Las consecuencias del cambio climático en el medio ambiente y la salud de las personas han obligado a un replanteamiento del modelo de producción agrícola. El endurecimiento de la legislación comunitaria en el uso de sustancias químicas ha ido acompañado de una reducción paulatina de las herramientas a disposición de los agricultores en la lucha contra plagas y enfermedades. En este contexto, surge la experiencia de compañías como Seipasa que, desde su fundación hace veinte años, ha apostado por el registro de soluciones biopesticidas a nivel global que, además, están plenamente alineadas con la sostenibilidad, el respeto al medio ambiente y la salud de las personas. Estas alternativas aparecen como un elemento clave para proveer a la agricultura de herramientas eficaces ante la progresiva eliminación de fitosanitarios de síntesis.

El cambio climático es un fenómeno ampliamente estudiado por su repercusión en el futuro social, medioambiental y económico del planeta. El análisis de sus consecuencias cuenta con una amplia base documental en forma de estudios e investigaciones que están íntimamente ligadas al sector productivo agrícola desde un prisma que puede ser resumido en dos dimensiones. Por una parte, el uso abusivo de abonos y fertilizantes químicos que la agricultura ha realizado durante décadas ha contribuido al empeoramiento de la calidad de los suelos y la contaminación del aire y los acuíferos, entre otros factores (Nicolopoulou-Stamati y col, 2016). La producción agrícola tiene una parte de responsabilidad en los efectos del cambio climático que llegan de forma más visible hasta nuestros días. No obstante, analizado desde esa segunda dimensión del prisma que proponíamos, es evidente que la agricultura ha sido duramente golpeada por esas mismas consecuencias del cambio climático en la forma de aumento en la presión de plagas y enfermedades, aparición de nuevas resistencias y reducción notable de la producción, además del endurecimiento de las sequías y la alteración de los ciclos hídricos. En este sentido, investigaciones recientes inciden en el impacto del cambio climático sobre la agricultura desde un punto de vista del rendimiento de los cultivos y la respuesta que podrían dar los mercados ante estas posibles fluctuaciones.

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