El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha ampliado el registro por uso secundario de numerosas materias activas para el control de trips en los principales cultivos afectados por Scirtothrips aurantii y S. dorsalis. Se trata de formulados ya registrados, pero no para estas especies, y con esta decisión ofrece un abanico más variado de fitosanitarios disponibles para minimizar uno de los factores más críticos en la gestión de esta plaga: la aparición de resistencias a insecticidas.
La ampliación de uso abarca numerosos formulados: en cítricos, incluye flonicamida, milbemectina, acetamiprid y ciantraniliprol; en uva de mesa, acetamiprid y flupiradifurona; y en caqui, granado y aguacate, aceite de naranja, aceite de parafina, Beauveria bassiana y piretrinas. Además, las comunidades autónomas con presencia de Scirtothrips spp. han solicitado al ministerio la concesión de autorizaciones excepcionales para poder utilizar sulfoxaflor y spinosad.
Muchas de estas materias activas han sido testadas por el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, en ensayos de laboratorio y semicampo, dentro del proyecto que ha impulsado junto al Servicio de Sanidad Vegetal para tratar de frenar la irrupción de S. aurantii en la Comunidad Valenciana, que en menos de un año ya afecta a más de trescientos municipios de 25 comarcas, y está causando daños en plantaciones de cítricos, granado, caqui, uva de mesa y aguacate.
El IVIA organizó en febrero una jornada para presentar al sector los primeros resultados de estos trabajos, y que ya se han plasmado en recomendaciones de control químico a los productores, y en un estudio para determinar qué especies vegetales son más seguras en el diseño de cubiertas vegetales en las parcelas de cítricos. Una información muy relevante para el manejo de esta plaga tan polífaga, ya que en la citricultura mediterránea el papel de este tipo de infraestructuras ecológicas es fundamental para optimizar el control biológico por conservación. Los investigadores también han podido constatar que el uso de trampas amarillas es el método de muestreo y monitorización más eficaz para detectar la presencia de esta plaga y vigilar la evolución de sus poblaciones.
A corto plazo, y para tratar de limitar los daños en los cultivos, la estrategia se centra en el uso de insecticidas, pero el IVIA también trabaja en el desarrollo del control biológico y el establecimiento de las mejores prácticas culturales (podas y fertilización equilibradas, medidas higiénicas, etc). “Si queremos tener cítricos, la estrategia de control químico no va a solucionar esta plaga; si miráis atrás, ocurre con todas las plagas que hemos tenido. El control biológico es nuestro fuerte, es lo que ha salvado nuestra citricultura”, aseguró Alberto Urbaneja, coordinador de la Unidad de Entomología del IVIA.
El IVIA trabaja en el desarrollo del control biológico y ya ha identificado enemigos naturales de Scirtothrips spp.
Por ahora, los investigadores han empezado la búsqueda y estudio de enemigos naturales, y ya se ha comprobado que las poblaciones de fitoseidos han aumentado en las parcelas, sobre todo el depredador Euseius stipulatus. También han aparecido ácaros generalistas y hongos entomopatógenos atacando S. aurantii de manera natural. Franklinothrips megalops, que hace cinco años fue identificado por el IVIA como depredador autóctono del trips de la orquídea (Chaetanaphothrips orchidii), también se alimenta de ninfas y adultos de la nueva plaga, y además han aumentado sus poblaciones en toda la Comunidad Valenciana a medida que se expandía C. orchidii. “Ya tenemos un abanico importante de enemigos naturales que el primer y segundo año no podrán gestionar la plaga por ellos mismos, pero a base de respetarlos, hemos de ir incentivando su eficacia”, adelanta Urbaneja. El IVIA está haciendo ensayos con especies de Franklinothrips comerciales, como F. vespimorfis y F. megalops.
Una de las razones por las que el uso de fitosanitarios puede ser contraproducente en el control de trips es por la facilidad de estas especies a desarrollar resistencias a los insecticidas. Un ejemplo de manual es el caso de Frankliniella occidentalis y el uso de spinosad en la Región de Murcia y Almería, donde hace veinte años proliferaron poblaciones altamente resistentes a esta materia activa. Una crisis que, en gran medida, contribuyó a la implantación del control biológico. Lo recordó Pablo Bielza, catedrático de la Universidad Politécnica de Cartagena, que participó en la jornada organizada por el IVIA.
Allí desgranó las cinco claves para el manejo de resistencias en el control de S. aurantii: cuidar de los productos más eficaces no abusando de uso; utilizar coadyuvantes (azúcares, aceites…) en mezcla con los insecticidas, por las características hidrófugas de los trips, que pueden repeler los líquidos; que los insecticidas utilizados sean compatibles con las soluciones biológicas, como hongos entomopatógenos y depredadores comerciales, y respetuosos con la fauna auxiliar; integrar el control químico en estrategias que combinen todas las opciones (control biológico, biotécnico, medidas culturales, etc); y efectuar “tratamientos de calidad”, con dosis adecuadas, uso de coadyuvantes, caldos bien mezclados y ajustados, y boquillas revisadas. Bielza también participará en la próxima edición de AgroMurcia, el 12 de marzo, para hablar de este tema crucial en la gestión de la plaga.