El Servicio de Sanidad Vegetal, TRAGSA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias trabajan para importar de Sudáfrica nuevos parasitoides y reforzar el control biológico del cotonet Delottococcus aberiae, la plaga de cítricos más problemática en los últimos cinco años. La estrategia también incluye las sueltas de cuatro millones de individuos del depredador Cryptolaemus montrouzieri este verano.

Vicente Dalmau, jefe del Servicio de Sanidad Vegetal, participó en el Phytoma Meets  Cítricos: problemas locales, amenazas globales para repasar las actuaciones que se están llevando a cabo contra D. aberiae y presentar la estrategia de este año, centrada en la lucha biotécnica y en las liberaciones de depredadores y parasitoides.

En estos momentos, un técnico de Sanidad Vegetal se encuentra en Sudáfrica con tres objetivos. En primer lugar, traer nuevos individuos de Anagyrus aberiae, parasitoide ya introducido en España y que empezó a liberarse en 2020, para aumentar la variabilidad genética y mejorar las características biológicas de las crías que se están llevando a cabo en los insectarios de la Conselleria de Agricultura.

En segundo lugar, colectar parasitoides de la especie Allotropa delottococci, que ya fue identificada en 2018 por investigadores del Instituto Agroforestal Mediterráneo de la Universitat Politècnica de València. El pasado otoño, el ministerio autorizó su importación para complementar el papel de A. aberiae, ya que mientras este tiene una clara preferencia por el estadio de hembra adulto, A. delottococci parasita sobre todo el segundo y tercer estadio inmaduro del pseudocóccido.

En tercer lugar, se están realizando prospecciones y colectas en campo en Sudáfrica para identificar cualquier otra especie de enemigo natural del cotonet. En su estancia, de dos meses y medio, el técnico de Sanidad Vegetal ha visitado seis localizaciones distintas dentro de la provincia citrícola de Limpopo, en el norte del país, y ha muestreado pupas de Delottococcus aberiae para identificar esos posibles parasitoides.

La estrategia de control biológico comenzó en 2020 con las primeras sueltas experimentales de Anagyrus aberiae. Desde entonces, se han realizado 423 liberaciones de la avispilla en 253 puntos situados en 98 municipios de 19 comarcas. Bajo la dirección científica del IVIA, se está realizando la producción en masa del parasitoide y cada semana se realizan sueltas en zonas afectadas por la plaga. En más del 40% de las parcelas de liberación se ha recuperado el parasitoide, y al menos en dos de los puntos, los individuos recuperados en 2021 procedían de sueltas realizadas el año anterior.

El control biológico se complementa con las sueltas de adultos del depredador autóctono Cryptolaemus montrouzieri, que puede llegar a controlar poblaciones de D. aberiae, pero en verano, una vez ya ha producido los daños. Sin embargo, aunque “llegue tarde”, como admite Dalmau, sirve para rebajar las poblaciones de cara a las siguientes campañas. Por este motivo, en agosto de 2021 la Conselleria declaró de emergencia el suministro de 1.950.000 adultos de C. montrouzieri y este año se ha previsto otro contrato con la empresa Koppert para la adquisición de cuatro millones de individuos.

Junto al control biológico, la otra pata que sostiene la estrategia contra D. aberiae es el control biotécnico, con el trampeo masivo mediante feromonas sexuales y piretrinas naturales. Para subvencionar su compra, la Generalitat Valenciana financia la mitad del coste en todos los municipios afectados por la plaga: por cada trampa adquirida por los agricultores en el mercado, entrega otra. Este año, con el periodo todavía abierto, se han repartido 2.200.000 dispositivos, que pueden cubrir una superficie de 10.000 ha.

Además, Sanidad Vegetal recomienda algunas técnicas o prácticas culturales que ayudan al control de la plaga, como efectuar labores que faciliten la aireación de la copa de los árboles, como la poda, para facilitar el correcto mojado del interior del árbol y favorecer la mortalidad de las ninfas de primer estadio; tras la recolección, eliminar los frutos dañados que puedan servir de reservorio de la plaga, tanto de la copa como del suelo; utilizar estrategias para la exclusión de hormigas, como barreras físicas, bandas o pinturas pegajosas; y aplicar medidas higiénicas entre parcelas que eviten la dispersión de la plaga a nuevas zonas. La unidad de entomología del IVIA ha realizado ensayos de laboratorio que han confirmado una mortalidad total de todas las formas de D. aberiae mediante un tratamiento de inmersión en agua caliente (50ºC) durante al menos dos minutos; o mediante la inmersión en aceite de parafina 83% a una concentración mínima del 2%.