y Certificación Vegetal del Gobierno de Aragón, Emilio Betrán. Este último destacó que el aumento de los rendimientos en el cultivo del maíz de los últimos años ha venido acompañado de mayores problemas fitosanitarios. “Cada vez tenemos más problemas a nivel administrativo en el control de malas hierbas emergentes. Ninguna mala hierba está catalogada como invasora y eso nos lleva a tener problemas a la hora de abordar su erradicación”, afirmó.


Entre ellas el teosinte, un ancestro del maíz cuya semejanza con este en estado de plántula hace que, en algunos casos, su detección se produzca de manera tardía, comprometiendo la rentabilidad de la cosecha. “Una sola planta de teosinte en campo de maíz puede producir más de 1.800 semillas”, aseguró Gabriel Pardo, investigador de la Unidad de Sanidad Vegetal del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria del Gobierno de Aragón. Pardo advirtió que 20 plantas adultas de teosinte por metro cuadrado o 16 toneladas por hectárea de biomasa seca implican la total pérdida de la cosecha, destacando además que en cultivos distintos al maíz sí existen herbicidas anti gramíneas que controlan perfectamente el teosinte.