Un estudio internacional con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado una tecnología que permite detectar desde el aire olivos infectados por la bacteria Xylella fastidiosa antes de que muestren síntomas perceptibles visualmente.

Mediante cámaras hiperespectrales y térmicas colocadas en aviones, los investigadores evaluaron más de 7.000 olivos durante dos años en una zona del sur de Italia afectada por la bacteria y obtuvieron una fiabilidad en el diagnóstico del 80%. Los resultados del estudio han sido publicados en la revista Nature Plants. “Desde que el árbol se infecta hasta que muestra síntomas visuales pueden pasar entre diez y doce meses. Durante este tiempo el árbol está aparentemente sano pero los insectos se alimentan de él y pueden propagar la bacteria a árboles sanos. Por eso, la detección temprana es esencial para su erradicación”, explica el investigador del CSIC Juan Antonio Navas, del Instituto de Agricultura Sostenible, en Córdoba.

Aunque un árbol parezca sano, desde que comienza la infección se producen cambios fisiológicos que originan una reducción de su tasa fotosintética y de su transpiración. Lo que se produce es un taponamiento de los vasos del xilema, la degradación de pigmentos fotosintéticos, como la clorofila, así como cambios en la concentración relativa de otros pigmentos como las xantofilas, carotenos y antocianinas. Además, se produce una reducción paulatina de la fluorescencia clorofílica que es potencialmente detectable mediante técnicas de teledetección hiperespectral”, añade el investigador Pablo Zarco-Tejada, del Joint Research Centre de la Comisión Europea. Este trabajo es una colaboración internacional entre investigadores de España, Italia, Reino Unido, Alemania y la Comisión Europea.

Los sensores hiperespectrales y térmicos instalados a bordo de aviones, tanto tripulados como no tripulados, detectan en cada árbol esos cambios fisiológicos, que después son interpretados mediante algoritmos de aprendizaje automático y modelos físicos. Esos indicadores permiten a los investigadores determinar, para cada árbol de la imagen, si está sano o enfermo, independientemente de que en el campo muestre síntomas visuales o no. “La adopción de este tipo de métodos ayudaría a monitorizar grandes zonas afectadas por Xylella fastidiosa, y especialmente zonas teóricamente no afectadas para detectar posibles árboles enfermos y adoptar así medidas de control de la enfermedad en sus primeros estadios, ya que una vez establecida es muy difícil controlarla. Además, el método es aplicable a otras enfermedades y a otros cultivos, como el almendro” añade Navas, que en el Encuentro Phytoma sobre el olivar, en noviembre de 2017, ya impartió una conferencia sobre la teledetección hiperespectral y térmica de alta resolución para la detección de Verticilosis y Xylella fastidiosa, presentando los primeros resultados de esta investigación.

Imagen: Obtenida con sensores hiperespectrales en una zona afectada por X. fastidiosa (Pablo Zarco-Tejada).