La producción de mango en España, particularmente en regiones como Andalucía, se ha consolidado en los últimos años como una actividad agrícola significativa gracias al clima subtropical que ofrece condiciones ideales para su cultivo. Sin embargo, uno de los principales retos que enfrentan los agricultores es la malformación del mango, una condición que impacta negativamente tanto en la calidad como el rendimiento de las cosechas. Este artículo aborda esta problemática para entender su origen, sus implicaciones económicas y las estrategias para mitigarla.

El mango es un cultivo originario del sur de Asia, y es uno de los frutos subtropicales más cultivados y comercializados en el mundo. La provincia de Málaga, y en particular la comarca de la Axarquía, es el mayor centro de producción de mango en Europa, junto con otras regiones de Andalucía, como Granada. Este éxito está respaldado por las condiciones agroclimáticas favorables, como temperaturas cálidas, suelos bien drenados y una altitud adecuada. Sin embargo, el cultivo de mango en la Axarquía malagueña se enfrenta a serias limitaciones debido a las restricciones de agua para riego, así como por la presencia de plagas y enfermedades. Entre las enfermedades más comunes que afectan al mango, se encuentran la necrosis apical del mango, causada por la bacteria Pseudomonas syringae, la antracnosis, causada por el hongo Colletotrichum gloeosporioides, el oídio causado, por Oidium mangiferae, y la pudrición del cuello provocada por Phytophthora. Sin embargo, la enfermedad denominada “malformación del mango” ha ido ganando relevancia en los últimos años, hasta convertirse en la actualidad en un problema que empieza a limitar seriamente la producción de mango.

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