La avispilla del castaño (Dryocosmus kuriphilus) ha sido detectada por primera vez en el Valle del Tiétar, en la provincia de Ávila, según confirmó la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León. Mientras, Galicia intensifica la lucha biológica contra este himenóptero procedente de China que se ha convertido en una de las plagas más peligrosas para los castaños europeos por su rápida expansión, con la suelta de unos 790.000 individuos de Torymus sinensis, que parasita las puestas del insecto.

Todos los particulares que cuenten con castaños en esta zona, y en especial a los que hayan realizado plantaciones recientes, deben revisar el estado fitosanitario de los mismos para la detección precoz de la avispilla del castaño. Si se localizan las agallas que denotan su presencia, los árboles afectados deben ser arrancados y quemados. El mejor síntoma de identificación de esta plaga es el desarrollo de agallas de 1-3 centímetros de diámetro, verdes o rosas, sobre ramitas jóvenes, brotes y hojas, que se produce al comenzar a brotar las plantas en primavera.

La Dirección General del Medio Natural de Castilla y León, para prevenir la expansión de la avispilla del castaño en la Comunidad, ha insistido en la necesidad de conocer el origen de la planta antes de su adquisición, evitando aquellas que provengan de zonas donde ya se conozca la existencia de esta plaga, ya que el riesgo de que venga infectada y no se advierta su presencia es máximo. También recomienda la vigilancia intensiva en las nuevas plantaciones, verificando regularmente que no se forman agallas, y la eliminación inmediata de los pies afectados con presencia de agallas, mediante el arranque y quema de los mismos, antes de la emergencia de los adultos desde las agallas, hecho que se produce al final de la primavera.

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