El cambio climático afectará directa o indirectamente a los patógenos y sus respectivas enfermedades en las plantas cultivadas. Incrementar el conocimiento de cómo pueden afectar estos cambios a la interacción entre la planta y el patógeno es básico para el desarrollo de estrategias para mitigar el impacto de estas alteraciones climáticas. En este contexto, la utilización de modelos de riesgo de enfermedades para realizar simulaciones de este impacto en los patosistemas es una herramienta muy importante.

La evolución de las perturbaciones que experimentará el clima como consecuencia de la actividad humana tendrá un impacto muy importante en diferentes aspectos de la sanidad vegetal. Para conocer la evolución de estos cambios en el clima se han elaborado los llamados escenarios de emisiones. Estos escenarios son definidos por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) como una representación plausible de la evolución futura de la emisión de sustancias que podrían ser radiactivamente activas (gases con efecto invernadero y otros) basados en factores demográficos, socioeconómicos, tecnológicos y energía. En el quinto informe del IPCC se presentan cuatro escenarios, denominados Sendas Representativas de Concentración (RCP), que representan diferentes escenarios de emisiones y corresponden a RCP2.6, RCP4.5, RCP6.0 y RCP8.5. A partir de estos escenarios, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), utilizando diferentes modelos climáticos, ha realizado las proyecciones climáticas regionalizadas para diferentes parámetros como la temperatura, la lluvia o el viento.

El desarrollo de enfermedades en las plantas está directamente relacionado con la interacción entre el patógeno, el hospedador y el ambiente. Las modificaciones climáticas afectarán estas interacciones directa o indirectamente. Conocer cómo pueden modificarse estas interacciones permitirá el desarrollo de programas de manejo de las enfermedades adaptados a este nuevo escenario, mitigando las pérdidas de producción y calidad alimentaria. Los cambios climáticos más importantes afectarán a la concentración de CO2, temperaturas y disponibilidad de agua, entre otros. Estos cambios pueden tener un efecto positivo, negativo o neutro en el desarrollo de las enfermedades.

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