El aumento de la temperatura en aproximadamente 2ºC de media, el rápido aumento en la concentración de CO2 y el aumento de la sequía y episodios de clima extremo puede tener consecuencias impredecibles sobre las plagas y enfermedades de los cultivos. Los hemípteros, vectores de aproximadamente el 70% de los patógenos de plantas transmitidos por insectos, son muy susceptibles a cambios de temperatura ya que generalmente tienen un ciclo biológico muy corto y requieren de una gran capacidad para dispersarse, reproducirse y adaptarse a nuevos hábitats. Desde 1960 se ha producido un desplazamiento de más de seiscientas plagas y enfermedades hacia los polos a una media de 2,7 km/año; en el caso de los hemípteros, ese desplazamiento ha resultado ser mucho mayor (13,7 km/año).

Los insectos vectores de patógenos de plantas se engloban en 7 de los 32 órdenes de insectos conocidos. Pero sin lugar a dudas, el grupo de los hemípteros engloba la mayoría de los insectos vectores de patógenos de plantas, ya que transmiten aproximadamente el 80% de todos los virus transmitidos por insectos (Fereres y Raccah, 2015). Los hemípteros son muy sensibles a cambios de temperatura ya que generalmente tienen un ciclo de vida muy corto y suelen ser r-estrategias -una gran capacidad para dispersarse, alta capacidad reproductiva y muy bien adaptados para explotar nuevos hábitats-. Sin duda, los principales grupos de insectos vectores de virus tales como los pulgones, moscas blancas, cicadélidos y trips son muy sensibles a cambios de temperatura, viento y precipitación (Hulle y col., 2010).

Pero no solo los hemípteros transmiten muchos virus de plantas sino que también transmiten bacterias y fitoplasmas que causan enfermedades emergentes que han dado mucho que hablar en los últimos años. Este es el caso de Liberibacter asiaticus, que causa el ‘greening’ o Huanglongbing (HLB) transmitido por psilas, o las enfermedades causadas por Xylella fastidiosa, transmitida por otro tipo de hemípteros, las cigarrillas. Un incremento en la temperatura media invernal incrementa la tasa de crecimiento poblacional de muchos de estos insectos, expandiendo sus poblaciones a nuevas áreas y adelantando sus vuelos migratorios en primavera. Las previsiones indican que ante el nuevo escenario de cambio climático, los vuelos primaverales de pulgones se adelantaran una media de ocho días en los próximos cincuenta años (Harrington y col. 2007). Todo ello irá previsiblemente acompañado de una mayor incidencia de virus transmitidos por pulgones, como es el caso de los potyvirus y los luteovirus, muchos de ellos causantes de enfermedades graves en varios cultivos como el tomate, el melón, la patata y los cereales.

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