La progresiva retirada en la Unión Europea de materias activas eficaces hace que los productores tengan que afrontar un inicio de campaña de primavera complicado, donde el pulgón se ha vuelto resistente a las soluciones fitosanitarias autorizadas, según denuncia ASAJA-Almería. El Servicio de Sanidad Vegetal andaluz defiende el uso de insectos auxiliares frente a las principales plagas.

27.600 hectáreas de invernaderos de Almería son de producción convencional integrada, lo que permite a los agricultores combinar el control biológico con los tratamientos fitosanitarios. Sin embargo, en años con altas temperaturas en otoño y a finales del invierno, el desarrollo de algunas plagas no se puede contener solo con control biológico, asegura ASAJA-Almería, que solicita que se vuelvan a autorizar las materias activas necesarias, mientras se sigue trabajando en el desarrollo del control biológico, para no dejar a los agricultores “indefensos” ante los problemas fitosanitarios. “El desabastecimiento puede ser la tónica dominante si la Unión Europea no ofrece alternativas a los agricultores para combatir las plagas”, apunta Adoración Blanque, presidenta de ASAJA-Almería.

Además del fuerte incremento de costes esta campaña, la asociación agraria andaluza incide en la pérdida de producción por la elevada incidencia de plagas y enfermedades que están provocando el levantamiento de cultivos, lo que genera, en muchos casos, que los productores no puedan recuperar la alta inversión realizada en sus cultivos. ASAJA-Almería insta a las administraciones a que “se posicionen de lado del agricultor y eviten la prohibición de estas herramientas fitosanitarias mientras no existan alternativas que puedan proporcionar un control efectivo para todas las plagas y cultivos”.

El Servicio de Sanidad Vegetal autonómico, por su parte, señala que la resistencia que plagas como la araña roja (Tetranychus urticae) y el pulgón (Aphis gosypii, Myzus persicae) están generando a los productos fitosanitarios más usados, no ocurre con los insectos auxiliares, lo que lo convierten en una buena alternativa para controlar este tipo de plagas con la ayuda de plantas reservorio. “Con la subida de precio de la mayoría de insumos, se estima que el uso de auxiliares beneficiosos es la opción más rentable y económica para la lucha contra plagas y enfermedades”, aseguran en el portal de la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía.

Sanidad Vegetal recomienda la siembra de plantas reservorio en el interior de los cultivos, como mínimo un mes antes de la plantación del cultivo, ya que ofrecen un recurso alimenticio alternativo y refugios en las épocas adversas a la fauna beneficiosa. Dichas plantas, a diferencia de las sueltas inundativas, establecen un control preventivo y más económico al requerir menores dosis de introducción de enemigos naturales por superficie. Esto es de especial importancia en plagas como el pulgón, que se multiplica muy rápido y son difíciles de controlar cuando ya se dan focos importantes en el cultivo. El manejo de márgenes y setos en el exterior de los invernaderos también contribuye a la conservación de poblaciones de enemigos naturales en el paisaje agrícola. Uno de los sistemas más utilizado y extendido ha sido el de utilizar plantas de cereal, dentro del invernadero, infestadas con pulgón (Rophalosiphum padi o Sitobium avenae) como huésped del parasitoide Aphidius colemani, que es la especie más utilizada para el control de los pulgones más comunes y dañinos en hortícolas.

Sanidad Vegetal recuerda que el éxito del control biológico depende, además, de la adopción de ciertas medidas relativas a la estructura del invernadero. Las condiciones de aislamiento, como doble puerta y mallas con el espesor adecuado, impiden la entrada de insectos vectores de enfermedades.

Precisamente, las alternativas existentes a los fitosanitarios químicos para garantizar la protección de los cultivos y la viabilidad de la actividad agrícola es uno de los principales temas que abordará AgroMurcia, que se celebra la próxima semana en Cartagena.